Usted está aquí: domingo 4 de diciembre de 2005 Cultura La novela Las neblinas de Almagro, a contracorriente de las letras fresas

Presentan en la FIL la obra de Eduardo Monteverde

La novela Las neblinas de Almagro, a contracorriente de las letras fresas

ERICKA MONTAÑO GARFIAS ENVIADA

Guadalajara, Jal., 3 de diciembre. En un ambiente literario donde lo que permea son las letras fresas y blandas, es de agradecerse la llegada de un personaje como el doctor Almagro, protagonista de la primera novela de Eduardo Monteverde, expresó el escritor Paco Ignacio Taibo II durante la presentación de la obra, el viernes en la Feria Internacional del Libro.

Para Monteverde hablar de Las neblinas de Almagro no es escribir del México profundo, sino del drenaje profundo "para hacer el diagnóstico de lo que en muy buena parte del país está sucediendo: aguas muertas, zanjas, cañerías, anormalidades internas, en busca de salida; ¿qué porción del enfermo cuerpo nacional no puede ser abordada a partir de estas referencias?", dijo a su vez el periodista Julio Hernández López, director de La Jornada San Luis.

La nota roja, en la que durante mucho tiempo se desarrolló Monteverde, "hoy es clave para entender lo que pasa en la política, la información económica, lo que sucede en esos ámbitos llenos de cañerías y de sótanos putrefactos en los que se construyen edificios de falsa higiene y de falsa arquitectura.

"Hoy podemos entender más la realidad del país leyendo la nota roja o viendo videos como los espeluznantes que se dieron a conocer respecto a estos miembros del grupo de Los Zetas haciendo declaraciones por sí mismos, o bajo libreto, mostrándonos cuál es la verdadera dimensión de la manera como ha sido controlado institucionalmente el aparato gubernamental por todas estas vías del narcotráfico y viendo cómo la ausencia del ejercicio del poder político en lo que va de este sexenio ha hecho que se vayan creando vacíos de poder", añadió Hernández López. "Las neblinas de Almagro habla de esos pueblos sin esperanza".

Para Taibo II "llegó la hora de romper lanzas en este país. El panorama de la literatura y de la cultura ha estado muy blandito últimamente. Se está entre la presión gubernamental de los analfabetas infuncionales que dirigen hoy México y los desastres de una izquierda que no acaba de serlo porque se le olvidó cómo era.

"En materia de producción de la cultura estamos viviendo una especie de extraño pantano, donde lo que sobrevive es una especie de culto a cadáveres que se mueven, un chingo por cierto, petas egregios, autores de obras completas que ya las terminaron antes de haberse muerto, antologadores de sí mismos, premios al grito de: 'uca uca el que se lo da se lo emboruca', que se dan unos a otros, restos cadavéricos de masas culturales que dominaron el control político de este país a cambio de la sumisión ideológica y de andar de lamehuevos del aparato estatal, ex funcionarios, becarios, consejeros culturales; múltiples recibidores de todas las prebendas de un aparato de cultura que derramó en sus épocas de riqueza migajas para mantener una comunidad intelectual pasiva calmada y nunca lo logró. En medio de este ambiente las letras andan muy blanditas, andan muy fresas, y por eso es de agradecer la irrupción brutal del doctor Eduardo Monteverde.

"El doctor Almagro, el de la novela -dijo Taibo II-, es un aventurero con conciencia social, un hombre de honor en tierra de canallas y de víctimas, un cura laico armado con el juramento de Hipócrates, tiende a la autodestrucción, es un tipo que busca una hoguera en la que inmolarse, en laque arder, un erudito sin auditorio. Se trata, pues, de una novela no de anécdota sino de personaje, y ese personaje es Almagro."

 
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