Usted está aquí: miércoles 17 de agosto de 2005 Opinión Irán nuclear: la montaña de los buitres

Alejandro Nadal

Irán nuclear: la montaña de los buitres

Cerca de la ciudad de Natanz, en Irán, se encuentra una montaña que destaca por su elevación. A 4 mil metros de altura, Kuh-e Karmas, o "montaña de los buitres", domina la ciudad. Los habitantes de Natanz se deleitan con las peras que son famosas en todo el país y se divierten recordando a los turistas que cerca de ese lugar las tropas de Alejandro Magno mataron a Darío III, último rey de la dinastía Aqueménida. La información es falsa: después de su derrota, Dario III fue asesinado por un traidor que aspiraba a granjearse la amistad del invasor griego.

Falsa también era la información que Irán proporcionó durante varios años a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) sobre su programa nuclear. En 2002 un grupo de oposición reveló la existencia de instalaciones secretas en Natanz y en Arak. Las imágenes de satélites confirmaron lo anterior y mostraron cerca de Natanz una planta de enriquecimiento de uranio, mientras que en Arak se construía una fábrica de agua pesada. Irán ha seguido caminos distintos para cerrar el ciclo y dotarse de tecnología nuclear, incluyendo la capacidad de construir bombas nucleares.

En febrero 2003 el director de la AIEA, Mohammed El Baradei, visitó dichas instalaciones y se sorprendió del dominio de la tecnología nuclear que ese país había logrado, incluyendo centrifugadoras de alta velocidad para enriquecer el uranio. Las autoridades iraníes anunciaron que estaban en pláticas para firmar un nuevo protocolo con la AIEA para establecer sistemas de seguridad adecuados y garantizar que el uranio enriquecido no sería desviado para construir armas nucleares.

A mediados de 2003 la AIEA elaboró un informe describiendo detalladamente las actividades nucleares de Irán que no cumplían con los protocolos adicionales firmados hasta entonces. El informe destacaba la no divulgación de la importación de mil 800 kilos de hexafluoruro de uranio y otros materiales en 1991. El hexafluoruro de uranio es el compuesto de uranio más volátil y, por medio de un sistema de centrifugadoras en cascada, es usado en la separación de isótopos que pueden servir para construir armas nucleares. El informe de la agencia internacional también reveló que Irán había estado produciendo componentes para centrifugadoras y contaba con un importante programa de enriquecimiento de uranio con láser.

En octubre 2003 Irán acordó frente a Alemania, Francia e Inglaterra cooperar con la AIEA para firmar un protocolo adicional, así como suspender todas las actividades de enriquecimiento de uranio. El texto del acuerdo claramente dice que la suspensión es voluntaria y no se desprende de una obligación legal. De todos modos, la promesa no fue cumplida y ahora ha sido retirada por las nuevas autoridades en Teherán.

En síntesis, Irán ha estado desarrollado durante más de 14 años un ambicioso programa nuclear alrededor de diferentes trayectorias para llegar al mismo objetivo: dominar el ciclo completo de la producción de combustible nuclear. ¿Es ilegal ese esfuerzo? ¿Tiene Irán la tecnología para producir armas nucleares?

La AIEA insiste en que Irán debe subsanar las fallas en sus informes, pero no dice que ese país ha violado los protocolos. Irán sostiene que el texto del tratado de no proliferación de armas nucleares (TNP) no prohíbe a los países miembros dotarse de tecnología nuclear y sostiene que los protocolos permiten las actividades que hoy son objeto de la controversia. Eso es cierto en el caso de la construcción de la planta en Natanz, pero en otros casos Irán sí ha buscado engañar (yo diría que deliberadamente) a los inspectores.

Por su parte, la agencia no quiere apoyar a los halcones de Washington que desean llevar el caso iraní al Consejo de Seguridad para imponer sanciones a Teherán. Muchos estiman que el siguiente paso será el bombardeo de las instalaciones nucleares en Irán que llevarán a cabo Estados Unidos o Israel. La AIEA camina por un sendero sinuoso.

Alemania, Francia e Inglaterra le ayudan a mantener el caso en la mesa de negociaciones en lugar de llevarlo al terreno de la respuesta militar. Buscan ofrecer incentivos a Irán (incluyendo facilitar el acceso a la OMC) para que renuncie a su programa nuclear, pero ya es demasiado tarde. Teherán tiene la tecnología para producir armas nucleares y ha anunciado que no renunciará a su programa nuclear. La planta en Natanz tiene 160 centrifugadoras listas para recibir hexafluoruro de uranio y la AIEA ha detectado componentes para otras mil centrifugadoras. Otras instalaciones subterráneas (capaces de resistir un bombardeo convencional) podrían albergar en pocos años hasta 50 mil máquinas. Si mantiene su planta en Natanz intacta, podría denunciar el NPT (que permite a los miembros retirarse con un aviso de 90 días si su seguridad está en riesgo) y dotarse de cinco o siete artefactos nucleares en poco tiempo. Se repetiría así el patrón de Corea del Norte y Estados Unidos tendría que pensar cuidadosamente su respuesta. El mundo seguirá caminando a la sombra de buitres y halcones.

 
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