Usted está aquí: martes 20 de septiembre de 2005 Cultura Convocan a recuperar las muñecas creadas en apoyo de las costureras

Lucha y Victoria simbolizaron su impotencia y dolor ante la catástrofe de 1985

Convocan a recuperar las muñecas creadas en apoyo de las costureras

Hace dos décadas fueron el sustento de las damnificadas de los talleres de San Antonio Abad

Piden organizadoras a artistas y diseñadores que busquen bocetos o dibujos sobrevivientes

ANA MONICA RODRIGUEZ

Ampliar la imagen Mu�s de trapo elaboradas por costureras y artistas solidarios con su causa mostradas ayer en la Casa de la Cultura Jes�yes Heroles. En el acto participaron Elena Poniatowska, Jesusa Rodr�ez y Liliana Felipe FOTO Jesus Villaseca Foto: Jesus Villaseca

El recuerdo de la catástrofe y las muertes de cientos de costureras en los talleres de San Antonio Abad, tras el terremoto de 1985, quedaron simbolizados en dos muñecas de trapo que reflejaron entonces el dolor, la impotencia y el sufrimiento de las trabajadoras ante la tragedia: Lucha y Victoria.

Ese era el nombre inicial y ahora emblemático de las muñecas que otorgaron, hace dos décadas, el sustento a las costureras damnificadas, quienes aprendieron un nuevo oficio para sobrevivir al perder sus fuentes de ingreso.

El esfuerzo colectivo, la solidaridad y el apoyo de renombrados artistas, además de la indecorosa huida de los patrones, fueron testimonios que ayer entrelazaron algunos de los actores principales de ese proyecto que culminó en una cooperativa y se conformó al tiempo que surgía el Sindicato de Costureras 19 de Septiembre.

Recuerdos y desesperanzas

Entre las impulsoras de tal iniciativa, reunidas ayer en la co-yoacanense Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, figuraron Beatriz Ramírez Woolrich, María Jiménez y Tessa Brisac, entre otras participantes, quienes ahora dicen: ''No queremos perder esta memoria. Tal como nos acordamos de la catástrofe, de-seamos recordar la solidaridad y la vida intensa que se creó".

Por ello buscan recuperar las 300 muñecas creadas de diciembre de 1985 a diciembre de 1990 y presentarlas en una exposición que celebrará, el día 2 del último mes de este año, ''la fiesta de su cumpleaños colectivo". Todas las creaciones, subrayan las organizadoras, ''las queremos sólo prestadas".

La intención, manifiestan, resulta difícil pero no imposible. ''Por ello lanzamos la convocatoria para que cada costurera traiga la memoria de la creación de la cooperativa, el proceso de invención y producción, los encuentros y desencuentros, las dificultades, luchas y alegrías de estos largos años".

También, abunda María Jiménez, solicitamos que ''cada artista y diseñador busque en sus cajones los bocetos o dibujos que sobrevivan, además de que con sus recuerdos compartan las razones de su participación y la experiencia que de ello quedó".

A la confección de las muñecas se sumaron en aquella época Rogelio Naranjo, Vicente Rojo, Ofelia Murrieta, Silvia de Icaza, Lourdes Almeida, Helen Escobedo, Alberto, Miguel y José Castro Leñero; además Marta Palau, Carla Rippey, Magali Lara, Teresa Morán, Ismael Guardado, Olga Dondé y Beatriz Zamora, son algunos de los solidarios diseñadores.

''Una se llama Lucha, la otra Victoria", decía la convocatoria lanzada en 1985 y ahora los recuerdos refieren que ''llegaron dibujos, bocetos y hasta prototipos, y eran tan buenos diseños que se empezaron a realizar todos".

Las primeras muñecas se vendían inicialmente en Coyoacán ''y en diciembre ya se tenía una colección de decenas de muñecas originales elaboradas por la Cooperativa 19 de Septiembre, que no tenía ni una máquina de coser".

Después el Museo de Arte Carrillo Gil prestó su espacio para realizar la primera venta-exposición, el 14 de diciembre de 1985. Debido al éxito siguieron otras cinco, cada diciembre de 1986 a 1990.

Los costureros Estela Fernández, Elvira Manrique, Alvaro Ortega, Berta Morales y Ofelia Murrieta unieron sus recuerdos y desesperanzas en la Casa de Cultura, y coincidieron en admitir que le fallaron al proyecto que durante mucho tiempo les dio una manera de ganarse la vida.

Primero las cajas fuertes

La escritora Elena Poniatowska, colaboradora de La Jornada, quien acompañó ayer a las antiguas costureras junto con las creadoras Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe, expresó: ''Al principio -las trabajadoras- estaban conformes con su patrón; el patrón en San Antonio Abad era Elías Serur y lo querían porque les daba trabajo extra para que se lo llevaran en la noche a sus casas y lo querían también porque cuando se iba a Roma les traía un rosarito o una foto del Papa".

Lo quisieron mucho menos, continuó la periodista, ''cuando vieron que lo primero que salvaba don Elías era su caja fuerte y no a ellas; y no se preocupaba por saber quiénes habían salido, quiénes estaban todavía bajo los escombros.

''Algunas duraron tanto tiempo debajo de los escombros, las sacaron después de tantos días que sólo podían reconocerlas por un anillito o unos aretes", ésa puntualizó Poniatowska, fue mi experiencia con las costureras.

La historia de las muñecas es la historia de las mujeres, definió Beatriz Ramírez, quien al igual que todas, espera reunir la producción vendida a coleccionistas nacionales y extranjeros.

Ahora, evocan las organizadoras, ''quisiéramos volver a verlas juntas, saber dónde están y en qué estado" al señalar sobre una mesa alrededor de 20 muñecas elaboradas con retazos de tela, cartón, mecate teñido y madera.

Los nombres de esas creaciones se les han olvidado y buscan recuperarlos como hace años, mediante el apoyo colectivo.

 
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