El escritor dictó la conferencia inaugural del foro sobre la industria editorial
Las sociedades sin letras no pueden ser mejores que las actuales: JEP
La desaparición del libro significaría suprimir lo que nos hace humanos, alerta el polígrafo
Abogar por la lectura, es como si debiéramos defender el aire y el agua
Ampliar la imagen El novelista, poeta, ensayista y traductor Jos�milio Pacheco durante su disertaci�l comenzar las actividades en el Foro de Reflexi�obre la Industria Editorial Mexicana FOTO Carlos Cisneros Foto: Carlos Cisneros
El escritor José Emilio Pacheco (JEP) advirtió que la desaparición del libro significaría la supresión de todo aquello que nos ha hecho humanos: novelas, poesía, historia, filosofía, conocimiento científico y tecnológico, todo lo que no puede sino tener su principal sustento en los libros.
No obstante su pesimismo, fundado principalmente en los bajos índices de lectura y en las dificultades de la industria editorial, Pacheco consideró que, por lo menos hasta ahora, es ''muy difícil la desaparición del libro". Y sumó otra convicción: ''No puedo aceptar que las sociedades sin letras puedan ser mejores que las actuales".
El novelista, poeta, ensayista y traductor, dictó la conferencia inaugural del Foro de Reflexión sobre la Industria Editorial Mexicana, iniciado el martes en un hotel de esta ciudad.
Ante más de 100 editores, libreros, bibliotecarios, docentes y otros participantes vinculados al libro, Pacheco les pidió que no esperaran de él ''ningún mensaje que resuelva de una vez y para siempre los problemas del libro y la lectura".
Ofreció ''una conversación entre amigos", en la cual reflexionó sobre el nexo autor-editor, tan indispensable para la existencia del libro como lo es ''el vínculo entre hombre y mujer para que existamos. Por tanto, no puede estar exenta de tensiones, conflictos ni asperezas".
El autor de Las batallas en el desierto dijo que ''nada puede estar bien cuando alguien invitado por ustedes siente que está aquí para hacer una defensa de la lectura. Es como si nos sintiéramos obligados a defender el aire y el agua, sin lo cual no es concebible la vida. Se dice con razón que un mundo sin libros sería como un planeta sin árboles. No alcanzo a comprender las ventajas del desierto ni puedo aceptar que las sociedades sin letras puedan ser mejores que las actuales".
Pacheco se describió como ''un anacronismo viviente", cuyos padres son culpables de que haya contraído ''el vicio" de la lectura a muy temprana edad: ''He convertido la droga de la letra impresa en el centro de la existencia". Para argumentar en favor de su lectodependencia, acudió al ''juicio radical de Leonardo Sciascia: la desaparición de la letra impresa significaría la recaída en la oscuridad y en la barbarie".
El valor de la palabra
Para ilustrar el valor de la palabra escrita en una sociedad y en la vida de los individuos, Pacheco dio voz -prodigios del lenguaje- en primera persona a un hipotético analfabeto funcional: ''No leo, no sé leer, nadie me enseñó. No hubo quien me estimulara a leer ni me diera las posibilidades para hacerlo. Como no leo no tengo lenguaje para saber quién soy, dónde estoy, de donde vengo, por qué me encuentro aquí.
''En consecuencia, ignoro por dónde me llevan y a dónde puedo ir (...) Tengo necesidades elementales que sólo puedo satisfacer mediante la violencia, pues al privarme de las palabras me quitaron también la posibilidad de entender que más allá de mí se extiende un mundo, que el otro es mi semejante y no soy nada sin él."
Ante un auditorio cautivado por su elocuencia, dijo: ''Sin diálogo ni narración soy una ostra que ignora ser parte de una especie y de una comunidad; vivo encerrado en la prisión de mi yo, en espera, sin saberlo, del momento en que vendrán a devorarme".
Si ese parece un cuadro exagerado de lo que significa la privación de la lectura, imaginemos -exhortó- ''lo que puede representar este aislamiento y esta regresión no a la selva de la soledad de las cuevas y el bosque primigenio, sino a la selva de las comunicaciones y del consumo en que vivimos: 'qué puedo ser de mí, qué puedo hacer de mí si mi único alimento no material son los programas impuestos al mundo entero por la compañía holandesa Endemol, todos basados en la humillación del otro'.
''Los videojuegos me dan la sensación de mi completa impunidad; la pornografía y los omnipresentes anuncios me ofrecen un mundo de placeres irreales que nunca me alcanzan, porque como no tengo instrucción tampoco tengo trabajo y los únicos medios de consumir lo que se me ofrece en todas partes y a todas horas son aquellos que puedo proporcionarme por medio de la violencia."