Usted está aquí: jueves 28 de julio de 2005 Sociedad y Justicia Medios y autoridades aún culpan a víctimas de homofobia: Monsiváis

El cronista demanda que se esclarezca el asesinato del activista gay Octavio Acuña

Medios y autoridades aún culpan a víctimas de homofobia: Monsiváis

ANTONIO MEDINA /NOTIESE ESPECIAL PARA LA JORNADA

Ampliar la imagen El escritor y periodista en agosto de 2002 FOTO Marco Pel� Foto: Marco Pel�

''El término homofobia es un vocablo que tiene apenas tres décadas y es una de esas palabras que están cambiando las mentalidades y actitudes. Antes era impensable que la conducta homosexual pudiera incluirse en los estatutos jurídicos de la sociedad. Al volverse pensable, el edificio de prohibiciones empieza a resquebrajarse", afirmó el escritor Carlos Monsiváis durante su participación, el martes, en la mesa redonda ¡Contra la impunidad! Octavio Acuña y los crímenes de odio, en la ciudad de Querétaro.

En el encuentro, el cronista comentó: "si la homofobia es impensable no hay nada qué hacer, si es pensable hay que meditar y tomar una posición, cualquiera que sea, pero a partir del razonamiento y no de los prejuicios".

Ante más de 200 personas congregadas en el Centro Educativo y Cultural Manuel Gómez Morín, el escritor se manifestó por que las autoridades judiciales de esa ciudad esclarezcan el asesinato del sicoterapeuta y activista gay Octavio Acuña Rubio, sucedido el 21 de junio en la condonería De Colores, además de que se atienda la queja que en septiembre del año pasado interpusieron Acuña Rubio y su compañero, Martín, ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, por discriminación y malos tratos de policías de la Guardia Municipal, la cual no fue atendida.

Indagatorias homofóbicas

Monsiváis igualmente criticó la actuación de la procuraduría estatal, que como parte de las pesquisas por el homicidio cuestiona a los amigos de Octavio y a sus pacientes, y desdeña la hipótesis de crimen de odio por homofobia. Subrayó que detrás de cada gay asesinado sucede la vergüenza de la familia, los arrestos de sus amigos y la impunidad del o de los culpables, siendo la agenda de la víctima una fuente de chantaje perfecta para la policía.

En particular, el escritor se refirió a las preguntas dirigidas por el agente del Ministerio Público a Martín sobre ''quién era el hombrecito y quién la mujercita en sus relaciones''. Monsiváis reviró: ''yo diría: ¿quién es el pendejo que autorizó a ese señor ser abogado?, pues con ese tipo de cuestionamientos, que llegan a la indignación, inducen a la culpabilización de la víctima al fiscalizar la relación amorosa del victimado. Sus relaciones afectivas las está convirtiendo en un delito".

Agregó que los crímenes de odio tienen como variante que el asesino no conoce previamente a la víctima. Además, goza de la superioridad física ante su víctima, por lo que regularmente hay tortura, saña y, como garantía, el asesino cuenta con la seguridad de quedar impune.

Al referirse al uso jurídico de "crimen de odio", Monsiváis subrayó la utilidad pedagógica del término como un correctivo del Estado y de la sociedad, ''ya que si uno localiza un asesinato como crimen de odio, está al tanto de las consecuencias y los efectos de los prejuicios, y no solamente calificando el homicidio".

''Con el uso del término 'crimen de odio' se está calificando todo lo que de social, de colectivo y de poderosa inercia tiene el inconsciente colectivo en la acción de un asesinato. Por eso me parece muy importante el término 'crímenes de odio'".

El autor de Aires de familia y A ustedes les consta destacó que los medios de comunicación, al igual que las autoridades policiacas, siguen haciendo énfasis en la culpabilización de las víctimas de la homofobia. ''No ven si se mató a la persona por homofobia y a cambio de ello difunden que el asesinato de la persona homosexual es un crimen típico de homosexuales, en lugar de decir 'es un crimen típico contra homosexuales'".

Por ello, dejó en claro que el asesinato de Octavio Acuña Rubio es un crimen de odio por homofobia, y como sucede en más de 98 por ciento de los casos reportados por la Comisión Ciudadana Contra Crímenes de Odio por Homofobia, el gobierno ha demostrado un abandono de la responsabilidad judicial.

''El asesinato del sicólogo Acuña Rubio ofende a toda la sociedad y establece el carácter ejemplar de una persona que creyó en los derechos, los ejerció plenamente, y si murió, fue en el ejercicio de lo que él consideraba su deber'', afirmó.

Antes de concluir su participación, el escritor y periodista pidió a la audiencia, en lugar de un minuto de silencio, brindar un minuto de aplausos en memoria del activista por los derechos sexuales.

Además de Carlos Monsiváis, participaron en el encuentro Merari Carrasco, directora de Aquesex, organización a la que pertenecía Octavio Acuña; Bernardo Romero, ex presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, y Alejandro Brito, director del suplemento Letra S. Salud, Sexualidad y Sida, del periódico La Jornada, quien consideró necesario que las autoridades judiciales reconozcan a las organizaciones civiles como coadyuvantes en el seguimiento de los casos de asesinatos contra homosexuales, en el entendido de que la víctima pertenecía a una colectividad diferenciada y con mayor riesgo de victimización. De esta manera, explicó Brito, "dicha colectividad resulta agraviada, por lo que se desprende su interés jurídico para que el crimen se esclarezca".

El señalamiento del periodista responde a que no se le ha permitido a la representante legal de la organización Aquesex que dé continuidad al caso a pesar de que la familia de Octavio Acuña ha otorgado su autorización.

 
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