Usted está aquí: lunes 5 de septiembre de 2005 Opinión MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Fox, tras la inanición financiera de Pemex para entregarla a la IP

Hoy veta lo que ayer creía impostergable

SU MAS RECIENTE VETO a una decisión del Legislativo (nuevo régimen fiscal de Pemex) confirma que el inquilino de Los Pinos no ceja -discursos aparte- en su empeño por privatizar la industria petrolera mexicana, y para ello parece no haber encontrado mejor camino que la inanición financiera de la mayor empresa nacional.

SI POR VERBA PRESIDENCIAL fuera, holgadamente México sería el líder del primer mundo, pero la realidad ha sido muy cruel y el discurso del inquilino de Los Pinos inversamente proporcional a sus actos.

HOY VETA LO QUE AYER, decía, era impostergable: "...primero y antes que nada, hacer de Pemex una empresa de clase mundial, y para esto necesitamos liberarla del control fiscal muy especial a la que ha sido sujeta; estamos por introducir una iniciativa para que el régimen fiscal de Pemex sea equivalente al que pueda tener cualquier otra empresa de su ramo en el mundo y con eso tenga recursos para el desarrollo tecnológico, para el mantenimiento, para la expansión y para la generación de empleos... La tarea inmediata en el caso de Pemex es liberarla de un régimen fiscal especial que la ha tenido acogotada, a través del cual se ha ordeñado a la empresa para la subsistencia del Estado mexicano y por tanto se le ha descapitalizado y se le ha puesto en serias dificultades... Se requiere que la paraestatal adquiera mayor fortaleza para que funcione como uno de los impulsores de la economía interna para la generación de empleos" (Vicente Fox en la asamblea de Coparmex; 9 de octubre 2002).

AHORA, DE LA MANO de la Secretaría de Hacienda el inquilino de Los Pinos le dice al Congreso que avalar el nuevo régimen fiscal de Petróleos Mexicanos aprobado por el Congreso "implicaría un alto costo fiscal a los tres niveles de gobierno, pérdidas por más de 109 mil millones de pesos de 2006 a 2013 y notables consecuencias en el desarrollo económico del país".

COMO DICE EL SENADOR Manuel Bartlett: "¿Cómo es posible que diga eso? Es absurdo que ahora lo echen abajo con un manejo de cifras que no son reales. Los gobernadores actuaron azuzados por Hacienda, cuando a todos nos consta que quien presentó el proyecto fueron ellos... Fue Hacienda quien impulsó el proyecto de régimen fiscal de Pemex... Quiere liquidar a Pemex el presidente Fox".

DADO EL VOLUMINOSO catálogo, si el senador Bartlett -o cualquier otro mexicano- decide analizar y/o entender los absurdos del presidente Fox y su gobierno del "cambio", deberá comprarse un mullido sillón, porque le tomará una eternidad.

LO CIERTO ES QUE SE PIERDE una excelente oportunidad (justo en un mercado de precios históricos, con tendencia duradera) para que Petróleos Mexicanos recupere terreno y deje de financiar no sólo los absurdos presidenciales (del actual y los anteriores), sino la ineficiencia del aparato de gobierno.

LA NECESIDAD DE un nuevo trato tributario para la mayor empresa nacional no es nuevo, ni mucho menos la "iniciativa" del guanajuatense para proceder en tal sentido. Desde hace cuando menos 11 años atrás, un grupo de expertos presentó un detallado estudio al gobierno entrante para que entendiera la urgencia de revitalizar la inversión en Pemex para no quedarse varado. Tampoco la entendió.

UN BREVE PASEO POR dicho estudio nos recuerda lo siguiente: si Petróleos Mexicanos no modifica su estructura financiera para atender los crecientes requerimientos internos de hidrocarburos, así como los contratos de exportación, inevitablemente tendrá que aceptarse y promoverse la participación de capital privado en la industria petrolera nacional, pues actualmente su producción es ligeramente superior a la que registró hace una década, aunque sus instalaciones sean exactamente las mismas. Así, para atender dichos renglones, en el próximo decenio México requerirá una empresa del doble de tamaño del Pemex actual.

UNO DE LOS MAYORES cuellos de botella para el crecimiento financiero y productivo de Pemex lo constituye el hecho de que, en promedio, por cada peso que recibe debe enterar 75 centavos, vía impuestos y derechos, al gobierno federal, de tal suerte que esta carga fiscal no premia suficientemente la eficiencia productiva de la empresa, requiriéndose un esquema de tributación que no inhiba el desarrollo de la industria, sino que lo estimule y asegure que la carga tributaria no conlleve su descapitalización.

PEMEX REQUIERE UN TRATO fiscal más competitivo, en condiciones similares a las que enfrentan las empresas petroleras que operan en el contexto internacional. Sería altamente conveniente que Petróleos Mexicanos contara con un régimen fiscal similar al que se aplica al resto de las empresas industriales del país y al de los consorcios internacionales con los que compite en los mercados extranjeros, pues le permitiría financiar con recursos propios sus programas de expansión, en una perspectiva de largo plazo, y estar atento a las fluctuaciones del mercado. Igualmente, deberían adecuarse las aportaciones fiscales de la empresa a los estados de la federación, para que reciban un beneficio proporcional a su contribución petrolera en la economía nacional.

PEMEX DEBERA REACTIVAR lo antes posible sus programas de expansión que se han visto afectados durante 11 años (22 actualizados) por los constantes recortes presupuestales decretados por el gobierno federal en ese periodo. Si el gobierno invirtiera significativamente en el desarrollo de nuevos descubrimientos petroleros, la producción nacional podría fácilmente duplicarse en las próximas dos décadas.

LA FALTA DE INVERSION en infraestructura (acumulada en por lo menos los últimos 11 años, que ahora suman 22) y el aparente retraso tecnológico que registraría Pemex, se ha presentado como uno de los principales argumentos para validar la urgencia y necesidad de que el capital privado participe directamente en la paraestatal, aunque, en la práctica, el verdadero interés por el petróleo mexicano radica en el hecho de que la relación reservas-producción de crudo es cercano a 50 años.

ESOS ERAN LOS DATOS 11 años atrás. Ya se comieron buena parte de las reservas, pero lo demás sigue igual, menos el discurso.

Las rebanadas del pastel:

EN EL MEJOR DE LOS casos, el gobierno del "cambio" sólo retuvo aquello de "abrir la puerta al capital privado" y "promover" su "participación" en el sector energético nacional.

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