Usted está aquí: domingo 4 de diciembre de 2005 Opinión ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Caridades recortadas

ALGO HUELE MAL del Teletón, esa demagoga versión mediática del asistencialismo vicentino-sahagunesco auspiciada, entre otros, por Televisa y un banco extranjero.

AHI SE MANEJAN cantidades de millones de pesos, no estadísticas confiables; ahí se alardea de construir más centros de rehabilitación infantil, no de los beneficios y duración del tratamiento que recibe cada niño; ahí intervienen cantantes y locutores, no especialistas pensantes; ahí triunfalistamente se habla, en fin, de ofrecer a infantes discapacitados una vida mejor, no de desalentar de una buena vez la maldición bíblica de "creced y multiplicaos".

POR ALGO LA gente que dice gustar del espectáculo taurino buen cuidado tuvo de no asistir a la Plaza México el pasado jueves -unos 2 mil espectadores donde caben 42 mil- no sólo porque se trataba de una corrida nocturna con un desalmado cartel, sino porque además era, faltaba más, a beneficio del Teletón 2005. Y eso que como un exótico plus se anunció la actuación, "por primera vez en esta plaza", de los Recortadores de España.

SI YA TELEVISA y los bancos extranjerizados gozan de insignificante credibilidad por su menguado sentido social y humano, imagine el lector si a tamaña mancuerna se añadió la probada solidaridad del promotor de la plazota de toros. Resultado: la Iglesia en manos de Lutero o la generosidad en boca de mezquinos. Todo sea por "no hacernos güeyes con el Teletón", como acuñó el creativo en turno.

PERO HACERSE GÜEYES , ignorar olímpicamente las obligaciones establecidas en la ley y en una elemental ética profesional, es especialidad de televisoras, bancos y empresas taurinas, entre otras esferas no por intocables y abusivas, menos prósperas.

NO ERA DE extrañar, pues, que para contribuir a esta "noble causa" el promotor del coso de Mixcoac confeccionara un cartel infame como si de un verde ecologista se tratara, con todo y seis defensores de animales que en la entrada principal del coso, armados de un pacifista megáfono llamaban "asesinos" a actuantes y a asistentes por igual, en vez de llamar así a televisoras seudocaritativas, a bancos usureros y a falsos empresarios taurinos.

EL ORGANIZADOR NO se contentó con anunciar al rejoneador Octavio Sánchez con un novillo de Julio Delgado excesivamente mocho pero que mereció mejor suerte, y a los diestros Alberto Huerta y Leopoldo Casasola, con cuatro mansos de Carranco, sino que además, imaginativo que es, se trajo a los Recortadores de España, especie de luchadores de la triple A, buenos para volar y caer y de paso burlar, más en el sentido de deshonrar, las embestidas de otros dos ejemplares de Carranco.

CON UNA CURSI pista musical de fondo y un locutor de voz ininteligible, cinco caballeros ataviados a la usanza campirana, supuestamente de la época de Goya, saltaron o esquivaron una y otra vez, con felinos movimientos, los embates de la desconcertada res, reducida a grotesca convidada de piedra. "Me quedo con los forcados", comentó una aterida dama al término del chou.

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