La ciudad de los letreros-espejos
Tapachula, Chis., 19 de octubre. Del esperpéntico palacio municipal de Tapachula destaca, aunque uno no quiera verlo, el puesto de Iusacell: ''Pensamos en ti''. La compañía ofrece servicios de larga distancia gratuitos por cinco minutos, así como llamadas locales, siempre que sean a teléfonos de esa empresa.
Modestamente, a un costado de la avasalladora presencia iusacelliana, está una pequeña manta donde aparece la lista de las personas que se encuentran en los albuergues habilitados para acoger a los sin techo, a los sin nada. En 15 minutos unas 20 personas consultaron la kilométrica lista de los desamparados. Durante ese tiempo los dos jóvenes que atendían el puesto de Iusacell se morían de la risa platicando, por celular, con sus amigos.
Un poco antes del comercial en vivo, directo y a todo color, dos estatuas bañadas en quién sabe cuantas pasadas de bronce atestiguan la imagen. A la izquierda, Fray Matías de Córdova y Ordóñez, ''libertador de Chiapas''. Y a la derecha el cura Hidalgo, de quien no se dice su nombre de pila: al fin, para qué. Pero sí se le presenta como ''padre de la patria''.
Se cumplen dos semanas del ya inolvidable paso del huracán Stan por estas tierras del sureste mexicano. La necesidad de pasar página aflora en cada conversación, cuando menos en las de Tapachula centro, la zona menos castigada por el meteoro. Pero apenas a ocho cuadras del centro, donde se encuentra el olvidable palacio municipal, los estragos hacen llorar, sobre todo a quienes se quedaron sin lo poco que tenían.
Este reportero acudió al tal palacio, a media tarde, con el ánimo de hablar con su temporal inquilino. No se encontraba. Un par de policías, harto amables, le explicaron que ''el licenciado anda trabajando, pero seguro llega más tarde''. Desechada semejante pretensión, la mirada se deslizó entre el lúgubre vestíbulo -parecido a una cancha de fútbol rápido- y una gran pared pintada de cal en la que sobresalían diez carteles anunciando chicha y limonada. Desde el IFE pidiendo a los ciudadanos que avisen oportunamente su cambio de domicilio hasta un luminoso cartel de la benemérita cadena comercial Wal Mart asegurando que ''nuestra gente hace la diferencia en México''.
Ofrecen trabajo de tiempo completo y también de medio tiempo. Tienen vacantes en las áreas de ''vendedores para piso de ventas y perecederos, panaderos, tablajeros o carniceros''. La región del Soconusco puede respirar aliviada.
Pero no faltan, menos aquí, los políticos modernos, como el senador Rutilio Cruz Escandón, de quien se omite su filiación política pero en su propaganda se liga a la Red Juvenil Lópezobradorista, y anuncia una magistral conferencia : ''Aspectos legislativos del voto de los mexicanos en el extranjero''.
Y la letanía de cartelitos y cartelones es cerrada, como el desangelado llamado del IFE a los ciudadanos para que se identifiquen ''desde la primera visita al módulo''.
Mientras todo eso queda anotado en la libreta, un aguacero inunda la calle, sin alterar el caminar parsimonioso de la gente. En uno de los costados del zócalo, orgullo de los de Tapachula y alrededores, llama la atención un negocio repleto de clientes como ningún otro, a excepción de las farmacias: es una casa de empeño que presume en un llamativo cartelón: ''Hoy te prestamos más que nunca''.
Josetxo Zaldúa, enviado