Usted está aquí: domingo 23 de octubre de 2005 Opinión BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jaliffe Rahbe

Greenspan adopta la tesis del "pico del petróleo"

Apuesta neoliberal por el gas

NO ES SENCILLO comprender la razón por la cual el "gobernador" (sic) casi octogenario de la Reserva Federal, el mago malhadado Alan Greenspan, próximo a jubilarse, se interese tanto desde hace tres años en temas energéticos del mayor alcance geoestratégico que no le incumben.

A MENOS QUE EN LA FASE de la desregulada globalización financiera feudal los precios de petróleo y gas tengan correlación con las políticas monetaristas que generan deliberadas burbujas especulativas, cuesta trabajo entender, en un análisis superficial, las incursiones metabancarias de Greenspan, quien es el principal impulsor del abandono del petróleo en beneficio del gas ante el Congreso de Estados Unidos desde hace tres años, cuando en forma coincidente se notó que el unilateralismo bushiano no podía capturar la pletórica riqueza petrolera de Irak.

EL DIA 17 GREENSPAN volvió a la carga en Tokio sobre su preferencia selectiva por el gas, y se adhirió sin saberlo a las teorías expuestas en Bajo la Lupa, cuando adoptó la tesis sobre el "pico del petróleo" (el inminente agotamiento del petróleo convencional) y la multidimensión de su precio: "empezaremos la transición a las principales fuentes de energía, quizá antes de la mitad del siglo (sic), conforme la tendencia central de los escenarios del Departamento de Energía proyecta alcanzar su pico (¡súper-sic!) (...) La transición (sic) tomará tiempo (sic). Nosotros (sic) y el resto del mundo (sic) tendremos (sic) que vivir sin duda con las incertidumbres geopolíticas (sic) y de otra índole de los mercados petroleros por algún (¡súper-sic!) tiempo" (Reserva Federal, 18/10/05).

A MENOS QUE LLEGUE A LOS 124 años de edad, a Greenspan no le corresponderá ver la "transición" de su país en su plena permutación al gas, ni la recaptura del control del petróleo en el planeta que perdió Estados Unidos en su fallida aventura unilateral en Irak.

HAY QUE CONSIDERAR que el lenguaje de Greenspan, en su etapa crepuscular, se volvió menos críptico de lo que acostumbra la fauna centralbanquista neoliberal monetarista, que en forma ridícula adopta poses oraculares me-diante una jerigonza ininteligible. Sin perder su obsesión patológica por las "fuerzas del libre mercado" en "su papel primordial en la conservación (sic) de los escasos (sic) recursos energéticos, al dirigir esos recursos a un uso de mayor valor", Greenspan no tiene más remedio que admitir que la "asequibilidad de la capacidad productiva adecuada será también (sic) impulsada por influencias fuera (¡súper-sic!) del mercado y por otras consideraciones políticas" (¡súper-sic!). No especifica de qué "consideraciones políticas" se trata. Por lo menos deja de lado, aunque muy tardíamente, el simplismo unidimensional de los economistas neoliberales, quienes todo lo reducen a "oferta y demanda" del sacrosanto mercado, y desprecian la dimensión geoestratégica de los energéticos, que en la actual fase de turbulencias planetarias cobra una preponderancia desmedida, como hemos sostenido en el libro Los cinco precios del petróleo, de próxima aparición en Argentina.

GREENSPAN CONFESO QUE desde 1973, cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tomó el control geoestratégico del hidrocarburo, lo que se exacerbó hace cinco años, "el poder de los mercados ha sido también el poder sobre los mercados". Seguro que con esta bella frase muchos fanáticos monetaristas neoliberales sufrirán infartos masivos al no poder concebir otra fuerza por encima del mercado, como si éste operara en el vacío sin una cobertura militar creíble. Suele suceder, según sus asertos, que las "fuerzas del mercado" (sic) y las "tecnologías que generan" se impongan, como sucedió en 1995, cuando estaba previsto un precio de 60 dólares por barril (120 dólares a precios de 2005) por el Departamento de Energía. Doble error conceptual de Greenspan: la tecnología no es producto específico de las fuerzas del mercado ni es hija de una ideología dada; en 1995 habían pasado cinco años de la desintegración de la URSS -el precio se cotizaba en 16 dólares (cuatro años más tarde alcanzaría el piso más bajo desde 1971: alrededor de 10 dólares)- cuando predominaba la unipolaridad de Estados Unidos y su engendro de la desregulada globalización financiera feudal (léase: la grotesca tesis del "fin de la historia", del nipón-estadunidense Francis Fukuyama: un pensador-chatarra barrido por el huracán de los hechos).

NO FUE EN 1995, sino 10 años más tarde, cuando el precio alcanzó 60 dólares, justamente porque Estados Unidos aceleró su decadencia y descomposición interna y externa, expuestas por su derrota en Irak: ahora es el "poder sobre el mercado" el que trasciende a las "fuerzas del mercado" e impone nuevas condiciones con otro tipo de mercado y mercadeo, diferentes a los sesgados esquemas neoliberales anglosajones que socavaron el valor de las materias primas para financiar en forma parasitaria sus economías a precios de regalo.

A SU JUICIO, LA RELATIVA "estabilidad de precios", en una perspectiva de largo plazo, fue erosionada en forma notable en los pasados cinco años", cuando los "distantes futuros de los precios se incrementaron en forma abrupta. A principios de agosto los precios para suministrar crudo ligero en 2011 rebasaron 60 dólares, a la par de los precios que se cotizan hoy día, lo que refleja la creciente suposición de que los aumentos en la capacidad petrolera fuera de la OPEP no serán más adecuadas para servir la demanda mundial que prevalece en la región emergente de Asia. En forma adicional, el precio de largo plazo del petróleo ha sido estimulado por renovados temores de interrupción (sic) del abastecimiento en Medio Oriente y en otras partes".

NO DICE NADA SOBRE los futuros del precio del gas, que ha triplicado su cotización -mucho más que el mismo crudo- ni profiere que el invasor de Irak ha sido la dupla anglosajona de Bush-Blair. Lo que pasa es que les salió el tiro por la culata, porque en caso de haber prevalecido el control del petróleo en Irak bajo la férula anglosajona, otro hubiera sido el destino de su precio. Repite en forma fastidiosa la eficiencia legendaria de Estados Unidos en el consumo energético y exhibe su "preocupación por la concentración de reservas de petróleo en áreas políticamente volátiles (sic)".

LO REAL ES QUE DESDE hace tres años el unilaterialismo bushiano perdió el control geoestratégico del "oro negro" que obtuvo con la disolución de la URSS (y mediante la imposición de la desregulada globalización financiera feudal), que fue retomado relativamente por la OPEP (sobre todo, por Arabia Saudita, Irán y Venezuela), por lo que a Estados Unidos no le queda otra opción que permutarse al gas, donde cuenta con una "ventaja tecnológica" que empleará a fondo con el gas natural licuado.

JUSTAMENTE EN UN PANEL en que participamos en estos días bajo el auspicio de la Asociación Nacional de Industrias Químicas, comentamos que llamaba mucho la atención que Estados Unidos, que busca perder su dependencia geográfica del petróleo medio-oriental, se haya volcado en teoría sobre el gas para crear paradójicamente una nueva dependencia energética, al menos que tenga una oculta carta magistral bajo la manga que, a nuestro juicio, no podría ser otra que las cuantiosas reservas gaseras de la cuenca de Burgos, las profundidades oceánicas del Golfo de México, el Artico y la Antártida -sin despreciar las de Trinidad y Tobago (candidato a ser sede del repelente ALCA)-, que tanto presume la trasnacional British Petroleum. Sin una crueldad de la naturaleza en juego, sería altamente improbable que Venezuela, cuya costa se encuentra a 11 kilómetros de Trinidad y Tobago, no exhiba mayores reservas gaseras.

LA GEOPOLITICA DEL GAS es sustancialmente diferente a la del petróleo cuando Estados Unidos dispone ya del control de la tercera reserva mundial de gas en Qatar (su centro militar de operaciones para Medio Oriente) y tiene arreglos con Rusia, la primera potencia gasera, en especial con Gazprom, la primera empresa paraestatal con reservas equivalentes a las que tiene en petróleo Arabia Saudita, además de que existen proyectos para construir un gasoducto que conecte a Rusia con Alaska a través del estrecho de Bering, para abastecer a Canadá, Estados Unidos y el norte de México (¿estará enterado el mal informado Fox?).

QUEDA "SUELTA" LA SEGUNDA potencia gasera, Irán, a la que las trasnacionales anglosajonas buscan controlar mediante la balcanización (que inició Gran Bretaña en Khuzestán, a decir de los iraníes, según informa Al-Jazeera.com), el bombardeo selectivo de plantas nucleares persas (ya sea por iniciativa de Israel, de Estados Unidos o inclusive con minibombas nucleares) o, finalmente, como tercera opción, sentarse a negociar para avalar el proyecto nuclear iraní a cambio de un acuerdo geoestratégico sobre su gas con Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel, que no sería nada descabellado detrás de la humareda desinformativa, dados los antecedentes de colaboración clandestina en el Irán-contras y el reciente auge chiíta en Irak.

TAMPOCO PUEDE SOSLAYARSE que en forma "sorprendente" Greenspan haya mostrado en privado un interés inusitado por los gigantescos yacimientos de gas de la cuenca de Burgos (desfondados por la desinformación neoliberal). De tal dimensión geoestratégica es la derrota de la unipolaridad estadunidense en Irak, lo que la mediocridad de la fauna de neoliberales mexicanos no consigue asimilar, pues su creatividad e "innovación" mentales consisten en ceder el control energético de México a las petroleras anglosajonas, a diferencia notable de la brasileña Petrobras (y eso que Brasil es deficitaria en petróleo y gas) y la venezolana PDVSA, que se han posicionado mejor que Pemex, deliberadamente saboteada por la entreguista kakistocracia (el gobierno de los peores) del cuarteto De la Madrid-Salinas-Zedillo-Fox.

¿HASTA CUANDO?

 
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