Usted está aquí: domingo 21 de agosto de 2005 Opinión Elam, una alternativa de salud incluyente

Editorial

Elam, una alternativa de salud incluyente

Los países en vías de desarrollo tienen alternativas educativas y médicas ante la privatización de los servicios de salud impuesta por las políticas neoliberales establecidas en el Consenso de Washington. Ese es el caso de la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam), una iniciativa del gobierno de Cuba para formar galenos provenientes de naciones pobres y comunidades marginales. Ayer sábado se llevó a cabo en La Habana la ceremonia de graduación de la primera generación de estudiantes de la Elam, mil 610 alumnos de 28 países, los cuales profesan una diversidad de religiones y preferencias políticas. Asimismo, 70 por ciento de ellos son de familias pobres, y muchos son hijos de desaparecidos y asesinados durante las dictaduras latinoamericanas de los años 70 y 80. También hay representantes de 64 pueblos indígenas de la región. Esta diversidad da una idea del perfil de la escuela, basada en la justicia, la solidaridad y el compromiso social de los nuevos médicos.

La idea de crear la Elam surgió en 1998, a raíz de la ayuda médica brindada por Cuba a Centroamérica luego del paso de los huracanes Mitch y George. Posteriormente, el personal médico permaneció en la zona en el contexto del Programa Integral de Salud. Así, el 15 de noviembre de 1999, en ocasión de la novena Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno en La Habana, se inauguraba la Elam con mil 933 jóvenes de 18 países. Actualmente, más de 10 mil alumnos de 28 naciones de América Latina, el Caribe, Estados Unidos y Africa estudian medicina gratuitamente en las 21 facultades que existen en la isla. En los últimos cinco meses de estudios, los jóvenes realizaron prácticas en Guatemala, Honduras y Haití, donde salvaron 3 mil vidas y atendieron a más de 753 mil pacientes, lo que revela el carácter humanista de la institución. La meta de la Elam es formar médicos con un verdadero sentido de ética y solidaridad para brindar servicios de salud a sus pueblos y a las mayorías olvidadas de las naciones de América y el mundo. En este sentido, los egresados tienen ante sí el reto de aprovechar los pocos recursos con los que cuentan en sus países de origen para crear las condiciones que les permitan aplicar los principios humanistas de la Elam, es decir, atender a los excluidos del sistema oficial de salud. Esta postura es diametralmente opuesta a las políticas de privatización diseñadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

De hecho, la creación de la Elam constituye en cierta manera una respuesta del régimen cubano a las acusaciones de Estados Unidos de que su gobierno es un factor de desestabilización de la región. Por el contrario, se podría afirmar que las políticas neoliberales son el principal factor de ingobernabilidad en América Latina, ya que aumentan la brecha entre ricos y pobres, encarecen los servicios de salud, dificultan el acceso a la educación ­propiciando la deserción escolar­ y condenan a millones de personas a padecer hambre.

La experiencia de la Elam no sólo tiene el objetivo de llevar los servicios de salud a las comunidades marginales; también demuestra que es posible sacar adelante un proyecto de esta magnitud con recursos modestos. Se trata, pues, de un ejemplo a seguir en América Latina ante las promesas incumplidas de un desarrollo sustentable derivado del libre comercio.

 
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