Usted está aquí: martes 15 de noviembre de 2005 Opinión ASTILLERO

ASTILLERO

Julio Hernández López

Mariposa espinada

Congeladora gringa

Golpe a la bigamia

Tlatelolco entreguista

DESBOCADO Y BRAVUCON, Hugo Chávez le ha dado a Vicente Fox la deseada oportunidad de meter las relaciones entre México y Venezuela a una congeladora de marca gringa. Con sus versos llaneros espinosos, el presidente sudamericano ha permitido al norteamericano reanudar el vuelo al estilo tejano de sus mariposas presuntamente enviadas a posarse en otra cosa.

PIFIAS DE AMBAS partes: primero, la conversión del mandatario mexicano en porro diplomático al servicio del patrón gringo en Mar del Plata (con la secuela de declaraciones pedestres contra Maradona, Kirchner y el propio Chávez), y, luego, la contraofensiva sobrada del propio Hugo siempre dado a la grandilocuencia pero todavía en los márgenes de la defensa propia, hasta llegar a las planicies del presunto acuerdo de fin de semana que buscaría dejar a cada cual con los golpes recibidos, planicies convertidas en abismo cuando el venezolano se lanzó en su dominical versión mejorada del Fox contigo (Aló, presidente, se llama el programa de Chávez) a mostrar los videos de las deliberaciones privadas de los presidentes en la Cumbre de las Américas y a declamar punzantes estrofas populares (¡Ah, los videos y las grabaciones! ¿Por qué ese sino electrónico atravesado del presidente al que no le gusta leer y en castigo pareciera que sus males le son enviados en el formato cómodo y ligero de la imagen y la voz tecnológicamente guardadas?).

A LOS DOS contendientes les cae de perlas la reanudación del litigio. Al venezolano le permite mantener un perfil de presunto liderazgo regional revolucionario, confrontador de imperialismos y lacayos y, en el fondo, con el uso de estas espinas retóricas y diplomáticas, se podría estar cerrando así el paso al foxismo bígamo que pretende introducirse cual bushista Caballo de Troya en el Mercosur, amparado el charro Chente en su adúltera confesión de que lo mismo desea hacer el amor con esta alianza sudamericana que con el ALCA promovido por Washington. Al mexicano, por su parte, la agudización del conflicto con Chávez le permite tratar de inducir patrioterismos que lleven la mirada a conflictos internacionales y no a los tiraderos locales (en ese sentido es perceptible el estímulo oficialista de voces mediáticas que arengan a los mexicanos a la defensa del Chiquillo Héroe maltratado por un pérfido militar bocón). El conflicto con Chávez también permite a Fox buscar reconciliación con los segmentos de derecha tan desilusionados con el guanajuatense pero que ahora impulsan la ruptura de relaciones con Venezuela porque entienden al gobierno de este país como brazo político de La Habana en busca de intervenir en elecciones presidenciales próximas.

POR SI MISMA, desde luego, la cancillería mexicana tiene en este segundo despido de embajadores una forma adecuada de valorar su desempeño. Convertida en traspatio de Washington, la secretaría mexicana de Relaciones Exteriores ha tenido durante el foxismo a ejecutores de presencia e inteligencia dispares pero de resultados parecidos: Jorge Castañeda unció Tlatelolco a la Casa Blanca soñando con maniobras finas que le permitirían hacerse del poder mexicano luciendo como un reformista promovido por el gobierno gringo, mientras Luis Ernesto Derbez albergó expectativas de menor empaque ideológico pero de más eficacia chambista, como la mayordomía del ministerio gringo de colonias conocido como OEA. El fracaso de los planes personales e institucionales de ambos es el telón de fondo de la catástrofe de la diplomacia foxista: nunca México había estado tan aislado ni con tanto desgaste como ha sucedido con el esposo de la señora Marta.

EL EPISODIO VENEZOLANO tiene también consecuencias en el contexto electoral mexicano. Dado que los opositores a Andrés Manuel López Obrador insisten en emparentar su estilo con el de Chávez, el tabasqueño ha debido hacer un deslinde de pragmatismo extremo que ahora requerirá demostración plena en cuanto a defender al Presidente de México de ataques del exterior. Chávez no es Fidel Castro, ni Venezuela ha pasado por un proceso de verdadera transformación como ha sucedido con Cuba, pero una parte de la izquierda mexicana buscará la manera de manifestar activamente su rechazo a la diplomacia foxista agachona y, en especial, al retiro de embajadores -Ludovico Peluche hizo su numerito del día, ordenando la virtual expulsión del representante venezolano que para entonces ya hasta hora de salida aérea había anunciado-, lo cual colocará al virtual candidato presidencial perredista en la necesidad de mostrar congruencia con su anunciada postura defensora del Presidente de México o solidaridad con quienes censuran la conducción política de ese Presidente y le culpan de lo sucedido con Venezuela. Nada gustará tanto, desde luego, a los adversarios de AMLO, que encontrar motivos para asociar propagandísticamente al perredista con Chávez. Pero nada molestará tanto a lo que quede de izquierda en México que encontrar a un candidato perredista convertido por cálculos electorales en asociado o defensor de la figura presidencial mexicana entreguista que en los hechos encarna Vicente Fox.

ASTILLAS: CON MAS DE 2 millones de votos (ja, ja, ja), Roberto Madrazo pasó por encima del holograma llamado Everardo Moreno y, según sus planes de ataque (que incluyen videos y filtraciones), ahora, ya convertido en candidato presidencial, buscará remontar con rapidez la desventaja en encuestas de opinión. La apertura oficial de la temporada de caza del peje se dio el pasado viernes con las imágenes de corrupción ahumada hasta entonces desconocidas... Cual si fuesen tarjeta telefónica Amigo, 24 gobernadores fueron utilizados como firmantes del Pacto de Chapultepec... Y, mientras Ernesto Zedillo padre trata de encontrar resquicios por los cuales colarse a una contienda electoral en la que sus cartas han sido derrotadas (Labastida, De la Fuente, Carrasco, entre otros), ¡hasta mañana!

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