Usted está aquí: lunes 5 de septiembre de 2005 Cultura Lanzan cruzada para que el ex libris no desaparezca ''como forma de arte''

Mexlibris promoverá en bibliotecas públicas el uso de esas joyas iconográficas

Lanzan cruzada para que el ex libris no desaparezca ''como forma de arte''

Los de Diego Rivera, inéditos, se incluirán en un libro que prepara Raquel Tibol

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen �Marca de propiedad bibliogr�ca� utilizada por el humanista Jos�asconcelos (1882-1959) FOTO Cortesia Mexlibris Foto: Cortesia Mexlibris

La Asociación Mexicana de Ex Libris (Mexlibris) realizará una campaña entre las bibliotecas públicas para promover el uso de esas pequeñas -y en muchos casos bellísimas- estampas que se pegan en las solapas o en la primera página de los libros para indicar la propiedad de éstos.

''Tendría que ser una obligación el uso de ex libris en esos recintos, en lugar de los sellos que no sólo afean los ejemplares, sino, en algunos casos, los maltratan", señala Selva Hernández, presidenta de la agrupación.

Los bibliófilos han convertido la tradición del ex libris (vocablo latino que significa ''de los libros de...") en todo un arte. Los egipcios, los chinos, los griegos y, por supuesto, los monjes medievales los utilizaron.

Así, los primeros ex libris impresos en el mundo son alemanes y datan del siglo XIV. En México, el más antiguo proviene del siglo XVIII y fue diseñado para la biblioteca franciscana.

Coloniales, los más codiciados

Una vasta colección de ex libris (934 piezas, tanto virreinales como del siglo XX) es resguardada por la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), instancia que recientemente concluyó la catalogación y digitalización de ese acervo donado en 2003 por el historiador Guillermo Tovar y Teresa. (La Jornada, 17 de agosto de 2005)

No obstante, Mexlibris señala que existen coleccionistas nacionales que cuentan con más de 2 mil 200 piezas, como el librero Mercurio López Casillas.

La propia asociación cuenta con un acervo de unos mil ex libris, tanto internacionales como mexicanos.

Entre los conocedores del país, los ex libris más codiciados son los coloniales porque existen pocos, por ejemplo, los que realizó el grabador de monedas Francisco Villavicencio o los de la Biblioteca Turriana, como era conocida la biblioteca de la Catedral, por haber sido fundada por Luis Antonio Torres (en 1844 tenía aproximadamente 12 mil 295 volúmenes y numerosos manuscritos).

A escala internacional hay ex libris que se venden en cientos de dólares. Los más valiosos son los de la biblioteca vaticana o los que hacen referencia a algún pontificado, entre otros. Las sumas se elevan si el ex libris fue creado por un artista del Renacimiento, como Durero, Lucas Cranach o Holbein.

En el mundo, las asociaciones de coleccionistas de ex libris se empezaron a formar en el siglo XIX. Cuando la Mexli- bris se fundó en 2000, contaba con cinco integrantes.

En la actualidad son 35 los artistas, coleccionistas e investigadores que se han sumado a esa especie de club de personas que aman los libros, ''interesados en fomentar el uso y evitar la desaparición del ex libris como forma de arte y marca de propiedad bibliográfica".

Libro y poseedor, íntima unión

Los mexicanos Rufino Tamayo y Diego Rivera también incursionaron en la elaboración de esas pequeñas joyas iconográficas. El pintor oaxaqueño realizó su propia marca bibliográfica y otra para Jaime Torres Bodet; mientras Rivera realizó un par de ex libris para sus amigos rusos Vladimir Maiakovski e Ilya Ehremburg, una copia de los cuales llegaron a manos de Mexlibris durante un congreso de coleccionistas realizado en Europa.

Esas estampas permanecían ''perdidas", sólo se sabía de ellas mediante la descripción que hace muchos años se publicó en un diario nacional.

Los originales pertenecen a la asociación rusa de coleccionistas de ex libris. El de Ehremburg data de 1919, la edición fue de 30 ejemplares, grabados en madera sobre papel japonés.

''Como los ex libris son marcas muy pequeñas y personales, normalmente se dispersan y se pierden en las bibliotecas", explica Selva Hernández, quien informa que los detalles acerca de los de Diego Rivera se incluirán en un libro sobre el artista que prepara la crítica de arte Raquel Tibol.

También se incorporarán las imágenes en la próxima edición, corregida y aumentada, de un catálogo sobre ex libris mexicanos realizado por la asociación mexicana en 2001.

En noviembre la Mexlibris organizará una exposición y la primera sala de venta y mesa de intercambio de ex libris en la que participarán artistas para realizar una estampa bibliográfica a quien esté interesado.

''Los ex libris crean la unión más íntima entre libro y poseedor. Quien adhiere uno reconoce este valor y con ello pone un grano de arena para evitar su olvido.

''Ahora, cuando la tecnología se propone rebasar la página impresa, los ex libris continúan siendo un manifiesto vivo del ser humano en contra de su desaparición", concluye Hernández.

 
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