Usted está aquí: domingo 17 de julio de 2005 Economía Plantea el comercio justo beneficio para productores y consumidores

Surge ante el abandono gubernamental al agro y la apertura indiscriminada

Plantea el comercio justo beneficio para productores y consumidores

Nace en los 80 a propuesta de comunidades del Istmo y la organización holandesa Solidaridad

El objetivo es dar lo mejor a la sociedad y respetar el medio ambiente, afirma promotor

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

Ampliar la imagen Jornaleros agr�las en la cosecha de caf�n las zonas del Soconusco y costa de Chiapas FOTO La Jornada Foto: La Jornada

Pequeños productores agrícolas de México han logrado reforzar una relación directa con consumidores de países industrializados en la que el nombre del juego es comercio justo. Se trata de una serie de normas no sólo económicas que se oponen como alternativa, todavía modesta, al libre comercio dominante y que se está consolidando en el sector de actividad más golpeado por la apertura económica de las últimas dos décadas.

En el medio rural viven 20 de cada 100 mexicanos, pero la agricultura aporta apenas 4.5 por ciento del producto interno bruto, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Se trata de un medio en el que la pobreza tiene una mayor incidencia que en el ámbito urbano. Según un reporte de la semana pasada del Banco Mundial, 35 de cada 100 habitantes del campo sobrevive en pobreza extrema. Un reflejo de la falta de capacidad para competir en una economía abierta es el atraso tecnológico. El mismo informe del organismo internacional destaca que sólo 5 por ciento de los ejidatarios del país posee un vehículo de motor para trabajar sus tierras.

En este medio golpeado por crisis económica, retiro de las políticas públicas de apoyo a productores y apertura indiscriminada de fronteras, se ha ido consolidando el movimiento de comercio justo, extendido ya en varios países del mundo y que en México tiene una experiencia de casi 20 años.

"Comercio justo busca acercar a productores y consumidores, a través de un esquema novedoso cuyo fin es obtener lo mejor para todos: para los pequeños productores, consumidores, la sociedad y el medio ambiente", explica Jerónimo Pruijn, director ejecutivo de Comercio Justo México (CJM), una asociación civil creada en 1999 e integrada por 25 organizaciones sociales y civiles.

En México, la idea de comercio justo comenzó a tomar forma a finales de los años 80, a partir de experiencias probadas en otras partes del mundo. Pruijn comenta que en aquella época ocurrió una severa caída en los precios del café a la par de la liberalización del mercado del grano, factores que colocaron al borde de la bancarrota a los productores mexicanos. La Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), con ámbito de influencia en Oaxaca, entró en contacto con fundaciones sociales europeas para crear un mercado relevante, en el que se pagara un precio más justo a los productores por el café. Así, el comercio justo nació como una iniciativa conjunta entre la UCIRI de México y Solidaridad, una organización holandesa. La alianza hizo posible que los productos de los pequeños productores estuvieran disponibles en los supermercados y que sus ventas se multiplicaran.

El café marca uno de los primeros antecedentes relevantes del comercio justo, pero no es el único. La oferta se ha ampliado a la miel, plátano, azúcar, cacao, nueces, arroz, uva, vino de mesa o flores. En todos los casos, la mecánica es la misma: consumidores principalmente de países desarrollados pagan un precio más justo por los artículos de los productores de países en desarrollo.

Un ejemplo es el café. El año pasado, por los canales tradicionales, dominados por las empresas trasnacionales, el precio promedio no rebasó 75 dólares por un saco de 100 libras, unos 45 kilogramos. Por los canales de comercio justo, un productor recibió hasta 121 dólares por la misma cantidad de grano.

Para que un grupo de productores pueda ingresar a estos medios de distribución de sus productos debe cubrir varios requisitos. El primero es la certificación. Existe un organismo llamado Fairtrade Labelling Organizations Internacional (FLO) que agrupa a las 19 iniciativas nacionales de promoción del comercio justo que existen actualmente en el mundo. Su función principal es certificar y promover que los productos cubren los parámetros del comercio justo.

Para lograr el sello que los distingue, los productos de comercio justo deben cubrir varios requisitos. Primero, que sean de pequeños productores organizados democráticamente y de países en vías de desarrollo. Que se pague a los productores un precio mínimo que cubra los costos de producción y una tasa de ganancia. También, que sea entregado a los productores un "premio social" en efectivo, destinado a proyectos colectivos de desarrollo comunitario, así como un premio ecológico por productos con certificación orgánica.

Los consumidores de artículos que llevan el sello de comercio justo cumplen una función adicional a la de sólo pagar un precio más alto que el de los artículos convencionales. Principalmente, la de pagar oportunamente por las compras y ofrecer prefinanciamiento a los productores para hacer posible el acopio del producto.

"Se trata de lograr relaciones duraderas entre productores y consumidores", expone Pruijn.

 
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