Usted está aquí: lunes 31 de octubre de 2005 Espectáculos Exploran bailarinas canadienses el rito ancestral a un elemento sagrado: el agua

En plena fuente del Centro Cultural Universitario presentan su espectáculo

Exploran bailarinas canadienses el rito ancestral a un elemento sagrado: el agua

ARTURO CRUZ BARCENAS

Ampliar la imagen Helada, el agua recorre la piel de las bailarinas. Es acto de alegr� tristeza y sensualidad FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z

Agua, espectáculo-exploración del nexo entre el líquido, el ritual y la danza, creado por la compañía Earth in Motion World Indigenous Dance, de Ontario, Canadá, se presentó tres días seguidos (ayer fue la última función) en la fuente del Centro Cultural Universitario.

Durante los tres días de funciones, cientos de personas la vieron. Al finalizar cada una de las representaciones algunas personas del público se acercaban a tocar el agua de la fuente, cercana a la escultura La llave de Euclides. Estaba fría, casi helada, lo cual hizo pensar en el profesionalismo de las mujeres danzantes.

"En el agua, las culturas indígenas de América encuentran un aspecto sagrado", expresó en entrevista Alejandro Roncería, creador junto con Penny Couchie de esta obra.

Parte de la medicina indígena

Roncería radica desde hace 22 años en Canadá; es colombiano. Explicó: "Esta pieza comienza con una procesión. Las procesiones se dan en todas las culturas indígenas y son parte de un ritual comunitario. Por eso aquí las bailarinas -siete que danzan, se mojan, se bañan- giran en el sentido de las manecillas del reloj, porque es parte de la medicina indígena, que así cura, girando".

Agregó: "Luego vamos a Uma, que es el lugar sagrado de la ceremonia, el comienzo de la vida, de la fertilidad, de la sensualidad; es como estar dentro del vientre de la madre. Luego se pasa a Cachatoi. Siempre hay un balance en las culturas indígenas, así como en la negra, que se refiere a una premonición, que señala que no todo es bello en la vida y que se debe cuidar lo que se tiene. Sin agua no sobreviviremos".

Se escucha el sonido de flautas de carrizo, de tambores, unido a un chelo que emite un sonido solemne y gélido. "Sigue Waira. Estamos en estado de Waira. Respirar el aire y ser aire, ese es un estado. Respirar es vida. La mujer al respirar está en estado de vida. De aquí pasamos a Nina, que es un espíritu de fuego, que advierte que si seguimos así vamos a destruir lo que la vida nos ha dado. Advierte: despierta. Advierte sobre las guerras, los huracanes, la contaminación.

"Pasamos a Ugago, que significa mañana, la esperanza. Con unas varas, las bailarinas se golpean para sacar lo malo. Termina con Magó, que es la purificación. Se sale de la procesión". Este es el final y es un momento emocionante: una mujer baña a otra y en un momento 13 personajes están en la fuente, de la que salen poco a poco, a paso lento.

Agua deja percibir sonidos del mar, caracoles; se salpica a las personas más cercanas a la fuente cuando con varas se golpea al agua. Es algo alegre y triste, sensual e imaginativo. Se cierran círculos, para que los peces se junten y caigan en redes. El agua es vida y alimento, es el inicio y la fuente de vida.

Las bailarinas se sumergen en el agua y no tiritan, pero en el ambiente se siente una ráfaga de aire. Algunos se cubren con sus suéteres o abrigos, y algunas parejas se abrazan para darse calor. Una bailarina toca el agua con la punta de sus dedos, lleva el hilillo del líquido a su frente y el agua recorre su piel, se abre camino entre senos, vientre, piernas. Es la sensualidad de la danza y la voluptuosidad corporal.

Con agua todo, sin agua nada

Se retiran luego de más de una hora de tener los pies en el agua fría. El agua se ha deslizado por su piel y han hecho que suene el carrizo contra el líquido. Con agua todo, sin agua nada. Así de simple, así de trágico.

Roncería añadió: "En 2006 se realizará en México el Congreso Mundial del Agua, en el que se tratará la condición del líquido como recurso estratégico. ¿Cuándo íbamos a pensar que compraríamos agua embotellada en nuestra vida. De niño era imposible pensar eso. Era un chiste. En Bolivia compañías de Estados Unidos querían tener hace meses el control del agua y no se los permitieron. Era robar la lluvia. Ahora hay una concientización. Los indígenas no abusan de los recursos naturales, sino que los dejan descansar. Con esta obra, Agua, hacemos una advertencia".

Diego Murulanda, creador de la música, también colombiano, quien expuso que usan instrumentos tradicionales, algunos del Amazonas y de los huicholes, más algunos contemporáneos, como el chelo, el bajo y la guitarra.

"Tenemos el proyecto de sacar un disco con esta música, que quizá estará listo en febrero o marzo de 2006. Esta obra es excelente y permite un lenguaje de compenetración de los músicos. Música y danza se coordinan", dijo.

Para Murulanda en las funciones en Ciudad Universitaria el público no fue sólo voyeurista pasivo, sino que "estuvo metido. En Toronto muchas personas lloraron al ver la pieza, sobre todo cuando la presentamos a comunidades indígenas. Deja salir lo que se trae adentro".

 
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