Iniciativa de la Fundación del Centro Histórico y editorial Alfaguara
Poniatowska comenzó la transcripción en letra manuscrita del Quijote
Todas las personas que lo deseen pueden participar en ese inusitado acto cultural
Cuando se concluyan las mil 286 páginas, se encuadernarán en un solo tomo
Ampliar la imagen Carmen Parra, Jos�astro Le�, Marisol Schulz, Elena Poniatowska e Ignacio L� Tarso, ayer, en la Plaza de San Jer�o, donde hicieron su transcripci�el Quijote FOTO Guillermo Sologuren Foto: Guillermo Sologuren
Se sentó frente a la mesa, puso ante sí la hoja de papel en blanco, tomó la pluma con pulso firme y empezó a escribir con caligrafía pulcra y esmerada: ''En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo..."
Así inició Elena Poniatowska la transcripción en letra manuscrita de la inmortal obra de Miguel de Cervantes Saavedra: ''Sentí una gran emoción porque me tocó algo esencial; todo mundo se sabe de memoria el inicio del Quijote".
En la Plaza San Jerónimo, junto al Claustro de Sor Juana, se halla la mañana de este viernes la mesa ante la cual Poniatowska comparte con el actor Ignacio López Tarso y con los pintores Carmen Parra y José Castro Leñero, la experiencia de escribir de su puño y letra un fragmento de Don Quijote de la Mancha.
Se trata de una iniciativa de la Fundación del Centro Histórico y editorial Alfagura, en el contexto de la celebración de los 400 años de la primera edición de la novela fundacional de la narrativa moderna en español.
Ellos son los primeros, pero -explica Marisol Schulz, directora editorial de Alfaguara- la idea es invitar a quien así lo desee a ''participar en esta iniciativa".
-Como lectora y escritora, ¿qué ha sido El Quijote para usted? -se le pregunta a Elena Poniatowska.
-Lo leí hace mil años, cuando era niña, en una edición ilustrada con los molinos de viento y con el Quijote que se parecía por cierto a Ignacio López Tarso, que está ahí escribiendo su parte. Después lo volví a leer con un gran maestro, Hugo Hiriart, que daba una clase sobre El Quijote.
''Ahora procuro leerlo seguido, no olvidarlo, porque es una gran lección para todos los que tratamos de hablar en español. Es una lección de lenguaje y también una lección de cómo ser la mejor gente posible sobre la Tierra."
-Como escritora, ¿qué aprendió?
-Algo que no ejerzo: a ser muy libre, a ver que se puede decir casi todo. Y luego a no tener miedo al ridículo. El Quijote está ahí siempre, enseñando sus miserias. Y Sancho lo quiere tapar pero no puede.
Con la piocha canosa y el pelo tupido, el rostro de López Tarso semeja al de un fauno curtido y satisfecho. El protagonista de la cinta El hombre de papel transcribe con toda calma el fragmento que le tocó, la parte en que el hidalgo se enfrasca tanto en la lectura de aventuras de caballería, que ''perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara si las entendiera el mismo Aristóteles (...)"
López Tarso leyó por primera vez la novela de Cervantes en sus años de seminarista: ''Mientras mis compañeros comían en el refectorio, yo lo leía en un púlpito; fue la primera vez que lo tuve en mis manos".
Desde entonces ''lo he leído muchas veces, nunca de corrido, pero se puede leer abriéndolo en cualquier página. Cada vez que lo tengo, que lo digo, que lo leo, lo disfruto mucho".
Usurpación del lugar de Cervantes
Cuando se ve a Poniatowska, a López Tarso, a Parra o a Castro Leñero extender la hoja en blanco y empuñar la pluma, usurpar por un momento el lugar de Cervantes, sobrevienen interrogantes acaso inútiles pero fascinantes:
¿En qué se apoyó el manco de Lepanto para escribir su magna obra? ¿De qué madera estaba hecha la silla o el hipotético banco en que se sentó? ¿Escribía bajo la luz del día o de noche alumbrado con bujías? ¿Cuántas horas diarias dedicaba a la escritura? ¿Entresacaba la lengua a través de labios y dientes cuando escribía? ¿Cerraba los ojos o se quedaba con la vista fija en un punto indeterminado?
La transcripción del Quijote continuará todos los días hasta el 21 de agosto, de 11 a 16 horas. Podrá participar todo el que así lo desee. Una vez concluida la tarea, las mil 286 páginas serán agrupadas y encuadernadas en un tomo único, que quedará en custodia de la Fundación del Centro Histórico.