El motel de los destinos cruzados, de Luis Mario Moncada, comenzó temporada

Propuesta escénica para ''exhibir los demonios que juegan en nuestra mente''

CARLOS PAUL

Reflejar el mundo interior de ciertos personajes, sus íntimos deseos y tormentos es el objetivo del montaje El motel de los destinos cruzados, obra escrita y dirigida por Luis Mario Moncada.

El motel, como un espacio intemporal, es donde se materializan esas ansiedades y obsesiones.

Hace 15 años surgió esa obra de un laboratorio de actuación que tenía como propósito generar, mediante la palabra y el murmullo, ciertas imágenes en la mente del espectador.

''La idea en aquel entonces era explorar el monólogo interior, lo cual ahora los nuevos dramaturgos cultivan más", manifiesta Moncada.

Es un texto que por el tiempo transcurrido y por las cosas que han pasado teatralmente hablando, ''se tuvo que rescribir, aunque todavía tiene de alguna manera un espíritu ochentero", reconoce el creador escénico.

Provocadoras imágenes

La propuesta original fue trabajar la parte sonora, ''escuchar el pensamiento de los personajes, con un montaje austero". Sin embargo, añade el dramaturgo, está puesta recurre a la utilización de determinados elementos escenográficos y técnicos que sirven para ilustrar ciertas imágenes.

Algunas son muy provocadoras, en particular las del final, cuando el espectador podrá ser testigo de un especie de aquelarre, demoniaca celebración para un singular bautismo y en la que se proponen 10 diferentes mandamientos en contraposición a los que dispone la fe católica.

Al motel de los destinos cruzados, los huéspedes llegan con la intención de entrar en contacto con sus visiones más obsesivas, con el deseo de apaciguar su alma y sus tormentos en un sitio en el que nadie los conoce.

Esos huéspedes representan distintas obsesiones. El hombre atacado por los celos. un compositor alcohólico que sueña haber asesinado a su mujer, quien canta en un bar; al indeciso y desorientado ser que no sabe lo que quiere ni a quién busca; al tipo que juega con la violación y la pederastia. Y como hilo conductor de todos ellos, una mujer al borde del suicidio (Margarita), quien desea ser salvada por un ángel y espera que la solución a sus conflictos llegue de afuera, sin considerar que existe un hombre sin memoria que al final recordará y que la enfrentará a ella con su verdadera y trágica realidad.

Aquí, el administrador del motel (Voland), como un ángel caído en desgracia, disfruta y se aprovecha de las visiones y tormentos de sus huéspedes, pero de igual manera es presa de su obsesión amorosa por Margarita.

En El motel de los destinos cruzados, concluye Luis Mario Moncada, ''se pretende exhibir cuáles son esos demonios que juegan dentro de nuestra mente".

Con las actuaciones de Mario Balandra, Fernando Briones, Avelina Correa, Diana Lein, Mario Oliver, Verónica Rimada, Mauricio Rodríguez, Yuriria del Valle, Christian Vázquez y Rodrigo Vázquez, la obra se escenifica, desde ayer, los viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas, en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz, del Centro Cultural Universitario, en Insurgentes Sur 3000.