Contradice el reporte a Sarkozy que aseguró que fueron "mafias" organizadas
Los disturbios en Francia, "sin líderes ni programas": informe de inteligencia
El costo económico de los motines nocturnos alcanzó los 300 millones de dólares
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Imagen de archivo de una marcha en favor de la paz en Par� durante los d� de disturbios en noviembre pasado FOTO Ap
Foto: Ap
París, 7 de diciembre. Las tres semanas de amotinamientos nocturnos ocurridos en zonas suburbanas de Francia en octubre y noviembre fueron "una revuelta social sin dirigentes ni programas", una "insurrección no organizada", según un informe de los servicios de inteligencia franceses (Renseignements Généraux) difundido hoy.
El reporte contradice las afirmaciones del ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, quien afirmó en los días de la también llamada "crisis de los suburbios" que el movimiento estaba "perfectamente organizado", en alusión a la intervención de bandas delictivas y a la infuencia de líderes religiosos islamitas sobre los jóvenes que participaron en los disturbios.
Los amotinamientos ocurrieron a raíz de que el 28 de octubre dos jóvenes del suburbio parisiense de Clichy-sous-Bois murieron electrocutados en una subestación eléctrica, en un intento por eludir a la policía.
En declaraciones que la revista Le Point publicará en su edición del 8 de diciembre, Sarkozy subrayó que el odio proviene de las "mafias" que "se adueñan de territorios y allí gobiernan con puño de hierro".
El informe, que dio a conocer este miércoles el diario Le Parisien, libra de cualquier sospecha a clérigos islamitas, quienes "no desempeñaron ningún papel en el estallido de la violencia ni en su expansión".
"Francia se preocupa en primer lugar por el terrorismo de radicales islámicos y ha dejado de lado el complejo problema de los suburbios", señaló el reporte de la entidad gubernamental francesa.
En el documento se señaló además que las causas más importantes de la violencia son "la prcariedad material de los marginados sociales en sus barrios desfavorecidos. Los jóvenes se identificaron más con su precariedad social que con su origen".
"Aquellos que incendiaron autobuses, comercios y centros deportivos se sentían injustamente tratados por su sociedad y discriminados por su pobreza, el color de su piel y su nombre extranjero", agregaron los responsables de elaborar el informe.
De acuerdo con los servicios de inteligencia, el costo económico de los motines alcanzó un valor aproximado de 300 millones de dólares.
Tras la respuesta de las autoridades francesas a los disturbios, cientos de personas fueron detenidas y el gobierno advirtió que emprendería procesos de expulsión de los extranjeros involucrados.
Este miércoles, una comisión de jueces de un tribunal de Pontoise, en las afueras de París, se opuso a la expulsión de un mauritano de 21 años, cuya residencia en Francia es legal. Los jueces destacaron además que el joven nunca antes había sido acusado de delito alguno y representa un caso ejemplar de "inserción social" en Francia.