Editorial
Cumbre de las Américas, el alineamiento de México a EU
La cuarta Cumbre de las Américas, realizada en Mar del Plata, Argentina, se convirtió en un foro de rechazo a las políticas del presidente estadunidense George W. Bush. Desde que asumió el poder, en 2000, el ocupante de la Casa Blanca nunca había enfrentado tan fuerte oposición a sus estrategias comerciales y geopolíticas (la invasión de Irak y la guerra contra el terrorismo), tanto en las calles como en las reuniones con otros jefes de Estado. En este contexto, el presidente Vicente Fox desentonó del concierto latinoamericano al erigirse en adalid de los intereses de Washington en la región y apoyar incondicionalmente la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA, el proyecto comercial más ambicioso de la administración de Bush), dejando malparada a la diplomacia mexicana.
Esta cumbre se ha llevado a cabo bajo un clima de asedio provocado por decenas de miles de manifestantes que salieron a las calles para expresar su repudio al presidente de Estados Unidos. De hecho, desde las masivas protestas contra la intervención militar en Irak, en 2003, el mandatario no había sido objeto de un rechazo popular masivo de tal magnitud. Además, el modelo económico y comercial impuesto por Washington, con ayuda de los organismos financieros internacionales, fue puesto en duda por varios mandatarios de la región. La "primera potencia mundial (...) debe considerar necesariamente que las políticas que se aplicaron no sólo provocaron miseria y pobreza, sino que agregaron inestabilidad institucional regional que provocó la caída de gobiernos democráticamente elegidos", denunció el presidente argentino Néstor Kirchner durante su discurso inaugural, en el cual también criticó "esa visión arcaica del tema de la deuda" y el "sistema de comercio internacional injusto".
Esta postura es respaldada en cierta forma por los otros integrantes del Mercado Común del Sur (Mercosur) Brasil y Uruguay y Venezuela, que se niegan a negociar el ALCA, cuyo diseño deja de lado su aplicación gradual según el desarrollo económico de cada país y las políticas de compensación y complementariedad entre economías desiguales, lo que favorece claramente los intereses de Estados Unidos y sus poderosas empresas trasnacionales. Pero tal parece que esta oposición no significa nada para el gobierno mexicano pues, como declaró el presidente Fox, 29 países del continente estarían considerando crear el ALCA sin las naciones que se oponen al tratado. Esta postura acentúa el distanciamiento con los gigantes del Cono Sur, región que debería ser una prioridad en nuestra política exterior.
El afán de Fox por defender las políticas de la Casa Blanca llegó hasta el extremo de criticar al futbolista Diego Armando Maradona por encabezar una multitudinaria protesta contra Bush. "Hay un deportista metido en política que está haciendo mucho ruido". Pero lo anterior fue una pifia menor comparada con la contradicción entre Fox y el canciller Luis Ernesto Derbez sobre una reunión bilateral con Kirchner, la cual se iba a realizar ayer viernes. En una primera instancia, el Presidente afirmó que fue el gobierno argentino el que canceló el encuentro. Sin embargo, horas después, Derbez sostuvo que fue el gobierno mexicano el que suspendió la reunión. Por su parte, el canal local Todo Noticias aseguró que la administración de Kirchner canceló la cita por las declaraciones de Fox sobre un ALCA sin el Mercosur y Venezuela.
El balance de la actuación de México en la cumbre es negativo, ya que, más allá de declaraciones frívolas y confusiones, marca un alineamiento sin restricciones al modelo económico neoliberal de Washington, abandonando toda posibilidad de construir puentes hacia la región de manera independiente y soberana. Y lo peor de todo es que el gobierno federal ni siquiera considera a los millones de mexicanos inmersos en la pobreza por dichas políticas.