Prevé EIU crecimiento de 4% para AL
Pronostica condiciones menos favorables para México; actividad ecónomica fuerte en Argentina y Venezuela
Ampliar la imagen En la ciudad de Guatemala dos personas buscan entre los desperdicios algo para mitigar su hambre FOTO Reuters Foto: Reuters
Economist Intelligence Unit (EIU) estima que América Latina creció 5.8% en 2004, su mejor desempeño desde 1987. Pero ratifica su pronóstico de que ese crecimiento será significativamente más lento en 2005: 4%, debido a una demanda de importaciones más débil de parte de China y de los países de la OCDE, a la caída global de los precios de las mercancías y a una disminución de la demanda interna motivada por las altas tasas de interés locales.
La actividad económica permanecerá relativamente fuerte en Argentina y Venezuela, conforme ambos países continúan restableciéndose de las fuertes recesiones de 2001-2003. El pronóstico para el resto del periodo (2006-2009) es de un crecimiento real promedio anual de 3.6%. Aunque lo anterior implica un incremento más estable que rápido de los niveles de vida (dado un crecimiento estimado de la población de 1.4% por año), representa una mejora significativa respecto del periodo 1994-2003, cuando el crecimiento real del PIB de América Latina era en promedio de sólo 2.2%.
Nuestro pronóstico para América Latina se basa en la presunción de que ninguna de las mayores economías de la región encuentra dificultades de financiamiento como resultado de una reducción en el apetito de riesgo de los inversionistas de la OCDE ante la elevación de las tasas de interés en EU. No obstante, en una región caracterizada por los desequilibrios fiscales y las altas cargas derivadas de la deuda externa, existe el riesgo de que los elevados costos del financiamiento y los tipos de cambio frágiles puedan provocar dificultades financieras. Entre los países grandes, Brasil es quizá el más vulnerable a una crisis financiera. Aún más, la región continuará padeciendo altas tasas de desempleo estructural y subempleo, lo que limitará el desarrollo de los mercados de consumo.
La decisión de China de desligarse del dólar y fijar la paridad de su unidad monetaria en relación con una canasta de monedas podría tener efectos positivos para la región, ya que, en teoría, permite una firme apreciación de la moneda china y, en consecuencia, contribuye a que América Latina sea más competitiva. Pero la revaluación inicial es de sólo 2.1% y la expectativa es que las autoridades chinas intervengan para evitar un aumento sustancial, así que, en la práctica, la implicaciones de la política de cambios de China serán limitadas. A corto plazo, la moderación de la demanda externa global y las preferencias comerciales en el mercado estadunidense permanecerán como factores más importantes.
Brasil ha experimentado marcada mejoría en su situación macroeconómica y financiera durante los años recientes; como resultado, en marzo decidió no renovar el préstamo que le otorgó el Fondo Monetario Internacional. El gobierno actual mantiene relaciones muy positivas con el FMI y podría recurrir de nuevo a dicha institución en caso necesario. Las políticas ortodoxas y los controles fiscales adoptados por el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva han contribuido a consolidar la estabilidad macroeconómica. Esto, en combinación con una cuenta externa más saludable y un robusto crecimiento económico, ha reducido la susceptibilidad de crisis financieras y mejorado su capacidad de crédito.
Sin embargo, el desempeño económico se deteriora. En 2004 el crecimiento promedió un saludable 4.9%, pero esto disfraza una gradual desaceleración durante el año, la cual ha continuado en 2005. Esto refleja los efectos del alza de las tasas de interés reales en el crecimiento de la demanda del sector privado local. A pesar de que el crecimiento de las exportaciones sigue siendo fuerte, la apreciación del tipo cambiario reducirá el estímulo externo neto. EIU espera que el consumo y la inversión respondan a una reducción de las tasas reales de crédito para fines de 2005, pero la incertidumbre derivada de las elecciones y el debilitamiento de la demanda externa impedirán el crecimiento de la inversión en 2006. La contribución neta del sector externo, que influyó en el crecimiento en el periodo 2002-2004, será más débil por efecto de un tipo de cambio más fuerte y un crecimiento más moderado de la demanda externa. En este escenario el crecimiento del PIB debería promediar 3% en 2005 y 3.2% en 2006.
Pero hay riesgos para ese pronóstico. Brasil continúa siendo más vulnerable que muchas economías al desorden del ambiente internacional y tendrá que proseguir su actual política mixta aun en ausencia de un programa formal del FMI. A pesar del progreso económico de años recientes, es susceptible de problemas financieros en caso de que las condiciones del mercado de capitales se vuelvan en su contra. En el frente doméstico, existen riesgos relacionados con el actual desorden político ante un gobierno enredado en un escándalo de corrupción. Esto podría conducir, de manera potencial, a dificultades en la aprobación de leyes por el Congreso, lo que a su vez podría tener impacto en el sentimiento de los inversionistas dentro y fuera del país. En julio, los mercados financieros de Brasil comenzaron a resentir el daño de semanas de escándalos cada vez mayores de corrupción en el gobierno. Eso demuestra que los inversionistas se preocupan de que el presidente pueda estar implicado en los escándalos que han debilitado a su partido últimamente, o que el manejo sólido de la economía comience a padecer.
En México, el PIB real creció 4.4 por ciento en 2004, importante mejoría respecto del promedio anual de crecimiento de sólo 0.6% en los tres años previos. El motor principal de la expansión fueron las exportaciones (estimuladas por la demanda estadunidense) y el consumo privado (que se basa en la expansión del crédito al consumo y remesas boyantes), los cuales condujeron a todas las áreas importantes de actividad a tasas positivas de crecimiento. Las condiciones serán menos favorables en 2005-2006. El estímulo al PBI mexicano derivado de las exportaciones disminuirá en la medida en que el PIB de Estados Unidos se desacelere y el aumento de las tasas de interés limite el crecimiento del consumo y de la inversión. Sin embargo, las estables remesas de los trabajadores migrantes en el extranjero (principalmente en EU) ayudarán a sostener el moderado crecimiento del consumo privado y la inversión podrá beneficiarse de los firmes precios del petróleo (lo cual facilitará que continúe la inversión pública en infraestructura). EIU prevé que el crecimiento del PBI real se desacelerará a casi 3.2% en el periodo 2005-06.
Las tasas de crecimiento se verán limitadas por la falta de progreso en la reforma estructural, la incertidumbre política y un contexto comercial externo que se deteriora. La política local se verá dominada por la elección presidencial de 2006. El ímpetu de la construcción política será débil durante lo que resta del gobierno del presidente Vicente Fox, del partido minoritario Acción Nacional. Fox no podrá atraer suficiente apoyo del Congreso para lograr avances significativos en las importantes reformas económicas estructurales, entre las que destacan las reformas energética, fiscal y laboral, necesarias para promover un crecimiento más dinámico.
En 2004, Argentina fue uno de los países de más rápido crecimiento en América Latina, cuando la economía se expandió en casi 9%, favorecida por el consumo y la inversión privada. No es probable que el rápido aumento observado en 2004 se repita en 2005 y 2006, con un moderado crecimiento del PIB que llegará a 6.6% y 4.4%, respectivamente. La creación de empleos decrecerá y se espera que la política monetaria se estreche, pero el compromiso de las autoridades de mantener un tipo de cambio competitivo beneficiará a los buenos productores del mercado doméstico y de exportación. Las exportaciones continuarán acrecentándose, pero las exportaciones netas representarán una moderada contribución negativa al crecimiento, en tanto las importaciones se recobran de sus bajos niveles del periodo 2001-2002. La inversión también continuará su fuerte evolución, con el apoyo de los incentivos gubernamentales, y comenzarán a superarse las restricciones a la capacidad en algunos sectores saturados. El presidente Néstor Kirchner proseguirá sacando a su gobierno de las políticas ortodoxas de libre mercado de la década de los noventa y se espera que las empresas extranjeras más grandes procedan en forma cautelosa con sus planes de inversión por la incertidumbre política.
En julio, Argentina retornó con éxito al mercado de deudas denominadas en dólares, tres años y medio después de protagonizar la más larga moratoria en la historia del mundo. El interés por la deuda en oferta era tan grande -los inversionistas extranjeros sobrepasaron la oferta inicial de 50 mdd más de tres veces- que se espera que el gobierno argentino regrese al mercado con una oferta similar en los próximos meses. Estos progresos llegan menos de dos meses después de que los tenedores de la deuda argentina en moratoria aceptaron la oferta del gobierno de cambiarla por deuda a largo plazo, lo cual redujo ampliamente el valor presente de sus obligaciones externas y permitió que los pagos de deuda privada externa se reiniciaran. Al parecer las preocupaciones del inversionista extranjero por una futura moratoria se han visto apaciguadas por un superávit sin precedente en el presupuesto primario de Argentina (más de 4% del PBI en 2004), su actual superávit (2% del PIB en 2004) y su capacidad para reducir su deuda global con rembolsos que exceden nuevas emisiones. El sentimiento del mercado hacia Argentina ha mejorado, de manera evidente, pero está todavía lejos de representar una total aceptación de la comunidad financiera internacional.
Un aspecto crucial es que las pláticas con el FMI están en evolución y aspiran a la suscripción de otro acuerdo que remplace al suspendido en julio de 2004. La renovación del convenio será necesaria para que Argentina continúe pagando lo que debe al fondo a mediano plazo y así acabe de convencer a los mercados de capital internacionales de que ha dejado la moratoria atrás. No obstante, las relaciones con el FMI continúan tensas y un arreglo llevará tiempo en razón de las diferencias de las dos partes en lo referente a políticas.
El fondo ha indicado que desea ver una "estrategia realista" en la negociación con los tenedores de la restante deuda externa en moratoria (19.5 mil mdd), quienes rehúsan el cambio por deuda de largo plazo. En principio Argentina ha aceptado suscribir en el futuro una emisión de valores; sin embargo, todavía no está claro qué términos ofrecerá. Asimismo, el fondo está preocupado por el reciente aumento de la inflación y cree que las autoridades deberían permitir que el peso se apreciara, lo contrario de la reciente política argentina, que ha sido intervenir para debilitarlo con intención de impulsar la competitividad exportadora. Como resultado de ello, EIU duda que un nuevo acuerdo con el FMI se alcance antes de 2006.
La región andina se expandió fuertemente en 2004, debido en forma parcial al crecimiento de más de 17% en Venezuela. Sin embargo, este impetuoso crecimiento refleja la base de comparación extremadamente baja, luego de dos años de contracción económica y la postura fiscal en extremo expansionista que motivaron los elevados precios del petróleo. El gasto gubernamental proporcionará estímulos para una constante demanda y propiciará un vigoroso crecimiento en sectores no petroleros, como construcción, finanzas y manufacturas en 2005, permitiendo que el PIB crezca en un promedio de 6.9%. Pero el crecimiento se reducirá a 4.5% en 2006 y a 2.5 en 2007. Los estímulos fiscales aumentarán en 2006; el gobierno mantendrá su política de impulsar la economía mediante medidas de gasto público en vista de la elección presidencial de finales del próximo año.
Pero en virtud del frágil sistema político y del bajo nivel de confianza de los empresarios, el sector privado será menos tolerante que en el pasado ante una expansión del gasto. La inversión privada se verá obstaculizada por la incertidumbre política: una seria limitación al crecimiento, ya que por esa época la economía alcanzará sus niveles más altos de capacidad.
Los atractivos recursos de Venezuela y la competencia mundial por las reservas de petróleo propiciarán que las trasnacionales petroleras continúen sus inversiones en el país, a pesar de los recientes cambios unilaterales y desventajosos que se hicieron a la normatividad que regula al sector. Sin embargo, el flujo de la inversión foránea directa y de la inversión local será desalentado por las amenazas a la propiedad y a los derechos contractuales, la terrorífica intervención estatal, la incertidumbre legal, la normatividad regulatoria, y por los precios y controles de cambios. Aunque el presidente, Hugo Chávez Frías, se halla en posición fuerte, el ambiente político continúa altamente polarizado y el riesgo de mayor inestabilidad política es considerable.
La actividad económica en la región andina ha sido impulsada por fuertes desempeños en Ecuador, Chile, Perú y Colombia. Las exportaciones desempeñan un papel importante en todos los países. No obstante, la reducción de la demanda de China y de los países de la OCDE, junto con una contracción en los más grandes mercados de exportación de América Latina, provocará que el desarrollo de las exportaciones de la región andina se reduzca durante el periodo de pronóstico. Condiciones financieras más estrictas también impedirán la expansión de la demanda local, lo cual conducirá a una marcada retracción del crecimiento en toda la subregión. Los sectores de exportación de Chile y Perú (dominados por la minería) se benefician actualmente de la fuerte demanda china de materias primas, y las exportaciones de Ecuador han sido impulsadas por la capacidad de exportación petrolera luego de la apertura de un nuevo oleoducto a finales de 2003. En Chile, la confianza de las corporaciones y de los consumidores, más intensa de lo previsto, contribuye a un acelerado incremento de la inversión, a la creación más rápida de empleos y a un ascenso adicional de la demanda. Pero el impulso de la demanda doméstica decrecerá en 2006, conforme desaparezca el estímulo monetario.
En Colombia, el consumo privado y la inversión han sido causas determinantes, en tanto que una mejoría de la seguridad pública ha contribuido al retorno de la confianza en los consumidores y las empresas. El crecimiento del consumo privado se verá favorecido por incrementos en los salarios reales, pero permanecerá abajo del crecimiento del PIB global, en tanto persiste la debilidad en la creación de empleos, mientras el crecimiento de la inversión será moderado, en virtud de que las tasas de intereses reales crecen poco a poco. Pero las condiciones de seguridad continúan siendo frágiles y la mejora en los sentimientos de los consumidores y de las empresas podría resultar transitoria si la situación se deteriora. Las propuestas legislativas que ofrecen generosas concesiones a los miembros de los grupos paramilitares derechistas a cambio de su desmovilización y desarme parecen inaceptables a los grupos de derechos humanos y otras asociaciones cívicas. El Congreso estadunidense ha intervenido también, amenazando con bloquear la ayuda financiera de EU a Colombia.
FUENTE: EIU