Usted está aquí: martes 11 de octubre de 2005 Cultura Apoteósica clausura de la exposición Frida Kahlo en la galería Tate Modern

La artista mexicana cautivó a miles de espectadores en Londres

Apoteósica clausura de la exposición Frida Kahlo en la galería Tate Modern

KYRA NUÑEZ ENVIADA

Londres, 10 de octubre. Frida Kahlo, la exhibición más trascendente y voluminosa en dos décadas dedicada al trabajo y a la vida de ese icono del arte mexicano del siglo XX en la galería Tate Modern, de Londres, cerró sus puertas la noche del domingo en medio de aglomeraciones, con entradas agotadas y rostros de miles de visitantes con la emoción a flor de piel.

''Muy emocional, muy emotiva, muy fuerte", manifestó Suki, estudiante de arte en Kyoto, respecto de la muestra. Delta, afroeuropea, especialista en traumatología, no paró en las interpretaciones de ''los cien y un mil traumas que la hicieron ser lo que fue": pintora, ideóloga, feminista, precursora y apasionada mujer, añadió.

La avalancha de visitantes de última hora superó las expectativas del recinto, donde ocurren con frecuencia clausuras inesperadas, pero ésta fue apoteósica.

Boletos de última hora

La Tate Modern, sin embargo, no dejó a muchos inconformes. En maniobra agradecida por cientos de personas, puso a la venta boletos de última hora aunque con horario estricto de visita; los interesados hicieron fila más de una hora para adquirirlos a pesar de que apenas tendrían hora y media de visita, pero uno expresó: ''No, no importa, es realizable".

Una británica de 23 años, con boleto de entrada a las 20:30 horas del sábado, se propuso el esquema siguiente: tres cuartos de hora para un recorrido general de las 11 salas y una hora para dedicarse ''a las pinturas que siempre me han fascinado, como Las dos Fridas y Unos cuantos piquetitos". ¿De dónde sacas 15 minutos de más, dado que las puertas de la galería Tate cierran a las 10 de la noche?, pero Jill tenía una esperanza: ''no serán tan estrictos ¿verdad?" Tuvo 900 segundos extras y el viaje desde Kent valió la pena.

No faltaron los mexicanos que se hicieron notar por sus comentarios de ''qué chingona, güey", ''te lo dije, güey", ''qué rollo"... y los ah y eh, y los pelos de punta y la piel de gallina que el arte de Kahlo provocó en muchos visitantes.

Durante 122 días, uno tras otro desde el 9 de junio, Frida Kahlo cautivó por mérito propio: 87 obras en la exposición -68 nunca expuestas en Inglaterra-, entre 62 óleos, 16 dibujos en lápiz sobre papel, siete acuarelas, una litografía y un panel al fresco.

Y provocó la solidaridad total con el recuento, de a poquito, de una vida totalmente marcada de acontecimientos inauditos y dramas como el representado por el dibujito, hasta medio infantil, sobre su accidente, hecho exactamente a un año de su acontecer (17 de septiembre de 1926), que si no fuera porque fue su ''vivir muriendo" pudiera haber pasado indavertido.

En la exhibición no faltaron las obras más destacadas y dio espacio propio a cada una de las tantas que realizó para sacarse de encima los traumas de los dos accidentes que reconoció en vida: el del camión y el encuentro con Diego Rivera.

''Gracias al pueblo de México''

Frida Kahlo fue patrocinada por el banco HSBC, contando con el apoyo del Consejo de Turismo de México y el periódico The Times. Un objetivo además preciso: evitar que el interés público sobre su vida, reabierto por un filme hollywoodense, amenace con eclipsar el innegable mérito artístico de quien fue antes que todo ''una artista de las más importantes e influyentes del siglo XX", a lo que se dedicaron las curadoras de la exhibición, Emma Dexter y Tanya Barson.

La Tate Modern estuvo el fin de semana abarrotada. Hasta en los baños. En las 11 salas apenas se podía dar un paso, pero el respeto del visitante hacia el semejante fue genial, a cada quien le tocó su turno, el tiempo que quiso, frente a la obra favorita, sin que nadie molestara, criticara o empujara; unos escuchando la grabación, otros leyendo el librito que daban de guía, algunos que no pudieron tener lo uno ni lo otro, porque también se agotaron; y no les quedó más que leer las cédulas de las obras. Los tumultos más grandes se formaron frente a Mi nacimiento, Mi vestido colgado, Matrimonio, Las dos Fridas, Columna quebrada, el universo y Frutos de la tierra, pero la sala que se llevó las palmas fue la de Autorretratos.

Las ventas en las tres tiendas de la galería parecían de pan recién hecho, en una panadería de Coyoacán; el catálogo de la exhibición se agotó el sábado, así como los tres carteles de Las dos Fridas, Autorretrato con mono y Autorretrato el marco, pero quedaban postales, el cartel de la exposición, tarjetas a la antigua, joyería a la Frida, morralitos de plástico o de tela, muñequitas en papel o en hojalata con la figura de la pintora; las personas se arrebataban hasta las flores de papel y las trenzas para el tocado a la Frida.

Luego se supo que un aparatito que acompañó a los visitantes a lo largo del recorrido por Frida Kahlo era una primicia de la Tate para esta exposición.

La rúbrica a esa memorable muestra del arte de Frida Kahlo la puso un comentario generalizado: ''Gracias al pueblo de México por Frida".

 
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