MUSICA
Hermano Juan Lennon, santo patrono del rocanrol
ASI ES, CAMARADAS, los milagros de san Juan Lennon (patrono de los músicos, pacifistas, anarquistas y demás soñadores) están a la vista de todos, como haber convertido al rocanrol en un lenguaje universal, sin perder ni su calidad ni su esencia, pues sus melodías, tanto como el miembro más brillante de la banda más famosa de la historia, los Beatles, como de solista, fue siempre un auténtico parteaguas cultural, representante de un mar de cambios en la música y la sociedad, y sus canciones se escuchan diariamente en millones de hogares y estaciones de radio, prácticamente en todo el mundo globalizado, con su mensaje de amor y paz, o de pasión por la vida, por lo cual es una ironía doblemente sarcástica que Lennon haya sido asesinado en esta época navideña, por sus visionarias y surrealistas ideas utópico-revolucionarias, plasmadas en el poderoso legado ideológico de sus letras, llenas de audacia, verdad e ingenio. Así pues, ¿por qué no canonizar a John Lennon (se habría negado, el muy hereje, autor de la rola God), cuya música curativa se escucha tanto en lujosos cruceros trasatlánticos como en peseros de la colonia Iztapalacra, a 25 años de la muerte del maestro, y 40 y tantos más de la beatlemanía?
AQUI VAN LAS noticias sobre el hermano Juan: en enero de este decadente 2005 salió a la venta el disco Acoustic, con algunas grabaciones nuevas (Real love) y versiones varias sobre las latitudes acústicas que tanto alimentó el maese. Por su parte, sus compas Ringo y Paul sacaron cada uno discos nuevos, por si les interesa a los beatlemaniacos sobrevivientes, aunque no son tan recomendables como el póstumo de George Harrison, el Brainwashed (2002). Y por si no había quedado claro el distanciamiento entre John y Paul, perfectamente expresado en la rola How do you sleep, el 3 de diciembre la BBC de Londres, por radio, divulgó una entrevista hecha en diciembre de 1970, ocho meses después de que la banda se disolviera, en la cual John se va con todo contra Paul, a quien acusa de querer apoderarse de los Beatles, como un vil cacique. "¿Qué clase de guía es éste, que te hace dar vueltas en círculos?", acusa, y revela también que su supuesta coautoría con sir Paul McCartney, en la mayoría de las canciones de la banda, terminó aproximadamente en 1962. Además arroja luz sobre el lado oscuro de sus giras, en las cuales, asegura, se daban la buena vida entre sus esposas, amantes, groupies, putas, alcohol y drogas, por lo que compara al grupo con una "Roma portátil". Además, y ya para acabar con su posible beatificación, reconoce su breve adicción a la heroína, ya expuesta en la canción Cold turkey, pero dice que lo orillaron sus compañeros, por discriminarlo a él y a su flamante esposa japonesa. Otra buena nueva sería que le negaron el derecho a fianza a su asesino, otra vez (como en 2000), por ser un patán de cuyo nombre no quiero acordarme, aunque quisiera poder demostrar que debió ser un chingado sicario de la ultraderecha gringa. Total, si salía de la cárcel, tenía una larga lista de amenazas de muerte en Internet...
Y POR AHI de octubre, su viuda sacó una antología de grandes éxitos del Lennon solista (que a partir del 5 de diciembre se puso a la venta legalmente en Internet), titulada Working class hero, pues eso fue, un héroe de la clase obrera, y éste uno de sus mejores himnos, y con ese mismo nombre, agrego, ya hubo un fallido homenaje de varias bandas patito (sólo figuraban los Red Hot como estrellas), lo cual me lleva a que, para desgracia del hermano Juan, otro funesto "tributo" se complota como parte de una campaña de Amnistía Internacional, y es que ahora sólo parece resaltar The Cure, con una versión de Love, pero también se anuncia la participación de Avril Lavigne, los Black Eyed Peas y otra bola de desconocidos. Y ya para acabar con las malas noticias, su primera esposa sacó un libro sobre su vida junto al cantautor, donde afirma que el Lennon era bien neurótico y a very jealous guy (muy celoso), y que al menos en una ocasión le recetó un buen puñetazo en la nariz. Por lo visto John no era un santo, pues, pero no se merecía los cinco plomazos que, tras gritar el nombre del ex Beatle, le descargó el méndigo Chapman, y el posterior traslado al hospital Roosevelt, al cual John llegó ya muerto, en aquel trágico 8 de diciembre de 1980, alrededor de las 20:50 horas, según los tres testigos del crimen, en el histórico edificio Dakota de la Calle 72, al oeste del Central Park, ciudad de Nueva York, el domicilio final de los Lennon, donde el más cuerdo y talentoso rocanrolero de todos los tiempos fue cruelmente abatido (cuando regresaba de grabar el séptimo y último disco de su carrera, Double fantasy) enfrente de su esposa, y apenas a unos pasos de la puerta de su casa, en la cual dormía tranquilamente su hijo Sean, hasta que fue despertado por el sonido (como de un trueno que aún no calla) de esos malditos disparos.
ASI ME DESPIDO, compas, recordando lo que dijo el camarada Bob Marley: "¿Por cuánto tiempo más asesinarán a nuestros profetas, mientras nosotros nos hacemos a un lado y sólo observamos?" O aquella del buen Bob Dylan, que reza: "¿Cuántas muertes más harán falta para que se den cuenta de que ya demasiados han muerto?" Millones, supongo, pero mejor imaginemos otro mundo, y que All you need is love para hacerlo real. Feliz Navidad, hermanos.