Usted está aquí: lunes 5 de diciembre de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Un alto a la indultitis

NINGUN MEDIO QUISO recoger la opinión del juez Miguel Angel Cardona, que en la cuarta corrida de la Plaza México, el domingo 25 de noviembre, aguantó a pie firme la petición de indulto que la mayoría del público le hizo para que perdonara la vida del noble, repetidor y alegre Palomito, de Xajay, que el diestro francés Sebastián Castella decidió obsequiar luego del pobre juego dado por el resto del encierro.

¿POR QUE NO concedió el indulto?

PORQUE LA GENTE , responde Cardona, licenciado en derecho con más de un metro 90 de estatura, sigue confundiendo la nobleza repetidora con la casta, con la conservación de una estirpe que se debe traducir en bravura, celo y codicia no sólo ante la muleta, que fue el caso de Palomito, sino ante cualquier tela u objeto, incluido el picador y su vara. Ya son muchos años de autocomplacencia por parte de los taurinos.

EL TORO AGUANTO incontables muletazos por ambos lados, conservando gran calidad en la embestida. ¿No era ello prueba de bravura?

LO FUE MAS bien de son, de pronta y noble acometividad a la muleta, precisamente porque el toro no se vio en varas, ya que Castella ordenó a su picador que apenas señalara el puyazo al ver cómo los siete toros anteriores mal resistieron el castigo, doliéndose, defendiéndose o deshaciendo la reunión. Si el toro hubiese sido picado, es seguro que no habría dado el juego que dio. Un toro que no va al caballo de largo, impetuoso y humillado, no merece el indulto.

SI A ELLO agregamos que en relación con el resto del encierro Palomito carecía del trapío de sus hermanos pues iba de reserva, perdonarle la vida era volver a las andadas del triunfalismo y los compromisos a costa de la esencia del espectáculo e inclusive de los intereses de un público cada vez menos informado. Por eso urge recuperar la jerarquía que tuvo la Plaza México.

¿USTED NO TIENE compromisos?

A DIFERENCIA DE otros jueces, yo no he sido ni torero, ni banderillero, ni ganadero, ni empresario, ni locutor taurino, sino un aficionado con más de 30 años de ver toros. Mi puesto es honorario, por lo que no recibo un peso ni de la delegación Benito Juárez ni del Gobierno del Distrito Federal. A partir de esa circunstancia procuro cumplir dos objetivos: hacer valer el reglamento taurino y, como consecuencia, procurar que la Monumental Plaza México vuelva a ser un escenario donde de verdad valgan las orejas, rabos e indultos que la autoridad otorgue y deje ya de estar a merced de los caprichos de terceros, incluido el público.

¿TIENE CASO LA suerte de varas?

TENGO LA CERTEZA , concluye el juez Miguel Angel Cardona, de que es obligación de la autoridad dar vigencia al tercio de varas, ya que si se sigue privilegiando la nobleza sobre la bravura en poco tiempo la suerte de picar carecerá de sentido, muchos ganaderos mexicanos seguirán creyendo que crían el mejor toro bravo del mundo y no pocos toreros dejarán de ser matadores para convertirse en muleteadores pideindultos.

 
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