Usted está aquí: sábado 5 de noviembre de 2005 Cultura El más puro líquido

El más puro líquido

Si hay una música que sea de agua, esa es la de Sibelius. No sólo por sus obras en las que el tema es obvio: La Tempestad, Las Oceánides, El Cisne de Tuonela, sino por la naturaleza intrínseca que imprimía de la naturaleza la parte más vital: el agua. No hay sinfonía de Sibelius donde no suene el agua. Agua fresca que suena sin artificios, sin lugares comunes, sin mamarrachadas. Suena gentilmente todo el tiempo el agua.

Una enésima confirmación (las anteriores se adquieren escuchando a Sibelius) viene contenida en el libro de Martin Amis titulado La mesa limón, donde hace decir a Sibelius, a quien toma como personaje: ''Y aquí vengo yo con agua pura y fría. Mi música es hielo derretido. En su movimiento se detectan sus comienzos helados, en sus sonoridades se rastrea su silencio inicial".

Hay grandes intérpretes de Sibelius, pero las grabaciones insuperables son las de quien prácticamente las dio a conocer a generaciones de melómanos: el maestro zurdo Paavo Berglud.

 
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