Cómo sienten y viven el peligro las mujeres de Ciudad Juárez

--   En las mujeres el miedo al crimen tiene efectos psicosociales y de comportamiento
--   Las trabajadoras de la maquila sienten el doble de miedo que las universitarias
--   Valoran mucho la escucha, la solidaridad y los apoyos en el trabajo

Marie Leiner

El interés por la investigación acerca de los efectos sobre la violencia familiar en las mujeres y niños ha aumentado lentamente en los países en desarrollo. Aunque las mujeres de esas naciones están expuestas a otros tipos de violencia, es la doméstica la que más se estudia, ya que se presenta con persistencia y tiene alto impacto en víctimas y sus familias.

            Otros tipos de violencia que existen e incluyen efectos causados por la violencia urbana, las guerrillas o guerras han sido más difíciles de estudiar, pues no se distribuyen por igual en tiempo, zonas, personas o grupos. De estas exposiciones la que más se conoce es la violencia urbana y su efecto más inmediato: “el miedo al crimen”, cuyos resultados son sumamente controversiales. Por un lado se considera que “el miedo al crimen” tiene efectos psicosociales y de comportamiento muy importante en las mujeres, en los niños y adolescentes, y por otro lado se le ha considerado cierta irracionalidad.

            De la misma manera se ha discutido que aquellos que más fácilmente pueden ser victimizados son los que tienen menos “miedo al crimen” y viceversa. A pesar de estas diferencias, la mayoría de los estudios coinciden en que los programas de prevención de la violencia doméstica deben considerar que “el miedo al crimen” complica las intervenciones debido principalmente a su efecto inhibidor.

            Durante una visita de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) a Ciudad Juárez en 2003, las autoridades presentaron información sobre el asesinato de 268 mujeres y niñas desde 1993. La mayoría de las víctimas fueron jóvenes trabajadoras de las maquilas, abusadas sexualmente antes de ser asesinadas con brutalidad. Las autoridades informaron de 250 casos de mujeres reportadas extraviadas durante el mismo periodo y declararon que todos los casos están pendientes de resolver.

            Representantes de la sociedad civil presentaron entonces una carta con 5 mil firmas que demandaba una respuesta efectiva a la situación. La carta expresaba que las mujeres viviendo en esta ciudad desde 1993 tenían miedo a salir a la calle y de caminar la distancia del trabajo a su casa. Desde 2003 el numero de crímenes ha aumentado en una ciudad reconocida internacionalmente por sus maquiladoras, crímenes sin castigo, cárteles y contaminación.

            En un estudio realizado entre la Universidad de Texas Tech (TT) en El Paso, Texas, y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) en Chihuahua, México, se exploró la asociación entre “el miedo al crimen” (sentirse en peligro de un crimen violento) y el “vivir en el peligro” (por haber estado en el pasado o en el presente en situación de violencia doméstica). El estudio observó las diferencias entre dos grupos de trabajadoras que habitan en Ciudad Juárez, que incluyeron a trabajadoras de la maquila y trabajadoras de otras empresas que cursaban educación universitaria.

            Se analizaron los casos de 716 mujeres trabajadoras, 502 operadoras de siete maquiladoras en la localidad y 214 universitarias (matriculadas en universidad pública y privada) con empleos no profesionales. Las edades de las participantes fluctuaron entre 17 y 45 años. Unicamente se incluyeron las de ocupaciones no profesionales y semiprofesionales. La participación fue voluntaria y el estudio fue aprobado por los comités de ética de la UACJ y TT.

         El cuestionario aplicado incluyó una pregunta para determinar “el miedo al crimen” –¿Siente que puede ser la víctima de actos violentos contra su persona? (Ejemplo: asesinato, intento de asesinato, victimización física que incluya lesiones severas, y violación con asesinato). La segunda parte abordó tres preguntas sobre abuso doméstico en el presente y una sobre historia de abuso-violencia física en el presente: –¿Se encuentra en una relación con una persona que la lastima físicamente? (Ej. golpes, cachetadas, empujones, patadas, violación). Amenazas –¿Se encuentra usted en una relación con una persona que la amenaza? (Ej. La amenaza a usted, a sus hijos, sus amigos, su propiedad o su familia). Acoso –¿Tiene una relación con una persona que la acosa o la controla contra su voluntad? (Ej. Controla su acceso al dinero o al transporte, la aísla de su familia y amigos, interfiere con su trabajo). Finalmente se incluyó una pregunta para determinar historia de abuso: –¿Ha estado en el pasado con una persona que la ha agredido con alguno de los actos que se mencionaron en las anteriores preguntas? (Ej. Abuso físico, amenazas, acoso).

            Los resultados mostraron que en relación con el “miedo al crimen” las de la maquiladora sienten más temor con un porcentaje de 34.3 por ciento (172) al compararse con las universitarias: 27.1 por ciento  (58). La primera lectura estadística parece no mostrar diferencia considerable entre ambos grupos, pero cuando se asoció con la violencia doméstica en el presente o en el pasado, los resultados fueron significativos. Se encontró que el miedo que sienten las mujeres casi se triplica cuando hay exposición a la violencia física, a las amenazas (2.5 veces) y en el caso del abuso en el pasado, el miedo se incrementa a más del triple (3.4 veces). Al comparar los dos grupos de mujeres, fueron las de la maquiladora las que sienten casi el doble (1.8 veces) del “miedo al crimen” cuando se les compara con las universitarias.

            Al analizar las condiciones de trabajo que privan en Ciudad Juárez es difícil dejar de lado el problema y las implicaciones de la violencia doméstica. Es fácil decir que la responsabilidad sobre la situación que se vive en esta ciudad debe ser resuelta por la sociedad, sin realmente contribuir a la solución. De hecho, varias de las participantes en el estudio expresaron verbalmente y por escrito su agradecimiento de que se tratara de ayudarlas. Muchas sintieron que con sólo preguntarles cómo se sentían se les prestaba un servicio. Si sólo con preguntar contribuimos a “escuchar” a “tratar de comprender” a “solidarizarnos” con las mujeres que son menos escuchadas, algo se ganó, pero más se ganará si además nos escuchan las empresas maquiladoras que pueden implementar programas para combatir “el miedo al crimen” disminuyendo al menos los efectos de ese “miedo adicional”.  Programas dirigidos a aumentar la autoestima de sus trabajadoras, y a informarlas sobre medidas de seguridad que contribuyen a disminuir los riesgos a las que ellas están expuestas, son algunos ejemplos. Las maquiladoras y las universidades tienen programas de entrenamiento y educación en habilidades encaminadas a mejorar las condiciones para el trabajo.        

El alto costo de las consecuencias de la disminución en la productividad debido a la violencia doméstica es ampliamente conocido y se ha encontrado que intervenciones en el trabajo para apoyar a las mujeres son muy valoradas por las víctimas, aumentando, además, la lealtad del trabajador/a.

            CAEPV Member Altria Group, Inc., por ejemplo, fue nombrada una de las compañías más admiradas en Estados Unidos y la primera en la industria. El grupo Atria –que maneja Kraft y Phillip Morris– ha convocado a empresas estadunidenses a apoyar a víctimas de la violencia. El trabajo que ha desarrollado consiste en recolectar dinero y ropa para ayudar a las víctimas, organizar conferencias en contra de la violencia doméstica, así como obras de teatro con esta temática, una de las cuales mereció el premio Pulitzer.

         Muchas de las compañías de la lista de Fortune 100 consideran que pierden mucho dinero por los efectos de la violencia, por lo que están contratando empresas que dan cursos de autoestima y defensa personal a sus empleadas. Lauren Hines Roselle se aboca a dar estos cursos que buscan elevar la autoestima, la confianza y la protección de las trabajadoras (http://www.assaultprevention.com/clients.html). Compañías como Disney Corporation, Pacific Tetares, Loews Hotel, Micom Corporation, Rhino Records, Fidelity Federal Bank, Boston Consulting Group, Northern Trust Bank, Futuredonics, World Industries  Voit Industries, Blue Cross of California, 20th Century Insurance, Hughes Aerospace Corp., Disney Stores, Inc, han usado sus servicios.

            La violencia doméstica ocurre en todos los niveles socioeconómicos, en países desarrollados, en desarrollo y sin desarrollar. Las víctimas de violencia doméstica en mayor o menor grado están expuestas por igual a problemas económicos, de salud, de violencia urbana, etcétera, aunque la exposición varía en proporción a la región que habiten. Sin embargo, las mujeres de Juárez viven en una ciudad donde constantemente se conoce el incremento de feminicidios sin resolver.

            Las mujeres que viven en Ciudad Juárez y que participaron en el estudio reportaron vivir con miedo (32.1 por ciento ), lo que puede considerarse “natural” debido a la inseguridad que priva en la ciudad; sin embargo, los resultados muestran que viven muy cerca del peligro, sobre todo cuando se analiza desde la relación de abuso ya sea presente o en el pasado. Los factores que contribuyen a incrementar “el miedo al crimen” son cíclicos para el mundo que los conoce gracias a los medios y desaparecen al pasar el tiempo para el resto del mundo, pero para las mujeres de Ciudad Juárez están presentes continuamente y se acrecientan al saber de nuevos crímenes.

            Ya que uno de los mayores problemas en la violencia doméstica envuelve sentimientos de culpabilidad de la víctima y vergüenza para aceptar el abuso, es posible que al ayudar a las víctimas del “miedo al crimen” se les empodere para que puedan romper el silencio que sin lugar a dudas protege a los abusadores.

            Nuestra propuesta de intervención, que no resta importancia a la creación y apoyo de programas para ayudar a las víctimas de la violencia doméstica, incluyendo la detección, el tratamiento y una respuesta efectiva de las autoridades, va encaminada hacia la educación permanente para desarrollar anímicamente a las víctimas.
 
La autora es profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua, Instituto de Ciencias Sociales y de Administración
.


-- imprimir artículo

-- regresar a índice de reportajes