Cyberlounge del Tamayo
Binomio holandés realizará serie de performances
Al sitio de Internet de los artistas cibernéticos Joan Heemskerk y Dirk Paesmans hay que entrar bajo su propio riesgo. Innumerables son las historias de cibernautas que al ingresar pensaron que se les había descompuesto su computadora o, inclusive, que cultivaban diferentes virus, algo que los autores aseguran que no es posible. Una paisana holandesa se ofuscó tanto que llevó su computadora, con el programa todavía encendido, al distribuidor para reclamarle.
La pareja, que se siente feliz de liberar tanto al usuario como a la propia computadora, se encuentra en México con motivo de su participación en el Cyberlounge del Museo Tamayo Arte Contemporáneo. El miércoles 21 a las 20 horas realizarán un performance inaugural de jodi.org
Al salir de la escuela de arte en 1993, Heemskerk y Paesmans querían seguir trabajando con la computadora, pero no de manera funcional o de mero diseño.
''Pensamos que podíamos insertarnos en el medio tradicional, a la manera del video o el performance, así que teníamos que encontrar una escuela de arte que también impartiera computación, algo que no existía en Europa", expresa Paesmans.
Fue así como el binomio artístico acabó en la Universidad Estatal de San José, California, ubicada nada menos que en el llamado Valle del Silicón, donde se agrupan las compañías que fabrican computadoras. De modo que sus primeras obras fueron hechas en ''la boca del león".
Luego de regresar a Holanda, se mudaron a Barcelona por siete años.
Salir del gueto
La Internet, inventada en Estados Unidos, al principio era explorada por un pequeño grupo de artistas europeos. Sin embargo, cuando los diseñadores y artistas estadunidenses advirtieron lo que pasaba con dicho medio, no sólo empezaron a utilizarlo, sino a ''catalogarlo", algo que Paesmans critica.
Explica: ''Ellos han decidido qué personas son los pioneros y han organizado una línea de tiempo de allí en adelante, de una manera muy estadunidense".
Para el artista todavía es muy prematuro hacerlo: ''Apenas cinco años después de las primeras obras ya decidieron cómo dividir las categorías".
Decepcionada por esta situación, la pareja dejó de publicar obra en la red en años recientes. En cambio, crearon software, videojuegos e instalaciones en el espacio, en vista de que ''nos formamos en el arte tradicional y nos sentimos libres para usarlo. No queremos quedarnos en el gueto".
Desean que el arte cibernético se relacione con el ''gran arte" y no se vuelva una ''subcategoría de valor marginal".
Heemsskerk y Paesmans reclaman el derecho de ser un ''autor" frente a la computadora, para la cual no profesan ningún respeto: ''Hay que ser libre. La computadora no es mi jefe, ni el código mi amo. Al contrario, quiero liberar a los esclavos. La computadora también se siente feliz de no sólo trabajar en Excel o Microsoft, o jugar juegos".