Hoy comienza el ciclo PoesíaEnVozAlta 05 en la Casa del Lago, de la UNAM
El spoken word, más cerca de la escenificación que de la simple lectura
Inauguran el acto Quincy Troupe, el cuarteto de Luri Molina, Tiosha Bojorques y DJ Aztek
El spoken word es un movimiento poético de los años 90 en Estados Unidos muy influido por las tradiciones musicales y orales afroamericanas. Según los protagonistas, tiene el propósito de "regresar la poesía a la gente", dándola a conocer como un arte oral vivo.
El spoken word es la conjunción de la cultura pop, las nuevas tecnologías, la multidisciplinariedad (performance, multimedia y música -sobre todo blues, jazz y hip hop), además de que mantiene una actitud crítica dentro de la poesía. El spoken word se resiste a cualquier definición cerrada. Después de todo, la "palabra hablada" sólo requiere de un micrófono, es decir, de un poeta y de una audiencia. Fuera de eso, todo es posible.
Poesía sonora rica en onomatopeyas, ritmos, entonaciones, texturas, inflexiones, impostaciones y caló, así como en acentos étnicos y regionales; inclusive cabe el espanglish. Discurso o verso, rima o prosa, ensayo o canción, el spoken word está más cerca de la escenificación que de la simple lectura de un texto. Apela a la experimentación colectiva, a partir de la improvisación y de la interacción con la audiencia.
Según el poeta chileno-estadunidense Adrián Arancibia, miembro del colectivo Taco Shop Poets (realizan lecturas de poesía en taquerías californianas), el spoken word es "un término desarrollado por los sellos discográficos para darle nombre a lo que sucedió en la poesía de los años 90. Antes había grupos como The Last Poets y Gil Scott Heron, que hacían lo mismo pero que se ubicaban bajo el género de jazz. Eso sí, el movimiento de la década de los 90 trató en cierto modo de democratizar la poesía, de sacarla de la academia... Queríamos captar la atención de la gente y que ésta pudiera cuestionar el mundo a su alrededor".
El árbol genealógico
Durante esos años, las reuniones de poetas y público en torno al spoken word convocaron nombres como Amira Baraka, Celena Glenn, Saul Williams, Quincy Troupe, William Perdomo, Viggo Mortensen... Las reuniones tomaron distintas formas, como el slam poetry (competencias de poesía donde el público califica), el nuyorican (por el Nuyorican Poets Cafe de Nueva York, comandado por el puertoriqueño Miguel Algarín), el performance art (más relacionado con el performance), el taos (un slam poetry más formalizado que se realiza en Taos, Nuevo México) y el hip hop.
El spoken word ubica su árbol genealógico según la tradición que nutra al poeta. Algunos autores recurren a la antigua Grecia: "En el modo clásico en que fue creada, la poesía se utilizaba para contar historias", escribe Mark Eleved (The spoken word revolution, Source Books, Inc., 2003).
Otros, como Arancibia, evocan a Walt Whitman como inspirador de los beatniks, o a Pablo Neruda que, "aunque no tenía un performance, sí llevaba la poesía a las masas e improvisaba un poco durante sus lecturas. Además, en Chile estaban los payadores, poetas populares que utilizaban la rima en coplas durante una especie de competencias, lo que aquí y ahora llamamos freestyling".
Si bien el spoken word se ha nutrido de las aportaciones de las comunidades hispanas, blancas y negras estadunidenses, sus coordenadas principales provienen de la historia de la cultura afroamericana.
En las notas del estupendo cd Every tone a testimony. An african american aural history" (Smithsonian Folkways Recordings, 2001), Robert H. Cataliotti rastrea las características de la tradición oral según pueden encontrarse en la mayoría de las expresiones musicales y culturales afroamericanas del país del norte, por ejemplo en el blues, el jazz, el soul, el gospel, el r&b y el hip hop, y hasta en la oratoria del Movimiento de los Derechos Civiles de los años 60 del siglo pasado: "A pesar de los intentos esclavistas por erradicar sus vínculos con su cultura original, los africanos mantuvieron tenazmente su identidad sobre todo mediante su tradición oral (...) los africanos 'rememoraban', adaptaban y absorbían formas expresivas en su lucha por sobrevivir, creando los fundamentos de la tradición oral afroamericana. Tres retenciones esenciales sirvieron para construir esta tradición: el patrón de llamado y respuesta, una sofisticada sensibilidad rítmica y la improvisación".
El "llamado y respuesta" esboza la relación del individuo con el grupo: ''cada actuación es intensamente individual pero, en última instancia, posee una naturaleza comunitaria. La improvisación "da oportunidad al artista de exhibir su maestría (...) pero además le permite interactuar con la audiencia". Por último: "estas formas orales están frecuentemente marcadas por sensibilidades rítmicas complejas, incluyendo el uso de elementos como un pulso rítmico dominante, la polirrítmia y la síncopa".
Testimonios emergentes
Cataliotti traza algunos grandes momentos de la tradición oral afroamericana, desde el siglo XVIII, cuando los spirituals y las canciones de trabajo "emergieron como testimonio de la creatividad, la elasticidad y la determinación de los afroamericanos por obtener su libertad".
Durante el siglo XX la palabra escrita, la tradición oral y la música se retroalimentaron. "El ragtime, el blues, el jazz y el gospel fueron formas musicales que emergieron de la tradición oral (...) Mientras las comunicaciones de masas y el mercado crecían, el sonido y el pulso de la cultura afroamericana dio forma cada vez más a toda la cultura estadunidense". Estos géneros, a su vez, influyeron en el trabajo de muchos escritores afroamericanos.
En el contexto del Movimiento de los Derechos Civiles, Martin Luther King Jr. fue el orador más conocido. Como señala Cataliotti, sus discursos estaban enraizados en la tradición de los sermones negros, con todo y sus patrones de llamada y respuesta.
A su vez, el Black Arts Movement de los años 60 generó poesía basada en la tradición oral, que sería recuperada en la década de los 70 por artistas como The Last Poets y Gil Scott-Heron, quienes contribuyeron a establecer los fundamentos del hip hop y, más tarde, del spoken word.
La experiencia mexicana
El spoken word es una de las tradiciones orales menos conocidas en nuestro país, aunque recientemente algunos artistas mexicanos, como Tiosha Bojorques, Katia Tirado y el grupo de jazz Sociedad Acústica de Capital Variable, lo cultivan.
Paralelamente, se ha expandido la cultura del hip hop local con jóvenes como Bocafloja, Magisterio, Skool77, Shiker, Jezzy P y Spía 104.
La influencia del spoken word y del hip hop en México coinciden con el ascendente interés por parte de otras comunidades urbanas hacia la riqueza lírica y de improvisación (¿freestyling?) del son veracruzano, cultivada por grupos como Chuchumbé, Son de Madera, Los Cojolites y Los Utrera. Además, los grupos jarochos más inquietos se han relacionado con los repentistas caribeños.
Estas son algunas coincidencias entre tradiciones orales que, ya sea por los medios y el aceleramiento de la información, pero sobre todo por la globalización de las raíces y por las migraciones, podrían encontrarse y quizá hasta nutrirse mutuamente.
Con el fin de retomar los encuentros de poesía en voz alta en la Casa del Lago, este recinto cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México llevará a cabo, a partir de hoy, el ciclo PoesíaEnVozAlta 05.
Este sábado 5 de noviembre se tiene programada, a las 13 horas, la conferencia La arquitectura del lenguaje, a cargo del poeta estadunidense Quincy Troupe.
Más tarde, a las 19 horas, se realizará el acto Acción poética, con la participación de Quincy Troupe, el Cuarteto de Luri Molina, Tiosha Bojorques y el DJ Aztek.
Las sesiones poéticas se realizarán en la terraza de la Casa del Lago. Las mesas redondas y conferencias, en la Sala Rosario Castellanos. Los actos continuarán hasta el 8 de diciembre.