Sector público, pescadores y ambientalistas de Holbox
El tiburón ballena, al cuidado de todos
Introducción
Durante julio y agosto, varias decenas de ejemplares del bellísimo, gigantesco e inofensivo tiburón ballena llegan a una alberca marina ubicada a una hora de la costa de Quintana Roo, entre las islas de Holbox y Convoy. Geográficamente, el área se enclava en una reserva natural.
El año pasado se denunció que varios prestadores de servicios turísticos trasladaban visitantes desde Cancún e Isla Mujeres para admirar al tiburón sin observar las reglas oficiales aprobadas para salvaguardar su integridad y tranquilidad. Como resultado, las autoridades realizaron varias inspecciones a fin de obligar a dichos negociantes de la naturaleza a cumplir con las normas mínimas vigentes y cuidar el ecosistema en que se desenvuelve el ballena.
Incluimos a continuación uno de los reportes oficiales sobre la vigilancia que se ejerció en julio pasado para controlar a los depredadores disfrazados de "prestadores de servicios turísticos" que llegan de Cancún e Isla Mujeres. Y más adelante, una nota de Andrés Limón, residente en la isla de Holbox, donde expresa los problemas que ahora se presentan en la zona donde llega el tiburón.
Del 15 al 18 de julio se realizó la primera fase del operativo para verificar autorizaciones y condicionantes para la observación, nado y buceo libre con el tiburón ballena (Rhincodon typus) en la zona de isla Contoy-isla Holbox, Quintana Roo.
Existen 48 autorizaciones para observación de tiburón ballena para esa zona, todas ellas otorgadas a prestadores de servicios de Holbox.
Aunque los tiburones pueden observarse desde cerca de Contoy, aproximadamente a dos millas al norte de la isla y hasta aproximadamente cinco millas al norte de cabo Catoche, existen dos zonas de concentración precisamente en los extremos de este corredor: cabo Catoche-Holbox y Contoy. La más importante es la de cabo Catoche-Holbox, donde pudieron observarse cerca de 70 tiburones; en la zona de Contoy fueron observados cerca de 20 tiburones.
El operativo inició cada día antes de las 7:00 horas en la zona de cabo Catoche-Holbox, verificando que no hubiera embarcaciones sin autorización y que las embarcaciones autorizadas cumplieran las condicionantes de observación; entre ellas, número de pasajeros, uso de chalecos, no tocar ni montar al tiburón y velocidad de embarcación de tres nudos. En esta zona fueron revisadas 29 embarcaciones de prestadores de servicios turísticos y una embarcación particular.
Posteriormente se continuaba la revisión en la zona de Contoy alrededor de las 11:00 horas. Ahí fueron revisadas seis embarcaciones turísticas y particulares que realizaban pesca deportiva y recorridos turísticos. En esta zona se levantó un acta en contra de una embarcación de pesca deportiva de Isla Mujeres, pues dos turistas nadaban con el tiburón, sin chalecos y a menos de un metro de distancia del tiburón.
En general, hay cumplimiento de las condicionantes de las autorizaciones y buena disposición de los prestadores de servicios turísticos autorizados. Son pocas las embarcaciones de prestadores de servicios que realizan esta actividad sin tener autorización, principalmente embarcaciones provenientes de Cancún e Isla Mujeres.
Participaron un coordinador de Oficinas Centrales y tres inspectores de Quintana Roo de Profepa, un subdirector de Yum Balam, y dos motoristas de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), así como ocho elementos de la 7ª Zona Naval en Isla Mujeres.
Fueron utilizadas tres embarcaciones menores, dos de la Conanp y una de la Secretaría de Marina.
La segunda fase del operativo está programada para realizarse del 29 de julio al 1 de agosto y la tercera y última del 13 al 15 de agosto.
Andrés Limón
En el año 2002 se inició una actividad turística nueva en isla Holbox: la visita de observación del pez más grande que existe: el tiburón ballena. La euforia de los turistas nacionales y extranjeros que habían gozado de esta experiencia fue contagiosa y los paseos aumentaron. Además se transformaron de simples avistamientos a la práctica del nado libre junto a este imponente animal marino.
Hacia unas 15 millas náuticas al nordeste de esta isla se dirigían lanchas pescadoras atiborradas de personas que, emocionadas al ver el espectáculo de algún capitán o pescador nadando plácidamente junto al dominó (nombre local del tiburón ballena), se arrojaban al agua para vivir la misma experiencia. Pasaban del respeto por el tamaño del imponente animal a la inconsciente monta estilo "rodeo" al notar la mansedumbre del tiburón.
El nuevo "uso" que se le estaba dando a esta especie comenzó a alarmar a ambientalistas, primero de la región y posteriormente nacionales. El hecho era que se estaba explotando mal una actividad que atraía a muchos visitantes y dejaba buena derrama económica en algunos prestadores del servicio.
A partir de entonces, las autoridades ambientales del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam donde se ubica isla Holbox y de Wild World Foundation (WWF) se dieron a la tarea de organizar talleres informativos sobre la especie y su aprovechamiento ecoturístico y sustentable en otras naciones del planeta; por ejemplo, en Belice, Honduras, Sudáfrica, y Australia, a fin de lograr en la comunidad una conciencia de respeto y buen uso de este amigable gigante.
Después de lograr acuerdos básicos sobre el tema entre las autoridades y la comunidad, se estableció que el tiburón ballena podía ser utilizado racional y sustentablemente siempre y cuando se respetaran ciertas reglas fundamentales como son las siguientes:
Durante las actividades de observación, nado y buceo libre (snorkel) con tiburón ballena (Rhincodon typus) se deberá cumplir con las siguientes observaciones:
Las actividades de nado y buceo libre (snorkel) deberán realizarse de la siguiente manera:
Durante el desarrollo de las actividades de observación, nado y buceo libre (snorkel) con tiburón ballena (Rhincodon typus), queda prohibido:
El titular responsable de dicha autorización deberá:
Estas son las reglas básicas que exigió la autoridad federal en el campo ambiental para respetar y preservar a la especie.
De 2002 a la fecha, la comunidad holboxeña, y en especial sus prestadores de servicios turísticos (observación y nado con el tiburón ballena), han logrado un avance enorme en el cuidado de la especie, no únicamente respetándola, sino también cooperando en la captación de datos que apoyan el estudio científico y poblacional del dominó.
Este trabajo de la población local ha sido reconocido por turistas nacionales y extranjeros, autoridades ambientales federales y se le cita como ejemplo a seguir en cuanto a la explotación racional y sustentable en foros internacionales en torno a la especie mencionada.
Un estudio de impacto ambiental hecho en el área de observación del tiburón ballena entre 2004 y 2005 arrojó como resultado que sólo se podían otorgar 90 permisos para las embarcaciones que dan el servicio: 70 en Holbox y Chiquilá y 20 en Isla Mujeres.
Cabe mencionar que la temporada pasada, la del 2004, únicamente las comunidades de Holbox y Chiquilá accedían a esos permisos otorgados por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Conanp, y por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat. Se extendieron entonces 60 permisos. El buen funcionamiento del proyecto en esas comunidades les valió que se les incrementara el número de permisos a 70.
En isla Holbox y Chiquilá se trabaja intensamente para lograr un servicio ecológico, sustentable y profesional al cien por ciento; en la actualidad se ha logrado el ochenta por ciento de los objetivos y siguen trabajando en la capacitación y educación ecológica de guías y capitanes de embarcaciones.
Como dato de referencia, cerca de el 15 por ciento de los avistamientos del tiburón se da en las aguas comprendidas dentro del polígono de la reserva Yum Balam; alrededor de otro 10 por ciento se da en las aguas del parque Contoy; el resto (75 por ciento aproximadamente), en aguas nacionales, protegidas por la Dirección de Vida Silvestre de Semarnat.
En base a lo anterior, hoy se ponen en el aire, o mejor dicho en el agua, dos propuestas para el uso eco turístico de la especie:
1) Ampliar el polígono de la reserva Yum Balam hasta los límites del parque Contoy, convirtiendo a Yum Balam en una reserva de la biosfera, y
2) Crear una nueva reserva del tiburón ballena entre Yum Balam y Contoy.
La propuesta número dos provocaría que la nueva reserva se convierta en el punto de discordia de las comunidades cercanas, sobre todo Isla Mujeres, Cancún y Cozumel, polos turísticos mercantilistas. Estos polos, como ya se ha visto a lo largo de los años, han demostrado tener poco y, en algunos casos, nulo respeto por y hacia la naturaleza.
La primera propuesta, a la cual están adheridas las seis cooperativas turísticas de isla Holbox y Chiquilá, tiene varias ventajas:
Todo esto parece ser una historia de éxito para una especie única y excepcional en el mundo, así como para una comunidad que se esfuerza por aprender un nuevo oficio con vistas a cambiar su actividad pesquera (algunas veces considerada de depredación), hacia un nuevo futuro conservando sus bellezas naturales.
Lo triste es que los falsos ambientalistas y empresarios depredadores, llegan con su poder y relaciones a destruir el esfuerzo de toda una comunidad. Lo logran al promover a nivel nacional el nado con el tiburón ballena, sin tomar en cuenta las reglas que hoy se han convertido en la base de la preservación de la especie.
En sus afanes mercantilistas alientan que dichas reglas sean violadas abierta e impunemente.
El caso más grave es el del empresario Alberto Frizione, con negocios en Isla Mujeres. Entre sus actividades anticonservacionistas y de nulo respeto a la fauna marina, cabe destacar cómo el pasado 15 de julio, en el canal 7 de Tv Azteca, alentó a través de un pseudo reportaje sobre el tiburón ballena a tratarlo de una manera errónea, contraria a lo que dictan las autoridades ambientales, los científicos y cooperativistas pesqueros.
Ese promocional televisivo fue una invitación clara a violar las normas legales vigentes en torno al tiburón ballena. Y es un aviso de que, en vez de utilizar racionalmente ese recurso, de tratarlo con todos los merecimientos debidos, lo que se logrará es alejarlo de la zona donde cada año llega por una corta temporada.
El pseudo reportaje patrocinado por el citado Frizione mostraba a una reportera buceando sobre el animal, sin chaleco salvavidas y prendiéndose a la aleta del tiburón, sin guía. Es decir, violó en una acción de un minuto, todas las normas establecidas por las autoridades federales para garantizar la seguridad, la tranquilidad y el entorno del tiburón ballena.
No se sabe si la autoridad federal tomó alguna medida luego de esta transmisión por el citado canal.
Pese a esta grave irregularidad y la irresponsabilidad de quienes lucran con la naturaleza, aún estamos a tiempo de hacer cumplir las medidas acordadas a fin de reducir al mínimo posible el impacto negativo que la observación del gigante de los mares pueda generar.
Es posible convivir con este bello animal, pero para eso es necesario que las autoridades controlen y pongan en su lugar a los depredadores y pseudo profesionales que acuden a hacer visitas sin el control necesario y violando la normatividad que tanto trabajo costó consensuar.
No dejemos que este error se repita y que, por negligencia, lo que debe ser un espectáculo natural privilegiado se transforme en una incontrolada y caótica visita de cientos de miles a la zona donde llega el tiburón ballena.
Si no actuamos a tiempo, al final sólo nos quedará el recuerdo de una especie maravillosa que solía visitar nuestras bellas aguas caribeñas, pero que huyó de ellas por la llegada del hombre y su comportamiento depredador.