Teme Moscú que se repita la tragedia del submarino Kursk, que dejó 118 muertos
Continúan esfuerzos por rescatar a los 7 marinos rusos atrapados en un batiscafo
La armada lleva 48 horas intentando sacarlos del fondo del mar; la flota de EU, al rescate
Ampliar la imagen Sumergible del tipo Priz, como el siniestrado AS-28 ruso, en una fotograf�de archivo FOTO Reuters Foto: Reuters
Moscú, Sabado 6 de agosto. En escala reducida, no por ello menos terrible para las siete personas atrapadas en el fondo del mar desde el pasado jueves, con cada hora aumenta el riesgo de que se repita la tragedia del submarino nuclear Kursk, que hace cinco años concluyó con la muerte de sus 118 tripulantes.
En una auténtica carrera contrarreloj, y en espera de que llegue a tiempo el apoyo solicitado a Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón, la armada rusa lleva más de 48 horas intentando salvar a la tripulación del batiscafo militar AS-28, inmovilizado a 190 metros de profundidad en la bahía de Beriozovo, cuando realizaba una inmersión de rutina frente a la costa sudoriental de la península de Kamchatka, en el Pacífico.
Según los primeros datos oficiales, difundidos este viernes por la mañana, el minisubmarino, de 13 metros y medio de eslora y casi seis metros de diámetro, quedó atrapado en una red de arrastre, la cual pudo haberse desprendido de algún buque pesquero, aunque las autoridades del puerto más cercano, Petro-Pavlovsk, en Kamchatka, señalaron que esa no es una zona habitual de captura.
En el transcurso de ayer, cobró fuerza la versión de que la hélice del sumergible se enganchó, aparentemente, a los cables de acero de una antena de vigilancia costera sujeta en el fondo del mar con un ancla de 60 toneladas, lo cual podría complicar mucho la labor de rescate.
Cualquiera haya sido la causa del desastre, son exiguas las reservas de oxígeno y energía eléctrica en el batiscafo. Inicialmente los voceros oficiales lanzaron un mensaje tranquilizador al asegurar que la nave tiene capacidad para mantenerse 120 horas en estado de inmersión, por lo cual -dijeron- los tripulantes podrían resistir hasta el próximo lunes, ampliándose el margen para llevar a cabo la operación de salvamento.
Expertos independientes y directivos de la empresa constructora del batiscafo, en consultas paralelas, desmintieron el optimismo de la armada rusa al explicar que la tripulación de un sumergible del tipo Priz, como el siniestrado AS-28, puede sobrevivir durante cinco días debajo del agua, sólo en el supuesto de estar integrada por un máximo de tres personas.
Por ello, anoche el almirante Viktor Fiodorov, comandante en jefe de la flota rusa del Pacífico, perfiló con nitidez el dramatismo de la situación: se perdió ya la comunicación por radio con los marinos atrapados, la temperatura a bordo es de apenas cinco grados sobre cero y el oxígeno alcanza para tan sólo un día más.
En ese lapso perentorio, por cuanto se descarta por la altísima presión que los tripulantes puedan abandonar la nave por sus propios medios, se tiene que sacar al AS-28 de la suerte de trampa en que cayó.
En tanto llega la ayuda foránea, encabezada por el Super Scorpio de la Flota del Pacífico de Estados Unidos, un pequeño sumergible no tripulado que puede cortar cables de acero, que salió ya en avión militar de transporte de San Diego, California, nueve buques de la armada rusa continuaron ayer los intentos de enganchar con anclas el batiscafo siniestrado para poder remolcarlo hacia aguas menos profundas.
Hacia las 2 de la madrugada de este sábado, el almirante Fiodorov declaró a la televisión local que el batiscafo "está atado a cables de remolque y ya se logró moverlo 100 metros", información que media hora después no fue confirmada por su propio estado mayor. Según un oficial de alto rango de la Flota del Pacífico, todavía no hay elementos para afirmar que comenzó el remolque del sumergible.
"Daría 51 por ciento contra 49 por ciento de que sí se consiguió enganchar el batiscafo y no se trata sólo de la antena que lo mantiene varado", dijo, y advirtió que ello se sabrá sólo en las próximas horas.
De cualquier manera, para poder subir el minisubmarino desde aguas menos profundas habría que remolcarlo unos 15 kilómetros, de acuerdo con cálculos del almirante Fiodorov. Por lo anterior, como medida extrema, no se excluye efectuar una explosión controlada para arrancar el ancla que sujeta la pesada antena, lo cual facilitaría izar a la superficie el AS-28.
En medio de la habitual confusión que generan las siempre contradictorias declaraciones de los portavoces de la armada rusa, lo único que en verdad importa es que, cuando se logre levantar el batiscafo varado, no sea demasiado tarde para la tripulación, cada vez con menos oxígeno.
El presidente Vladimir Putin, quien el viernes envió un caluroso mensaje de felicitación a los ferrocarrileros con motivo de su día, guardó completo silencio acerca del drama de los submarinistas.