Denuncian que su producción se ha desplomado 90%, debido a la contaminación

Demandan pescadores indemnización al gobierno por daños causados por Pemex

Afectados, 200 kilómetros de litorales en Salina Cruz; 1,500 familias, con problemas de salud

ELIZABETH VELASCO C.

A causa de la contaminación que ha provocado la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex) Antonio Dovalí Jaime en litorales, playas y mares de Salina Cruz, Oaxaca, por las actividades petroleras y la obsolescencia de su infraestructura y ductos, 410 integrantes de la Organización de Pescadores del Sur de Oaxaca (Oampim), conformada por más de 13 asociaciones y cooperativas, reclaman al gobierno federal una indemnización de al menos 300 mil pesos por pescador.

Nicolás Salva Barrera, dirigente de la Oampim, aseguró que por actividades de la refinería han resentido durante una década una caída hasta de 90 por ciento de su producción de pescados y mariscos, lo cual los ha dejado en la miseria.

"Las pérdidas económicas son ya incalculables. Antes en menos de 15 días obteníamos hasta 10 toneladas que nos dejaban entre 80 mil y 50 mil pesos por temporada (de seis meses), mientras que a la fecha tenemos que permanecer casi un mes en altamar, día y noche, para poder apenas pescar de una a dos toneladas de productos marinos, con los que obtenemos entre 5 mil y 10 mil pesos. Incluso hemos dejado de exportar camarón."

La contaminación, dijo, ya abarca entre 120 y 200 kilómetros de litoral, con repercusiones en la salud de mil 500 familias.

De paso por esta ciudad, junto con varios pescadores, entregaron una carta al presidente Vicente Fox, Pemex y la Cámara de Diputados, en la que exigen su intervención y atender ese "grave" problema.

Además de la indemnización, demandan la puesta en marcha de diversos proyectos productivos, lanchas "debidamente" equipadas y que de los recursos que se entregan al gobierno de Oaxaca por los excedentes del petróleo se "destine una parte para fortalecer al sector pesquero y sus familias, pues vivimos en condiciones de alta marginación".

Carentes de toda prestación social, exigen también que se les incluya en programas sociales de los gobiernos federal, estatal y municipal, en materia de vivienda, salud, educación, cultura, tercera edad y otros. Además piden la creación de un instituto de pesca que atienda al sector, pues las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) "son un elefante blanco".

Salva advirtió que de no atender sus demandas paralizarán las actividades de la refinería y cerrarán la entrada de barcos mercantes al puerto de Salina Cruz, la carretera Panamericana -que lleva a Huatulco y Puerto Escondido- y el Dique Seco, donde se fabrican y arreglan los barcos.

En rueda de prensa, los pescadores manifestaron que la refinería comenzó actividades en 1979, pero el deterioro de la región fue más visible en la década de los 90, cuando la creciente demanda de productos generó la necesidad de ampliar el mercado internacional hacia la costa del Pacífico.

Desde entonces han acudido ante autoridades de Pemex, la Secretaría de Salud, Semarnat, Sagarpa y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, y recientemente ante el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, para buscar alternativas, sin que tengan respuesta.

"Los pescadores hemos permanecido en el olvido y cada vez es mayor el deterioro ambiental en la región, de nuestra economía y de las instalaciones de Pemex, pues muchos de sus ductos parecen coladeras, de donde se derrama el crudo", expresó.

Según el estudio La contaminación por actividades petroleras en el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, a cargo del Laboratorio de Contaminación Marina del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, realizado en 1991, señala que los derrames por actividades de las plantas de refinamiento, boyas de almacenamiento y redes de distribución de petróleo crudo para operaciones de carga y descarga, entre otras actividades industriales, y las descargas de aguas residuales urbanas, habían provocado entonces, en la microbiología de la región, "una grave contaminación" y, por ende, "alto riesgo para la salud pública".