Autoridades locales reconocen haber sido rebasadas
Amenazan enfermedades infecciosas a veracruzanos
Funcionaria del puerto calcula que hay 180 mil afectados
Niega que la etapa de contingencia haya quedado atrás
Ampliar la imagen Vecinos de la calle Ursulo Galv� colonia Reserva 1, en Tarimoya, Veracruz, regresan a sus hogares pese al temor a las enfermedades provocadas por el agua estancada FOTO Horacio Zamora Foto: Horacio Zamora
Veracruz, Ver., 11 de octubre. Un intenso calor que llega hasta 40 grados centígrados, agua anegada en decenas de colonias, olores nauseabundos y nubes de mosquitos no han impedido que miles de veracruzanos dejen los albergues para tratar de reconstruir sus hogares.
Los cientos de kilogramos de cal que las autoridades sanitarias de los municipios de Veracruz y Boca del Río han distribuido entre los lugareños para regarla sobre las aguas lodosas han sido insuficientes para evitar brotes de infecciones epidérmicas, diarreicas y de conjuntivitis.
A una semana del temporal que inundó más de 100 colonias y fraccionamientos habitacionales en esa zona conurbada, las autoridades municipales reconocieron que fueron superados por la emergencia, al igual que el gobierno estatal.
''No vamos a negarlo, ya basta de apariencias: esto nos rebasó'', dice molesta la regidora porteña de Salud, Matha Leyva.
Contradiciendo los discursos optimistas del gobernador Fidel Herrera, quien asegura que la contingencia está controlada, la funcionaria señaló que la etapa de riesgo no ha pasado y que los damnificados ahora están amenazados por las epidemias.
''Sólo en el puerto, si hablamos de mil personas damnificadas por cada colonia de la ciudad, entonces tenemos 180 mil afectados, y lo peor: 80 por ciento ya están enfermos por el contacto con agua y alimentos contaminados.''
Las autoridades municipales ya cerraron la mayoría de los refugios temporales instalados antes y durante la contingencia. De las 3 mil personas albergadas, sólo unas 400 aún pernoctan en esos sitios.
La mayoría ha retornado a sus colonias para hacer el recuento de los daños e intentar recuperar los enseres que quedaron en el lodo y el agua. El reporte oficial es de 48 colonias y predios anegados.
En medio de la inmundicia, familias enteras deambulan rodeadas de moscas y alimañas, desde gusanos hasta anguilas que salieron de las lagunas desbordadas.
''Claro que tenemos miedo de las infecciones, sobre todo por los niños, pero ¿qué le vamos a hacer?'', dice Marina Chávez, de la Reserva 1.
En las colonias El Predio 4, Vergara Tarimoya, 2 de Octubre, Caballerizas y López Portillo no hay agua potable, la tubería está averiada y la ayuda oficial no llega. En una semana, sólo un día, el jueves pasado, las autoridades distribuyeron despensas y enviaron un carro cisterna.
''No nos llega ayuda y seguimos tomando la poca agua que conseguimos de otras colonias, pero es agua de la llave, y comemos lo que conseguimos'', dice Ramón Uribe Martínez, dirigente de colonos del Predio 4.
La ''pomada mágica'', un compuesto antiséptico elaborado a mano por personal de la jurisdicción sanitaria número 8, tampoco ha funcionado para frenar la micosis, pues adultos y niños se ven forzados a caminar en medio del agua contaminada.
Muchos de los que retornaron a sus colonias sin dinero se las ingeniaron para construir con tambos vacíos y tablas pequeñas balsas para cruzar las calles, convertidas en albercas pestilentes.
Un panorama más grave se observa en las colonias Santa Teresa y Reserva 3, al noroeste de la ciudad, donde unas 50 viviendas construidas con láminas y madera quedaron semisepultadas por los deslaves de dunas y aludes de lodo.