Usted está aquí: domingo 23 de octubre de 2005 Espectáculos Regresó La llorona, modernizada, a los canales de Xochimilco

La escenificación de la leyenda prehispánica cumple su temporada 11

Regresó La llorona, modernizada, a los canales de Xochimilco

Esta representación cuenta con elementos de danza contemporánea y hasta circo, ''es una exposición más artística'', afirma su director

Las funciones son los fines de semana por la noche

ERIKA DUARTE Y JAIME WHALEY

Ampliar la imagen Los aztecas rinden culto a la diosa Cihuac�, uno de los pasajes de la representaci�e La llorona FOTO Mar�Luisa Severiano Foto: Mar�Luisa Severiano

Valga la redundancia. La legendaria leyenda de La llorona se recreó la noche del viernes de nueva cuenta al cobijo de una espléndida luna de octubre, al dar comienzo la temporada número 11 de la escenificación anual en los canales de Xochimilco.

Con un elenco basado principalmente en actores del teatro no profesional, la escenificación, auspiciada por la organización de trajineros del embarcadero de Cuemanco, dio principio a una temporada que se extenderá hasta finales de noviembre, con funciones los fines de semana, esto es, viernes, sábados y domingos, en horario nocturno.

Para esta temporada, la obra, que relata la leyenda prehispánica de la deidad que perdió a sus hijos al ahogarlos en una laguna, sufrió algunas modificaciones en su puesta, como señaló el director Guillermo Larrea Santana, "se pretendió innovar el texto tradicional. Crear una composición visual de luz y sonido, buscando encaminar los cuadros hacia una exposición más artística. Lograr esa parte de ensoñación de lo que fue el mundo prehispánico, la conquista, la Colonia y la fusión mestiza, en la que el hilo conductor es la narración de La llorona", dijo.

En la búsqueda de una visión moderna, a esta representación se integraron elementos de danza contemporánea, inclusive de circo. El escenario, como de costumbre, un islote de la laguna de Tlilac, en el que se desempeñan los 25 actores del grupo Voces del agua, que este año recibieron por vez primera la asesoría coreográfica de Farahilda Sevilla, lo que se notó en los movimientos de los cuerpos a los que parecía no afectar la casi gélida temperatura del lugar. ''El mismo recorrido del embarcadero hasta acá despierta la imaginación, es una camino iniciático'', reiteró la coreógrafa.

Un lamento desgarrador

Para llegar a la laguna es necesario un paseo lacustre de escasos 10 minutos en las típicas trajineras de Xochimilco por los canales.

Entre el silencio de la noche y la quietud de las aguas surge en un punto una silueta envuelta en la blancura y el quejido.

Se escucha el sonido de los caracoles, se percibe el olor del copal. Se enciende la luz del fuego. Entran los actores a escena. Comienza la representación, el ritual que parece permanecer atrapado en el tiempo y trasladar tanto a artistas como espectadores a aquella época del resplandor prehispánico.

En ese momento, la pirámide en medio del islote es un testigo del ritual donde la diosa Cihuacóatl, La llorona pues, es venerada, y se le ofrecen sacrificios para que la tierra siga dando sus frutos.

En una conjugación de los cuatro elementos: fuego, tierra, agua, viento, se desenvuelve la civilización de los pueblos mesoamericanos, que se ve truncada ante la llegada del conquistador.

Moctezuma y Cuauhtémoc parecen presentir el ocaso. Firmes y en pie esperan la señal de los dioses -representados con penachos y cabezas de jaguares- para enfrentar al enemigo. Guiado por La Malinche y escoltado por el ejército invasor, Hernán Cortés logra entrar a las tierras sagradas. Los guerreros aztecas libran la más intensa de sus batallas, y ese es quizá el momento cúspide de la obra.

Después viene la conquista, la imposición de la lengua, de la religión. La esclavitud y el sometimiento.

"Donde fue la grandeza de los templos se construyeron las iglesias del conquistador", narra una voz. Se apagan las luces, y en la oscuridad y en medio de la desolación asciende una cruz a la cima de lo que fue la pirámide y ahora es una iglesia. El lamento de La llorona es desgarrador, pareciera hacer eco en el reflejo del agua y en el movimiento de los ahuehuetes, para después perderse con su imagen entre la oscuridad.

Termina la obra. No hay telón, pero sí una cortina de aplausos que surge desde las filas de trajineras y, cruzando la laguna Tlitlac, llega al islote. Así, La llorona representa el choque y la fusión de dos mundos que a través de los años parecen sobrevivir inseparables.

Fomento a la cultura

De acuerdo con autoridades delegacionales y los organizadores de la representación, el año pasado acudieron unas 7 mil personas durante la temporada, y en esta ocasión se espera recibir a unos 10 mil espectadores.

El delegado en Xochimilco, Faustino Soto, explicó que la delegación apoya al embarcadero y a las organizaciones promotoras con servicios de seguridad y de auxilio, así como en la inversión de infraestructura hidráulica y conservación de la zona.

"Tratamos de fomentar las tradiciones en nuestra región. Además la chinampa en la que se monta la representación no está en los lugares turísticos, sino en los de reserva natural y declarados por la UNESCO como patrimonio cultural y natural de la humanidad. El propósito es que por lo menos una vez al año la gente tenga la oportunidad de conocer esta parte de Xochimilco", explicó el funcionario. Otro de los propósitos, señaló, es impulsar el turismo y generar más empleos a partir de este tipo de actividades.

Las funciones son a partir de las 20:30 horas los días citados. El lugar es el embarcadero de Cuemanco, al final de la calzada de acceso a la pista olímpica de remo y canotaje. Los boletos se adquieren en taquilla a un costo de 80 pesos y se recomienda llevar repelente para mosquitos y abrigo.

 
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