Usted está aquí: lunes 12 de septiembre de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Negros nubarrones económicos

Desde 2000, los genios financieros de Fox no han dado una en sus pronósticos de crecimiento

ANTE LO OBVIO, todos los directa e indirectamente involucrados en el manejo de la economía han reducido sus respectivas estimaciones en torno del crecimiento en 2005. Todos, excepto el implicado número uno, el gobierno federal, que alegremente mantiene pronósticos, fiesta y discurso por el "éxito" del "cambio", a pesar de los cada vez más ennegrecidos nubarrones.

AÑO TRAS AÑO, desde el comienzo de este gobierno -como tercamente lo califican en Los Pinos- los genios financieros de la administración Fox no han dado una en lo que a pronósticos económicos se refiere, incluso cuando el panorama favorecía el crecimiento.

EL PRIMER AÑO del locutor guanajuatense en Los Pinos, el pronóstico sobre el comportamiento de la economía mexicana llevó a los mencionados genios a estimar un crecimiento del producto interno bruto cercano a 4.5 por ciento. Lo anterior era indicativo de que la economía mostraba signos de debilitamiento, toda vez que en 2000 el PIB avanzó a una tasa de 7.1 por ciento.

A LO LARGO de 2001, instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras, se pasaron el tiempo "ajustando" a la baja sus estimaciones originales sobre el comportamiento de la economía mexicana. La única instancia que se negó a entrar en esa recurrente revisión fue el gobierno del presidente Fox: se aferró al 4.5 por ciento original (aunque la meta prometida había sido de 7 por ciento antes de sentarse en Los Pinos) y sólo cuando la recesión era obvio se dignó a reconsiderar, pero no mucho.

EL RESULTADO ES conocido: de 7 por ciento, el pronóstico oficial sobre el crecimiento del PIB pasó a 4.5, para después "enmendar" el cálculo a 3 por ciento y terminar el año con un resultado económico negativo (0.3 por ciento)

EL DESATINO NO sólo ha sido permanente, sino que todo indica que se ha convertido en práctica de gobierno. En 2002, la meta oficial sobre el crecimiento del PIB se fijó en 1.7 por ciento; milagrosamente se llegó a 0.9 por ciento.

EL NUMERITO SE repitió en 2003: el pronóstico gubernamental ("superados los atorones", como en su momento dijo el locutor) fue que el producto interno bruto crecería 3 por ciento; lo real fue 1.3 por ciento.

EL CUARTO AÑO del "cambio" pintaba para algo un poco mejor. Los genios financieros del inquilino de Los Pinos fijaron la meta de crecimiento del PIB en 3.1 por ciento; también les falló, pero felizmente, por primera vez, en beneficio de la economía (mejor dicho del grupito que la aprovecha) El producto interno bruto creció 4.4 por ciento (un garbanzo no de libra, sino de tonelada) y de este avance se colgó el presidente Fox para prometer que "lo mejor está por venir".

A PESAR DEL eufórico discurso del inquilino de Los Pinos, quien llegó a decir que "ya estamos cerca del 7 por ciento de crecimiento anual", para 2005 la estimación oficial se redujo a 3.8 por ciento. Con los resultados del primer semestre del año, se repitió el numerito: todos redujeron sus pronósticos sobre el comportamiento económico mexicano, todos menos el gobierno del "cambio", hasta que de plano, obligado por la circunstancia, tímidamente se animó a reducir su pronóstico de 3.8 a 3.5 por ciento, aún con la evidente molestia del jefe de los genios, Francisco Gil Díaz, el mismo que infla o desinfla cifras a conveniencia, en especial si de números petroleros se trata.

YA SE CONOCEN las estimaciones para 2006, y los genios, sin atender los semáforos, de nueva cuenta pisaron a fondo el acelerador. Dicen que 3.6 por ciento de crecimiento del PIB es una meta "prudente", aunque la prudencia parece no ser su fuerte.

A LO LARGO del gobierno del "cambio" una suerte de abogado del Diablo en materia económica -no muy bueno, porque sus cálculos también han fallado, es decir, la realidad ha sido más drástica que su análisis- ha sido el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, y en las reconsideraciones para 2005 no podía quedarse marginado.

EL BANCO DE MEXICO había reconsiderado, menos de un mes atrás, su pronóstico sobre el crecimiento económico en 2005 (de 3.75 a 3.25 por ciento). El viernes anterior lo replanteó nuevamente (de 3.25 a 3 por ciento), pero ahora fue Ortiz el encargado de divulgarlo, no sin un agrio aderezo que cayó en la región hepática de Vicente Fox y su vocero, quien supone que negándola se supera la realidad.

ENTRE OTROS PUNTOS, Ortiz señaló: la economía mexicana se ha desacelerado de manera apreciable; el incremento en el empleo formal es resultado de una mayor fiscalización del IMSS, que ha permitido registrar a los que ya estaban laborando; México ha perdido competitividad; el crecimiento del PIB en la primera mitad del año fue una cifra mala, porque se esperaba un incremento de 3.8 o 3.9 por ciento.

EN POCAS PALABRAS, la panacea foxista.

Las rebanadas del pastel:

EN MAYO DE 2004, en plena euforia presidencial por el "aumento" en los indicadores de empleo, un lector escribió a México SA: "gran parte de los 180 mil nuevos empleados registrados en el IMSS, no son nuevos, sino empleados viejos, pero nuevos en el IMSS. En todo el país se está asegurando a personal de instituciones de educación privada, de todos los niveles de educación, que no son de nuevo ingreso, por virtud de la derogación del Acuerdo del Consejo Técnico del IMSS, del que se valían dichas instituciones de educación, para omitir el aseguramiento. Igualmente, se está requiriendo a los propietarios o concesionarios de taxis para que den de alta como asegurados a sus trabajadores, un trabajador por turno, tres turnos por taxi. Haga cuentas. Los procesos de aseguramiento en todo el país no han terminado, por lo que se espera que también se incorporen a las cifras oficiales de nuevos empleos los que resulten en los aseguramientos en los sectores que le he mencionado. Pero hace falta asegurar a más trabajadores provenientes de otros sectores que tradicionalmente han sido evasores de la seguridad social, y que igualmente, sin que se trate de nuevos empleos van a servir para inflar las cifras oficiales. Imagínese cuando se reforme la Ley Federal del Trabajo en temas como la contratación en tiempo parcial y otras cosas que están inventando para dividir un mismo puesto de trabajo para muchos trabajadores y a todos los aseguren, los oficialistas dirán que se multiplican los puestos de trabajo por las reformas estructurales"... Y tenía toda la razón.

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