Autoridades municipales minimizan el problema
Niños huérfanos y extraviados, otra parte de la tragedia causada por Stan
Ampliar la imagen Un menor colabora en las labores de limpieza de una biblioteca ubicada en Tapachula FOTO Alfredo Dom�uez Foto: Alfredo Dom�uez
Tapachula, Chis., 24 de octubre. Con un futuro incierto, sin esperanza ante lo que viene luego de la tragedia ocurrida por el paso del huracán Stan, en la que perdieron no sólo parte de su ciudad, sus casas y sus escuelas, sino hasta sus padres, a los niños huérfanos de Tapachula y la costa chiapaneca poco o nada de ayuda especializada se les ha brindado y han quedado en el desamparo total.
Según información proporcionada por el Instituto de Desarrollo Humano (IDH) municipal, oficialmente no hay ningún caso de este tipo registrado, ya que dentro de la Casa de Atención a Menores y Adolescentes en Situación de Calle hoy sólo se encuentran ahí 13 niños, que ya estaban desde antes del desastre.
Sin embargo, en cada uno de los albergues se tejen historias sobre decenas de menores que al inicio de la catástrofe no encontraban a uno o a ambos padres; muchos fueron protegidos por familiares directos, indirectos o amigos, que ante la confusión reinante decidieron llevárselos a sus domicilios.
Es el caso de José Alexander Cisneros de la Cruz, de 9 meses de edad, cuya madre, Juana de la Cruz González, de 24 años, no aparece, y tampoco la madre de ésta. Según el testimonio de María de la Cruz González, tía del menor, quien logró salvar la vida luego de ser arrastrada varios kilómetros por la corriente del río, y sobrevivir sin alimentos hasta que fue encontrada en un potrero cuatro días después. Las dos mujeres que se encontraban con ella también fueron llevadas por las aguas.
Cruz González, quien se encuentra en el albergue de la Casa de la Iglesia, narra que el padre de su sobrino logró rescatar al menor, pero ya no pudo regresar por su esposa. No obstante, este caso de orfandad no está registrado en el IDH. El niño, junto con su abuela paterna y su padre, momentáneamente está viviendo en una casa de la colonia 5 de Febrero, sin haber recibido ninguna atención médica.
Por su parte, la joven pedagoga Zoila Lizeth Tapia Becerra, voluntaria de la iglesia de San Felipe de Jesús, en la colonia 5 de Febrero, narra el caso de una niña de menos de un año de edad quien fue abandonada en el albergue del Club Campestre. ''Nadie supo dar información de ella, por lo que ante la confusión y la gran cantidad de gente que había en ese momento la trasladamos a la iglesia, donde fue atendida'', dice.
Un caso más fue el de un niño de aproximadamente 10 años de edad, quien aseguraba que sus progenitores habían regresado por sus papeles y pertenencias a su casa, en la colonia Miguel de la Madrid. Finalmente llegó una mujer que dijo ser su tía, pero los padres nunca aparecieron.