Usted está aquí: lunes 12 de septiembre de 2005 Cultura Desacralizan 16 creadores las celebraciones patrias

Sin-dependencia plantea otra forma de nacionalismo

Desacralizan 16 creadores las celebraciones patrias

La muestra fue inaugurada con el arte de la cocina

ANGEL VARGAS

Con el título Sin-dependencia, la galería Resto-Arte Mexicanos presenta una sui generis exposición en la que, mediante diversas vertientes de las artes visuales, se replantea una nueva e irreverente visión sobre el significado de las fiestas patrias.

Integrada por obra de 16 creadores, entre pintores, escultores y fotógrafos, la muestra tiene "una clara intención humorística respecto del nacionalismo gastado y vituperado, donde este grupo de artistas se manifiesta, con divertida intención desacralizante y libertad expresiva, por un nuevo concepto de nación", explica el galerista Gilberto Trujillo.

"Para algunos las fiestas patrias sugieren albur, para otros humor negro, para otros acaso fiesta."

Antonio Gritón, Maris Bustamante, Nahum B. Zenil, Rubén Arenas, Soid Pastrana y Masha Zepeda son algunos de los participantes en esta colectiva, que fue inaugurada el sábado pasado con una singular ceremonia en la que el arte de la cocina o la cocina como arte desempeñó el papel protagónico.

Fue una muestra gastronómica en la que cada uno de esos 16 artistas preparó un platillo mediante el cual pudo reve- lar una faceta más íntima de su ingenio y creatividad.

Así, por ejemplo, Gritón deleitó con su pescado a la Mazunte; Alfín Mejía, con su sopa de hongos a la ciruela; Mónica Flores, con su San Pascualito bailón con su peculiar "chilito", y Maris Bustamente, con una fastuosa gelatina de pepino, "con claras consecuencias cachonderiles".

Entre vistosos y apetitosos guisos -el sacrosanto olor de la cocina, parafraseando a López Velarde-, artistas y demás comensales degustaron y convivieron durante gran parte de la tarde para culminar la grata y suculenta reunión presenciando un desfile de modas de Luciana Corres.

Al margen de la temática de la exposición, algunos de esos creadores, como la rumana Silvia Barbescu y los mexicanos Octavio Moctezuma y Trinidad Ramírez, intercambiaron opiniones sobre las semejanzas entre la creación artística y la acción de cocinar, desde ser un medio de expresión hasta la parte lúdica que conllevan ambas tareas.

"Entre la cocina y el arte hay muchos lugares comunes. Por ejemplo, en ambos hay mucho de alquimia. Un buen cocinero es un buen artista. Son actividades que tienen mucho que ver con el placer de hacer las cosas. Uno no puede pintar si no hay placer, lo mismo pasa con cocinar".

Así lo dijo Barbescu, quien participa en la muestra con cuatro piezas de pequeño formato y, en la parte gastronómica, ofreció unas brochetas de cordero que, en Rumania, son preparadas para las fiestas.

Para Octavio Moctezuma, en tanto, "el arte tiene mucho de cocina en su factura. A lo mejor el proceso de idear, de imaginar una pieza, es distinto; pero tanto el artista como el cocinero se enfrenta a diversa clase de materiales y de texturas".

Participante en la muestra con una resina sintética y, en la comida, con un arroz inventado por su esposa y que tiene influencias española, japonesa y mexicana, el artista sostiene que la semejanza entre pintura y comida es tal que en la primera se habla incluso de la cocina de la pintura.

Término, este último, "cada vez más en desuso, luego de que muchos de los géneros del arte contemporáneo no les interesa tanto o rechazan el trabajo directo con la obra. Está sobrevalorada la idea del concepto, y la realización se deja en manos de terceros. Se está perdiendo la idea de oficio, de hacer las cosas uno mismo".

Trinidad Ramírez, apenado, tuvo que confesar que su participación en la cita gastronómica fue en el plano de comensal, por no haber contado con tiempo para preparar algo; mientras que en la exposición ofrece una serie de fotografías sobre el antes y el después (sin y con maquillaje) de uno de esos seres fantásticos y fastuosos llamados Drag queens que irrumpen con su glamour en la vida nocturna del DF.

Versátil en sus medios de expresión, Trino sustenta la convicción de que "la cocina es un arte, con todas las de la ley. En ella hay gran creatividad y se experimenta y toman riesgos en búsqueda algo nuevo, como en la pintura. Es un mundo de atrevimiento, de sorpresas. El sazón es como colorear, llenar de color y textura".

 
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