Pide Guillermo Tovar evitar legislación apresurada
''El INBA y el INAH son baluartes'' para un programa de largo aliento
Los institutos nacionales de Bellas Artes (INBA) y Antropología e Historia (INAH) son dos baluartes aún vigentes que tenemos para desarrollar un programa cultural de grandes alcances, característica que ''no se puede modificar en 15 minutos" con una legislación apresurada, opinó el historiador Guillermo Tovar de Teresa, con relación a la posibilidad de que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes obtenga un estatuto jurídico que le permita administrar y estar por encima de dichas instancias.
El investigador, quien participó (vía video) en el tercer y último día de actividades del Parlamento Alterno de Educación y Cultura, que se realizó en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, señaló la contradicción de que esos institutos fundacionales, con finalidades sociales muy importantes, ''puedan ser ahora objeto de una legislación transitoria, efímera, que ponga al margen su trayectoria histórica, representativa de la identidad nacional.
''Tenemos la obligación moral de exhortar a los legisladores a que tomen en cuenta esa trayectoria administrativa, institucional, fundacional, al tomar una decisión, si es que acaso se atreven a procurar una legislación que intente alterar instancias o programas culturales históricos."
Es también muy importante, abundó, que los legisladores tomen en cuenta a la sociedad civil, ''que no piensen que las cosas se resuelven con leyes, como se pensó en el siglo XIX, en términos liberales, que las leyes podían solucionar los problemas por arte de magia, eso no es así. Los problemas se resuelven con la participación activa de los distintos miembros de una sociedad. Hay que tomar en cuenta a la comunidad civil, académica e institucional para que, mediante un consenso, se puedan plan-tear proyectos alternativos".
Legitimidad por consenso
Pero eso, destacó Guillermo Tovar de Teresa, ''tiene que ser objeto de una discusión muy amplia; no puede ser realizado en cuestión de horas, semanas o meses, sino de años. Y se le tiene que dejar, si acaso, al comienzo de una administración a personas responsables de lograr primero un diagnóstico sobre la situación real de los diferentes sectores involucrados con la cultura.
''La legitimidad (que pueda tener una ley) se logra con el consenso, el cual se tiene que llevar a cabo entre la parte oficial, legislativa y los ciudadanos responsables y especializados de los temas. Si estos últimos no son consultados se produce una situación de ilegitimidad, se empiezan a producir instrumentos que no proceden de la realidad, sino de la imaginación de un recinto, muchas veces creados por personas ajenas al tema."
Lo que surja del Parlamento Alterno de Cultura y Educación, concluyó el historiador, "debe ser tomado en cuenta de manera decisiva, porque la concepción de patrimonio cultural es muy amplia como para que se resuelva en meses, en semanas, en horas de discusión legislativa.
''Resolver el destino del INBA y el INAH en tan poco tiempo, de cara al siglo XXI, resulta muy inquietante."