Usted está aquí: martes 11 de octubre de 2005 Opinión JAZZ

JAZZ

Antonio Malacara

Cuatro generaciones en el Palacio de Bellas Artes

EL CONCIERTO DIEZ Grandes del Jazz en México, en homenaje a los pioneros, en el Palacio de Bellas Artes resultó todo un éxito.

EL LLENO TOTAL de la sala principal del Palacio el pasado 4 de octubre sorprendió a propios e impropios. Nadie imaginaba que una convocatoria alrededor del jazz mexicano tendría tal respuesta, y menos aún en medio de un martes lluvioso. Pero la reunión de mil 700 almas que no se cansaron de aplaudir durante más de tres horas y media es un argumento inobjetable. Nuestro jazz goza de buena salud.

PARA EMPEZAR, GUSTAVO Rivero Weber, coordinador Nacional de Música y Opera del INBA, dio la bienvenida; habló del interés manifiesto del instituto por la promoción del jazz e hizo patente el carácter histórico de esa noche. Enseguida, el que esto escribe dijo también algunas palabras y el telón se abrió.

LA BIG BAND de Pepe Mata lucía espectacular bajo los seis enormes lienzos donde Alfredo Arcos, Jazzamoart y Daniel Manrique habían plasmado las imágenes de otra media docena de músicos en movimiento. Una base sepia, seis acrílicos en blanco y negro, y tres estilos totalmente diferentes que se fusionaban a la perfección en la plástica de la escenografía. Pepe Mata no pulsó su sax, se dedicó a dirigir a la banda con temas tradicionales de Tizol y Ellington y un excelente y contemporáneo remate con las Good news, de Bob Mintzer.

LA PRIMERA SEMBLANZA de la noche fue sobre Leo Carrillo (1925), leyenda viviente de la batería, quien a pesar de lucir un poco mermado de salud, respondía sonriente ante el enorme aplauso que del público cuando recibió su reconocimiento. De hecho, el ánimo del respetable no decayó un solo instante; cada uno de los homenajeados fue ovacionado.

OSCAR ADAD, PRODUCTOR de Voodoo Jazz, hizo la semblanza de Juan José Calatayud (1939-2003) y la viuda del célebre pianista, Gloria Mendoza, subió emocionada al escenario. El turno musical fue de Héctor Infanzón, que a piano solo dio cátedra de sutileza y poder de improvisación con dos temas propios.

ALBERTO ZUCKERMANN, PIANISTA y articulista de El Universal, habló sobre Tino Contreras (1924), pero debido a que el maestro tuvo que estar en un homenaje que le hicieron en su natal Ciudad Juárez, Rocío Montes llegó en su representación. Después apareció Germán Palomares, de Radio UNAM, para hacer la semblanza de Héctor Hallal El Arabe (1921-1986), uno de los mejores saxos de todos los tiempos; Imelda Castillo viuda de Hallal recibió la placa.

EL TELON VOLVIO a subir para dejar ver a Enrique Nery en el piano, Aarón Cruz en el contrabajo y una sonriente Iraida Noriega que de inmediato vocalizó las primeras líneas de Día nublado. Dos temas más y el maestro Nery dejó el piano a Mario Patrón hijo, Iraida cantó La puerta, de Luis Demetrio, y el Palacio entero se cimbró de placer. Aunque no faltó quien comentara "lo poco arriesgado" de la intervención.

GERMAN PALOMARES REGRESO para hablar de Hilario y Micky (1939 y 1934). La legendaria pareja subió al escenario y el público aplaudió particularmente conmovido. El turno fue para Xavier Quirarte, crítico de jazz de Milenio, quien habló de Alfredo Marichal para que el ex baterista de 3.1416 y actual pianista de su propio proyecto recibiera su reconocimiento.

DIEGO MAROTO FUE anunciado como el saxofonista que acaba de triunfar en Nueva York y el trío del joven maestro apareció para mostrar los hardboperos porqués de su fama. Lo acompañaron otros dos grandes: Luri Molina al contrabajo y Gabriel Puentes en la batería.

"Virtuosos los que sueñan...

DESPUES DE CORTO intermedio, el poeta Kuitláuak Macías leyó Estallido, pieza breve escrita para la ocasión. Cráneo de Jade se dejó oír atrás de la voz con inmaculada empatía, y cuando Macías finalizó el texto con "Virtuosos los que sueñan, porque de ellos es el mundo de lo cierto", el Cráneo soltó amarras y su free jazz se volvió denso y provocativo. No faltó quien emprendiera la graciosa huida ante esta intrincada concepción de la belleza.

LA DOS SIGUIENTES semblanzas versaron sobre Chilo Morán (1930-1999) y Freddy Noriega (1936-2001). Trompetista inmortal el primero. Baterista, pianista, cantante y alquimista el segundo. Francisco Galindo, legendario fundador del foro Arcano, y Erik Montenegro, la voz de Horizonte 108, se encargaron de ellas respectivamente.

VERONICA ITUARTE, ESPLENDIDA como es su costumbre, dejó sentir su voz, su scat y su pasión acompañada por el trío Ethos; igual lució en la balada que en la improvisación libre. Concluido el segundo tema, la cantante dejó solo al trío y éste cambió diametralmente las coordenadas. Iconoclastas y con una imaginería desbordada, las estructuras se sucedieron una tras otra marcando las rutas del porvenir.

LOS ULTIMOS CUATRO reconocimientos se otorgan en un solo bloque. Roberto Arballo, Betuco, guitarrista y cofundador del Papá Beto, habla sobre Mario Patrón (1935-1981); María Elena Osmanchuck, viuda del célebre pianista, no ocultó su emoción. La semblanza de Tomás Rodríguez, saxofonista fuera de serie, corrió a cargo de Victoriano López, crítico de El Financiero. Dado que Alain Derbez tuvo un contratiempo en Xalapa, su texto sobre Víctor Ruiz Pazos fue leído por Alejandro García; referencia obligada del contrabajo en México, Vitillo fue ovacionado. Finalmente, Xavier Quirarte se refirió al saxofonista Rodolfo Popo Sánchez, pionero del jazz fusión, quien lamentablemente había regresado unas horas antes a Xalapa ante una emergencia laboral.

EL CONCIERTO LO cerró Eugenio Toussaint, anunciado como "toda una institución", y aunque estaba programado a piano solo, aparece con Aarón Cruz en el contrabajo y Gabriel Puentes en la batería. Su participación es breve y ejemplar; el público, a pesar de las tres horas y media de maratón, le respondió con vehemencia.

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