En 1987 había 94, hoy sólo hay registradas 26: Cofepris
Farmoquímicas, en retroceso luego de apertura comercial
La entrada de México al mercado económico globalizador perjudicó a la industria productora de principios activos farmacéuticos. De ser un sector superavitario, con 40 millones de dólares anuales a mediados de la década de los 80, ahora lucha por sobrevivir.
En 1987 había 94 empresas farmoquímicas que producían 259 principios activos y cubrían 67 por ciento de las necesidades del país. Actualmente sólo existe registro de 26 empresas.
Todavía en 1989 en los concursos consolidados de medicamentos del sector salud se premiaba con puntaje de 5 por ciento a los laboratorios que utilizaban fármacos nacionales, afirma el diagnóstico Hacia una política farmacéutica integral para México, elaborado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
Sin embargo, con la incorporación de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por su sigla en inglés) se aceptó la disminución de aranceles de las materias primas y de los ingredientes activos farmacéuticos (IAF) de importación, así como la desgravación paulatina de aquellos que se fabricaban en el país.
Al mismo tiempo, dice el estudio, se eliminó el requisito de permiso de importación si había producción nacional. La consecuencia fue que muchos insumos se empezaron a adquirir en otros países en los que por diversos motivos era más barato. Por el contrario, ciertas materias primas -productos intermedios- necesarias para la fabricación de IAF, siguen teniendo impuestos a pesar de que no se elaboran en México.
La pérdida de competitividad de la industria nacional se notó en poco tiempo, señala el diagnóstico del organismo desconcentrado de la Secretaría de Salud (Ssa). En 1994 el número de empresas en operación que fabricaban 129 principios activos y abastecían 55 por ciento del mercado descendió a 48. En 2005 había solamente 20 agrupadas en la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), algunas en la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), y nueve están integradas desde la fabricación hasta la producción del medicamento. Otras dos producen biofármacos como parte del proceso de manufactura.
En tanto, de acuerdo con el registro que lleva Cofepris, en 2003 había 38 industrias fabricantes de IAF, mientras en 2005 sólo se encuentran 26, pero no existe información actualizada acerca de los farmoquímicos que se fabrican ni del volumen total de su producción.
En México se obtienen esteroides, antibióticos de fermentación y semisintéticos, otros antimicrobianos, antinflamatorios no esteroideos, antitumorales, antiulcerosos, vitamínicos, biofármacos (faboterápicos, interferones, eritropoyetina) y otros, pero varios grupos terapéuticos no están cubiertos por la producción nacional, la cual ha disminuido en años recientes.
El diagnóstico de Cofepris ubica entre los factores que han propiciado el decremento de la industria farmoquímica la competencia con fabricantes extranjeros, principalmente asiáticos; los altos costos financieros para las inversiones que se requieren; la disponibilidad limitada de productos químicos intermedios necesarios para la producción de farmoquímicos; el insuficiente desarrollo tecnológico y convenios de transferencia de tecnología muy rígidos.
También ha incidido la escasa investigación para el desarrollo de tecnología propia, así como el poco interés de los fabricantes de medicamentos en buscar nuevos productos.
Para la Cofepris el derrumbe de la industria mexicana tiene origen económico, aunque, dice, también influyó el desarrollo tecnológico y la falta de integración de cadenas productivas. Además se debe considerar que a escala mundial la oferta de fármacos supera la demanda, por lo que los precios internacionales se mantienen muy bajos.
Sin embargo, también resalta que en los países que han aplicado políticas de corto plazo para impulsar este sector, la comercialización de principios activos y medicamentos representa una importante fuente de divisas.
Mientras en México se logra la integración de la industria con la investigación y el desarrollo de nuevos productos, se deberían aprovechar los conocimientos disponibles acerca de las moléculas patentadas en otras partes del mundo que pudieran ser objeto del desarrollo final y producción de medicamentos y principios activos, apunta.
Sin embargo, indica la Cofepris, "es preocupante el lento crecimiento en la producción de fármacos nacionales y la dependencia creciente a proveedores extranjeros, lo que hace imprescindible impulsar la industria de principios activos farmacéuticos por lo menos en ciertos nichos.
La Cofepris advierte además sobre la importancia de promover la industria productora de IAF porque puede mejorar el desarrollo humano y tecnológico, con lo cual se podría acceder a la fabricación de productos descubiertos en el país o en el extranjero, bajo licencia del titular de la patente o con el registro del título de propiedad del producto en cuestión en coordinación con un investigador.
En cualquier caso, señala el organismo que dirige Ernesto Enríquez Rubio, "se generaría un flujo económico favorable en diversos sentidos que junto con otras industrias estratégicas deben sustentar el futuro de México".