Usted está aquí: domingo 9 de octubre de 2005 Economía La polémica sobre los excedentes petroleros

José Antonio Rojas Nieto

La polémica sobre los excedentes petroleros

Las cuentas fiscales disponibles hasta hoy son las del periodo enero-agosto. Es claro que no permiten ingresar de lleno a la polémica sobre el uso de los excedentes de los excedentes petroleros, es decir, lo que va por encima de los derechos de extracción esperados, con base en el precio presupuestal aprobado para nuestra mezcla de petróleo de exportación, en este caso 27 dólares por barril.

Y es que quisiera poner como ejemplo de lo que está pasando este año, en el que nuestra mezcla promediará -pese a la dramática caída de precio de los días recientes que ya acumula casi 10 dólares de descenso respecto del 30 de agosto pasado- un nivel promedio de entre 42 y 43 dólares por abril, al menos 15 dólares superior a la cotización presupuestal de 27 dólares.

No omito decir que, además del precio, es importante ver el nivel de producción y exportaciones de crudo, y el comportamiento del tipo de cambio. Sólo ello nos permitiría una revisión presupuestal rigurosa. Pero para la reflexión de hoy, la sola consideración del precio ayuda.

¿Qué pasó entre enero y agosto? Que los ingresos petroleros extraordinarios fueron de poco más de 12 mil millones de dólares (considerando, con cierto abuso, ya lo sé, un comportamiento mensual homogéneo) e incluyendo -desde luego- la menor recaudación del famoso Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (el famoso IEPS). Más estrictamente, los ingresos por derechos y aprovechamiento petroleros (ordinarios de extracción, extraordinarios de extracción, adicional, derecho sobre hidrocarburos y rendimientos excedentes de Petróleos Mexicanos y organismos subsidiarios) fueron casi 11 mil millones de dólares superiores a lo esperado al mes de agosto.

¿A dónde fueron a dar estos 11 mil millones de dólares? Los otros mil -es cierto- los tiene Pemex en sus ingresos, falta ver que se le autorice gastarlos, lo que no resulta claro. Veamos algo del gasto al mes de agosto. Por ejemplo, el gasto neto programable va en una proporción menor al que resulta de sacar un promedio mensual. Y esto es razonable porque el importante rubro de pago en servicios personales se concentra mucho a fin de año por aguinaldos y bonos (el presupuesto autorizó 51 mil millones de dólares para estos pagos en servicios personales).

Pero la partida del gasto específico en inversión física va prácticamente en lo presupuestado, lo que significa que, al menos hasta el mes de agosto, no se amplió la inversión física global. Aunque -hay que decirlo- es cierto que la inversión llamada directa lleva un monto mayor, compensado con un monto menor de la inversión física llamada indirecta.

¿Quién o quiénes han gastado más? Hay dos rubros: apoyo a ahorradores y participaciones. En el primer caso cerca de 200 millones de dólares, y en el segundo cerca de 2 mil millones de dólares para estados y municipios. Falta ver el cierre financiero de la deuda para completar el panorama.

En suma, hasta el mes de agosto no hay evidencia clara de que los cerca de 11 mil millones extraordinarios de derechos y aprovechamiento petroleros hayan sido invertidos. Ahí están en los balances presupuestario y público, pero no se ha especificado bien en qué se han usado o en qué se van a usar. Y tan no se ha especificado, que hoy se asegura en la prensa nacional, que con parte de los recursos extraordinarios de los excedentes petroleros se apoyará el desastre de Chiapas.

¿Podemos estar en contra de que se apoye a los afectados por el desastre en Chiapas, Veracruz, Oaxaca, y demás entidades dañadas por los ciclones? Desde luego que no. Pero lo que no puede ser es el manejo discrecional y poco claro de esos recursos extraordinarios los que, por cierto, para frenar de inmediato las réplicas, son más mucho más, que los que se agrupan en el llamado aprovechamiento sobre rendimientos excedentes.

Según el Presupuesto de Egresos 2005, por cada dólar que el precio de nuestra mezcla mexicana de exportación supere a los 27 fijados como base presupuestal, se entregará 39.2 por ciento considerando solamente el volumen de crudo exportado (56 por ciento de lo producido).

Pero quedan los derechos captados por el petróleo refinado y consumido internamente. Esto muestra que no es válido decir que esté totalmente claro qué hacer con todos los excedentes de los excedentes. Y aquí el Congreso tiene su cuota de responsabilidad.

Les puedo asegurar, entonces, que nos es sencillo explicar los criterios que se siguieron -en todos los casos y desde el año 2001- con el destino de los recursos extraordinarios de los excedentes petroleros. Menos aún entender por qué el Fondo de Estabilización Petrolera sólo cuenta con poco más de mil millones de dólares, cuando al cierre de este año se habrán captado no menos de 33 mil millones de dólares de recursos extraordinarios que sumados a los ordinarios alcanzarán un escalofriante volumen de renta petrolera por 133 mil millones de dólares, logrados a base de la sobrexplotación de nuestros yacimientos de hidrocarburos.

¡Qué pena! ¿Qué le voy a explicar a mi pequeño y tierno hijo Mateo cuando cumpla 15 años, en septiembre del 2020 y Cantarell sea historia? ¿Que antes -sí, antes- teníamos petróleo y gas natural, y que nos los gastamos miserablemente? ¡Sin duda!

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