Persisten contradicciones sobre la hora del percance
Un flamazo originó el desplome del helicóptero
El fuego hizo que el piloto perdiera el control y al salir de la niebla el aparato cayó
Ampliar la imagen Elementos de la PFP trasladan el cuerpo de Ram�art�Huerta FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z
Un flamazo dentro del helicóptero Bell 412, minutos después de las 11 de la mañana, habría sido lo que originó el desplome de la nave en que viajaban el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, Ramón Martín Huerta, y ocho funcionarios públicos más, revelaron a La Jornada fuentes gubernamentales y personal de la Procuraduría General de la República (PGR) que participaron en el levantamiento de cadáveres y los primeros peritajes del siniestro.
Contrario a lo declarado la noche del miércoles por el subsecretario Miguel Angel Yunes, en el sentido de que del helicóptero ''no quedó prácticamente nada'', en la zona del impacto quedaron esparcidos restos de la aeronave, entre ellos parte de la cola, en la cual se observaron rastros del flamazo.
Las fuentes consultadas informaron que este jueves, en la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), se llevó a cabo una reunión en la que participaron pilotos civiles y militares.
Ahí se dijo que entre las 11 y las 11:05 del miércoles, el piloto del helicóptero en que viajaba Martín Huerta se comunicó con autoridades aeronáuticas para informar que se volaba a 3 mil 500 pies de altura y que se observaba un banco de niebla.
El piloto Habacuc de León García habría solicitado instrucciones para pasar sin problemas el banco de niebla y le ordenaron que ascendiera a 12 mil pies.
Uno de los participantes en el encuentro narró a este diario que ''se informa que cuando está subiendo la nave hay un flamazo adentro. Que es en la parte trasera de la aeronave, a la altura del rotor de cola''.
Los especialistas estimaron que esa circunstancia fue lo que hizo perder el control de la nave, y provocó que al salir del banco de niebla el helicóptero fuera de manera directa contra una zona arbolada y se estrellara finalmente contra la parte rocosa del lugar conocido como La Cima.
Los datos vertidos en esta reunión contradicen los reportes que de manera oficial difundió la Secretaría de Gobernación, ya que la dependencia que encabeza Carlos Abascal señaló en un comunicado de prensa que la nave partió del Campo Marte a las 10:45, y que ''el último contacto que se tuvo fue a las 11:38''.
El viaje tenía una duración estimada de entre 35 y 40 minutos. Datos de fuentes oficiales de la SSP aseguraban el mismo miércoles que el despegue del Campo Marte fue a las 10:25, y que 20 minutos después el secretario particular de Martín Huerta, Eduardo Mondragón, recibió una llamada vía celular de su jefe.
Ese telefonema se habría realizado poco antes del reporte que los pilotos del helicóptero dieron a las autoridades aeronáuticas. Sin embargo, hasta el momento nada se ha informado de si en su llamada el titular de la SSP federal mencionó algún incidente dentro de la nave.
Los datos producto de la reunión realizada en la DGAC apoyan la versión oficial dada por la Secretaría de Gobernación, en el sentido de que ''las adversas condiciones climatológicas de la ruta propiciaron un techo bajo de navegación y motivaron que el helicóptero desviara su rumbo hacia el norte en busca de mejores condiciones de vuelo'', pero nada se ha informado respecto del contacto que la nave tuvo con autoridades aeronáuticas.
Asimismo, se puso en duda otra afirmación de la dependencia que encabeza Carlos Abascal, que señala que el helicóptero se ''estrelló e incendió a 11 mil 200 pies (más de 3 mil 670 metros sobre el nivel del mar.)'' La información de Gobernación antes de las 10 de la noche aseguraba:
''El piloto perdió contacto visual con el terreno y se impactó en la parte alta del cerro con un conjunto de árboles, los cuales derribó, para abrir una brecha y chocar finalmente de frente en la zona rocosa.
''El impacto habría ocurrido a velocidad crucero, lo que propició la explosión de la aeronave''. Sin embargo, a esa hora los peritajes de la PGR apenas se habían iniciado y la falta de visibilidad en el lugar del siniestro impidió incluso el levantamiento de los cuerpos de los funcionarios.
Ya para este jueves, de acuerdo con las versiones obtenidas, y según los primeros peritajes, tras la pérdida de control, con el rotor trasero deshecho y con una conflagración al interior, los ocupantes en un intento por proteger a Martín Huerta lo habrían colocado debajo de uno de los asientos, por lo que al momento del impacto su cuerpo no resultó calcinado, sino salió despedido de la aeronave, al igual que el del oficial mayor de la SSP federal, Francisco Becerra.
Además del titular de la SSP, en el helicóptero viajaban Juan Antonio Martínez, director de Comunicación Social; el oficial mayor, Francisco Becerra; el secretario ejecutivo, Silvino Chávez Hernández; el comisionado de la Policía Federal Preventiva (PFP), general Tomás Valencia Angeles; el jefe de ayudantes, Jorge Alberto Estrella; el tercer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Antonio Bernal; el piloto Habacuc de León, y el copiloto Rafael Esquivel Arreguín.
En un noticiero matutino el subsecretario Miguel Angel Yunes desmintió las versiones de que un funcionario de la SSP tuvo que descender de la aeronave para que su sitio fuera ocupado por el tercer visitador de la CNDH, pues aun cuando de último minuto se hubiera aceptado que viajara José Antonio Bernal, nadie hubiera perdido su lugar, ya que tenía capacidad para diez pasajeros y dos pilotos.
Siete de los cuerpos resultaron calcinados; sólo dos ocupantes murieron por el impacto, el secretario y otra persona, según informó el procurador general de Justicia del estado de México, Alfonso Navarrete Prida.
La recuperación de los restos de los nueve funcionarios públicos tomó cinco horas de labor a policías federales y estatales, peritos e incluso a pobladores del municipio de Xonacatlán.
Las labores, que fueron suspendidas a las 9 de la noche del miércoles, reiniciaron minutos antes de las 7 de la mañana, justo cuando la luz natural permitió emprender el camino a la zona del accidente.
La prioridad para los equipos de rescate fue la inmediata ubicación y recuperación del cadáver del secretario Martín Huerta, el único que fue custodiado por elementos de la PFP desde su levantamiento hasta su arribo a las instalaciones de la procuraduría mexiquense.
El resto fueron envueltos en cobijas y otros materiales, ya que los rescatistas no llevaban bolsas de plástico suficientes.
Hasta las 12:30 los cuerpos fueron rescatados de la zona y trasladados por tierra al forense de Lerma. Ahí, peritos de la PGR y de la procuraduría estatal realizaron los exámenes correspondientes para su reconocimiento.
A esa hora, efectivos del Ejército Mexicano desalojaron de la zona del accidente a todos los miembros de cuerpos policiacos y de rescate para que personal de aeronáutica civil iniciara sus peritajes con el fin de determinar las probables causas del siniestro, el cual, a decir del titular de la PGR, Daniel Cabeza de Vaca, fue producto de un accidente que no tiene ninguna vinculación con el narcotráfico o con las amenazas de muerte proferidas por el líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén.
El director de Servicios Periciales de la procuraduría federal, Miguel Oscar Aguilar, buscó llevar los cuerpos a Toluca, ya que las instalaciones del centro de justicia de Lerma no contaban con planchas ni equipo suficiente para realizar los peritajes.
El procurador de Justicia mexiquense, Alfonso Navarrete Prida, ordenó el traslado de un laboratorio móvil al lugar para subsanar las deficiencias. Durante cuatro horas se practicaron los exámenes a los nueve cuerpos.
Cerca de las dos de la tarde, una última camioneta proveniente de San Miguel Mimiapan llegó al centro de justicia de Lerma con una bolsa que contenía restos de cadáveres.
El subprocurador de la PGR, Gilberto Higuera Bernal, y el subprocurador mexiquense, Urbano Flores, presenciaron los trabajos de más de 30 peritos de ambas dependencias.
Una vez que los restos estuvieron en esas instalaciones, los representantes de la Procuraduría General de la República y de la procuraduría mexiquense dieron su aval para dispensar la necropsia de ley.
Se dictaminó que las causas de la muerte de las nueve personas son ''patentes y evidentes'', y tras su reconocimiento los restos fueron supuestamente entregados a sus familiares para la realización de las exequias.