Usted está aquí: domingo 4 de diciembre de 2005 Espectáculos José Luis Moreno dirige la obra El padre, original de August Strindberg

Se presenta en la casa-estudio del maestro; buscan un teatro para llevarla a escena

José Luis Moreno dirige la obra El padre, original de August Strindberg

Hago mi trabajo sin concesiones, no me interesan los alumnos bonitos, asegura

ARTURO CRUZ BARCENAS

Hay dudas que pueden enloquecer a un hombre. Un delirio por una situación dubitativa no es locura total, necesariamente, pero sí un tormento que corroerá a cada instante. Cuando el amor se convierte en pelea diaria surgen sentimientos de odio, de destrucción, antes inimaginables. Tales son algunas de las ideas radicales que plantea la obra de teatro El padre, de August Strindberg, representada por alumnos del dramaturgo José Luis Moreno en el piso 14 del edificio de Schiller 330, colonia Polanco.

Tan sólo algunos privilegiados han visto esta puesta que está en búsqueda de un foro adecuado. Los actores se han sometido a una disciplina rígida para depurar los valores histriónicos y desempeñan su papel con precisión milimétrica; es decir, con profundidad realista.

Al final de la función del pasado jueves, en su departamento-estudio-escuela, José Luis Moreno precisó: "Esto -la puesta en escena- es el resultado de mi trabajo con mis alumnos de la primera generación. Aquí hemos trabajado. No es ninguna adaptación; es un estudio de dramaturgia del actor e hicimos el texto más coloquial.

"El propósito es llevarla a escena y estamos buscando un teatro. La obra ya está lista. He hecho las cosas al revés en mi carrera como director. Mi primera puesta fue Dulces compañías (1998-99), donde actuaron Jacobo Atri y Dobrina Kristeba. Una vez montada comencé a invitar a productores, a compañeros del medio.

"Finalmente la vio Raúl Falcó, quien era director del teatro de la Casa de la Paz y nos apoyó. Hicimos una temporada. Después hice El águila de dos cabezas, con Ofelia Medina. Pasó lo mismo: en esos días obtuve la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y tuve el apoyo del gobierno del DF. Igual, la preparamos aquí en el estudio."

En los dos años pasados ha estado dedicado a la enseñanza en su taller. Algunos alumnos han desistido. "Me importa mucho el teatro de cámara, el teatro del silencio, profundo, serio, sin concesiones, tan sólo pensando en el público, para que entienda lo que está pasando. Esa es la única concesión.

Teatro pobre

"Ya haremos teatro con obras de Molière y otros. Mi próximo proyecto es Los Chenchi, de Alberto Moravia, que alguna vez dirigió Antonin Artaud. Mi traducción es la de Raúl Falcó. Puede decirse que El padre es un teatro pobre; no tenemos nada, pero ya estamos haciendo teatro."

-¿Qué requisitos debe cubrir un aspirante para entrar a su escuela?

-Amor por el teatro y disposición, entrega, disciplina... y que tenga talento, obviamente. Claro, el talento también se construye; es el amor al teatro. No es para quienes quieren ser actores como hobbie, para ver qué pasa en su vida... probando, o porque son muy bonitas o muy guapos.

"Me interesan los seres preocupados u ocupados por su realidad, que tienen su mente ocupada en cosas inteligentes. Si son guapos y guapas, pues qué bueno, pero también los que somos feos tenemos derecho... y somos muy hermosos.

"Veo que en la televisión hay buenos maestros, pero ahí se enseña a los actores a ser naturales, naturalitos, pero yo no les creo nada. En principio, los textos son bastante deficientes, terribles. Los pobres actores tienen que estar repitiendo en sus mentes para estar en pantalla, con textos bárbaros, de lo más absurdo, superficiales, enajenantes... etcétera.

"A mí no me interesa un actor que se esté alimentado de ese tipo de cosas. El actor es todo lo que piensa y come. De este estudio saldrán muy buenos actores para la televisión, que no serán naturalitos, sino creadores de personajes."

Los protagonistas

Un papel significativo en El padre es el que desempeña Gilberto Compaín, quien desempeña al capitán Adolfo, un soldado que, tras 20 años de matrimonio, ha reducido su relación con su esposa Laura (Alejandra Uribe) a la de proveedor.

Adolfo, presa de la duda sobre si su hija es de él o no, agudizará su agresión contra Laura, quien urdirá una trama perversa que hará creer a todos que su esposo está loco". Compaín lanza la voz, la hace diáfana y subraya las entonaciones en los momentos más dramáticos. Llora; se ríe de sí mismo.

Compaín Montero expuso: "Yo no hice la carrera de actor, pero he tomado clases individuales con mucho directores, como Abraham Oceransqui y Julio Castillo. A José Luis lo conozco desde hace tiempo y me gusta trabajar con él.

El personaje de Laura es perverso e inteligente. Es más fuerte que Adolfo, en quien va sembrando la duda, hasta llevarlo al punto de la locura. "Es la inteligencia contra la astucia. Adolfo es un científico, además de soldado, pero ella lleva la casa y eso le ha dado astucia".

Laura le quita pensión. Reduce a Adolfo a un simple progenitor y proveedor. Tras 20 años, sale sobrando. Es un soldado que se ha hecho osco y eso a Laura le repugna.

"Ojalá podamos presentar esta obra en un teatro, pero de todos modos estamos muy contentos de poderla montar aquí.

"Lo que importa es la actuación, independientemente de las limitaciones en todo lo demás, como el vestuario", concluyó Compaín.

Los interesados en ver esta obra pueden llamar al director José Luis Moreno al 5203 3278. Una vez reunido un grupo se les dará la función previo donativo.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.