Usted está aquí: domingo 4 de diciembre de 2005 Opinión Construyendo su derrota

Laura Alicia Garza Galindo

Construyendo su derrota

Si el estado de California fuera un país, su economía, la sexta en el mundo, sólo sería superada por el propio Estados Unidos (EU), Japón, Alemania, Reino Unido y Francia; su producto bruto estatal asciende a 1.4 trillones de dólares, que constituye 13 por ciento del nacional. El sector más grande en su economía es el de servicios, que se integra por el financiero, el comercio mayorista y detallista y el trasporte; le sigue el sector manufacturero, y casi irrelevante, a la cola de esa inmensa economía, está la agricultura, con "apenas" 25 billones -miles de millones de dólares-. Sí, California produce casi todas las uvas y almendras que consume EU, también las fresas y las lechugas; lo interesante es que para su recolección, se requiere a la tan despreciada mano de obra inmigrante, que de acuerdo con denuncias recientes, las más de las veces se le paga 30 dólares por ocho horas de trabajo, en lugar del salario mínimo que es de 6.5 dólares por hora.

Sin embargo, y no obstante su inmensa capacidad para generar riqueza, los gobiernos de esa entidad no han sido capaces de sacarla de una profunda crisis fiscal, que inició en 2000 cuando Enron y otras empresas eléctricas la llevaron a una crisis energética sin precedente al generar, de manera intencional, apagones y escasez para subir los precios del suministro; esto obligó al gobierno estatal a instrumentar una política de severa reducción de los gastos en educación y salud, ante el aumento del déficit fiscal -es decir la deuda pública- que para 2003 alcanzó la cifra de 38 billones dólares. Por ello, ese año, los californianos sometieron al gobernador, el demócrata Gary Davis, a referéndum, para decidir su destino a dos años de concluir su encargo.

Reflejando su ira, lo repudiaron, decidiendo que su mandato lo debería concluir un novato: el republicano Arnold Schwarzenegger, quien con su peliculesca fama de invencible, se presentó a la contienda junto a otros 134 candidatos, haciendo gala de su calidad de inmigrante para conquistar simpatías, señalando que entendía el dolor, el duro trabajo y las luchas que libran sus iguales, ya que, como ellos, había llegado al país, pobre y sin hablar el idioma. Pero no fue éste el motivo que indujo a los hispanos a votar por él, sino que su principal contendiente, Cruz Bustamante, otro latino que había sido el vicegobernador de Davis, se llevó el castigo al no perdonársele a la parejita: el veto a las licencias de manejo para indocumentados, la crisis eléctrica, el déficit y la cancelación de recursos a programas sociales.

Pero a Schwarzenegger, ya en el gobierno, poco le preocuparon las carencias no sólo de los hispanos, sino de las minorías, incluidos por supuesto los migrantes. A la primera semana de su arribo propuso recortar 3 mil 800 millones de dólares a los fondos para terapias a discapacitados y ancianos, a los proyectos para facilitar el tránsito y a la capacitación en las universidades públicas. Para disminuir el déficit fiscal sólo se le ocurrió reasignar los recursos destinados a los programas de salud y educación, además de contratar más deuda y emitir más bonos para renegociar; en 2004, el Congreso estatal le autorizó la emisión de 15 billones de Bonos de Recuperación Económica pagaderos a nueve años -de los cuales ya ha emitido 11 billones-, además, tiene 40 billones de dólares en deudas pendientes, ninguna de las cuales pagará en su gobierno. Así que sólo pospuso el problema del déficit fiscal a costa de destruir todo lo que significa programas de bienestar social, a la par que fue erosionando su permanencia en el poder.

Pero ahora, a dos años de su triunfo, los votantes han derrotado sus nuevas propuestas y con ellas, sus aspiraciones para reelegirse en 2007. Las propuestas del otrora invencible Conan fueron: restringir el gasto público, sobre todo en educación que favorece más a los latinos; quitar al Congreso estatal la capacidad de modificar los distritos electorales; exigir a los profesores de las escuelas públicas cinco años de servicio, en lugar de dos que requieren para ser confirmados en sus puestos y restringir el uso de cuotas sindicales con fines políticos. Con estas medidas sólo logró el rechazo y la configuración de un frente unido de profesores, enfermeras y bomberos -que no olvidemos, son líderes sociales- decididamente en su contra.

Parece tarde para que Arnold logre congraciarse con el poder latino, que para su pesar, crece y se consolida: sólo en California viven cerca de 12 millones y, en Los Angeles, la población mayoritaria -4.5 millones- es hispana. En la política nacional, los hispanos tienen ya a 25 representantes y dos senadores; al gobernador de Nuevo México: Richardson; 21 alcaldes, en ciudades de más de 100 mil habitantes como Hartford, Connecticut; San Antonio, Texas; San José, California; Miami, Florida; y, desde el primero de julio, en Los Angeles.

Ahí, el popular Villaraigosa obtuvo 59 por ciento de los votos, y aunque 46 por ciento de los latinos votaron por él, ha mencionado que representa a una coalición donde están incluidos: anglosajones, afroamericanos, asiáticos, etcétera. Mientras Arnold construye su derrota, Villaraigosa se perfila como el candidato demócrata ganador. En EU el ascenso de los latinos abre la puerta a una política lógicamente orientada a resolver los reclamos económicos y sociales de aquellos que se fueron, se quedaron y no alcanzaron el sueño americano. Hasta la vista, Baby

 
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