Usted está aquí: lunes 7 de noviembre de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Flores para la tumba del ALCA

Empleo, tema ignorado en la cumbre regional

TODO INDICA QUE EN la cuarta Cumbre de las América se depositó el último ramo de flores sobre la tumba del ALCA. Rotunda victoria para los gobiernos regionales no alineados a Washington, como Fox comprenderá.

SIN EMBARGO, FUE tan intensa la batalla en torno a la conveniencia o no del acuerdo comercial ordenado por la Casa Blanca, que uno de los objetivos de la cumbre -empleo para enfrentar la pobreza- fue prácticamente ignorado por los jefes de Estado y de gobierno que en ella participaron.

EN LA DECLARACION final del encuentro en Mar del Plata, los mandatarios sólo atinaron a repetir los "compromisos" de las tres cumbres anteriores, a saber: combatir la pobreza, la desigualdad, el hambre y la exclusión social; impulsar el bienestar social, la distribución equitativa de los beneficios del crecimiento económico, el aumento de los niveles de vida del hemisferio, la eliminación del hambre y alcanzar la seguridad alimentaria; la creación de nuevas fuentes de empleo y la promoción del espíritu emprendedor; nos comprometemos a continuar instrumentando políticas macroeconómicas sólidas encaminadas a mantener índices altos de crecimiento, el pleno empleo... etcétera, etcétera, es decir, las mismas recetas que en los pasados tres lustros han agravado los problemas que dicen combatir.

MAS ALLA DE LA retórica y de los compromisos de papel que cumbre tras cumbre, reunión tras reunión, "asumen" los mandatarios, el desempleo abierto en América Latina afecta a cerca de 55 millones de trabajadores y, por ende, a sus familias, que agrupan a 220 millones de personas en la región que sobreviven en condiciones de pobreza y marginación.

EVITAR QUE ESTADOS Unidos siga chupando la sangre a los latinoamericanos es vital para la región, pero igual de urgente es sacar del hoyo a los millones de habitantes abiertamente desocupados, o que "trabajan" en condiciones miserables y sin mayor futuro que el día siguiente.

ENTRE LOS ESCASOS participantes que en la cumbre de Mar del Plata abordaron el tema del empleo -así fuera de manera académica- hay que contar al Banco Interamericano de Desarrollo, institución que recordó a los mandatarios que no toman "a chunga" (Fox dixit) este tipo de encuentros, que la creación de empleo se encuentra en el corazón mismo de la resolución de la desigualdad y de los altos niveles de pobreza que aquejan a la región, y que en los pasados 15 años el desempeño de la economía y los mercados de trabajo latinoamericanos ha sido pobre, con todo y "reformas estructurales" que tanto les agradan.

EL DESEMPLEO EN América Latina se incrementó en los años noventa, dice el BID, a pesar de la oleada de crecimiento que se produjo en la primera parte de la década. Además, el pobre crecimiento experimentado a partir de 1998 contribuyó a que aumentara la desocupación. El "récord" observado en 2004 (el incremento anual más rápido de los pasados 30 años) no se ha traducido en la reducción del desempleo. De hecho, el limitado aumento del empleo se ha dado, en gran parte, a nivel de pequeñas, medianas y micro empresas.

POR OTRA PARTE, el trabajo informal aumenta día a día, lo que significa que hoy más de la mitad de los trabajadores tenga empleos precarios e informales. El crecimiento en el tamaño del sector informal indica que, en promedio, la calidad de los empleos ha disminuido, lo que coincide con el estancamiento de la productividad y los salarios en la década pasada. Es aún más preocupante el hecho de que la brecha entre salarios de trabajadores calificados y no calificados se haya ensanchado considerablemente, lo cual ha empeorado la distribución del ingreso en general.

LOS SALARIOS BAJOS y el desempleo han empujado a un gran número de trabajadores y sus familias hacia la pobreza. Las restricciones fiscales y la creciente informalidad redujeron fuertemente la habilidad de la sociedad para proteger el ingreso de los trabajadores que han perdido sus empleos. El hecho de ser desempleado o tener un empleo informal impide el acceso de los trabajadores a servicios públicos de calidad y a beneficios como los de seguridad social. Esta situación hace que sectores enteros de la sociedad no puedan gozar de sus derechos y contribuye al deterioro de la gobernabilidad.

EL SECTOR PRIVADO genera la gran mayoría de los empleos en la región, pero éste está dominado por microempresas que representan cerca de 90 por ciento del total de firmas privadas; las pequeñas y medianas dan cuenta de 8 por ciento y el restante 2 por ciento son grandes compañías, nacionales y trasnacionales. Las pequeñas y medianas empresas concentran entre 20 y 40 por ciento de los empleos del sector privado, y 10 por ciento de la actividad comercial en la mayoría de los países latinoamericanos; el sector informal constituye más de la mitad de la actividad económica.

POCAS ECONOMIAS latinoamericanas han creado empleos y riqueza de acuerdo con su potencial, por lo que la pobreza sigue siendo endémica. Según estimaciones de la Cepal, 43 por ciento de la población regional vive en condiciones de pobreza y 19 por ciento de este grupo en extrema pobreza. En 2001 el desempleo abierto excedió el de Europa Occidental y Oriental juntas, y fue el doble del promedio en Estados Unidos. Los jóvenes y las mujeres continúan teniendo los índices más altos de falta de trabajo.

LA TASA DE ROTACION laboral (nuevos puestos contra los eliminados en un mismo periodo) es comparativamente alta. Una tendencia importante en la región se vincula no sólo con el limitado número de empleos creados, sino con la calidad de los mismos. Los salarios promedio (ajustados a dólares) se mantuvieron constantes o declinaron en la mayoría de los países durante la década de los noventa, pero cayeron sobre todo en América Central y en la región andina, y más abruptamente en México.

LA INCIDENCIA DE empleos de baja remuneración es alta y se eleva en buena parte de los países. El rango de salarios de pobreza (menos de un dólar diario) va desde 40 por ciento de la fuerza de trabajo en Chile, Panamá, Costa Rica, México y Uruguay, hasta más de 70 por ciento en América Central y Bolivia.

Las rebanadas del pastel:

DESDE BUENOS AIRES, vía correo electrónico: "en la Argentina somos politeístas: está Diego y el otro".

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