Usted está aquí: martes 5 de julio de 2005 Espectáculos Live 8, inadvertido en la mayor parte de Africa

No estuvo en las primeras planas de la mayoría de los diarios ni en la tv local

Live 8, inadvertido en la mayor parte de Africa

MEERA SELVA THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Un hombre levanta su equipo de campamento en medio de un muladar dejado en el Parque Hyde por los asistentes al Live 8, considerado uno de los m�grandes conciertos de rock en la historia FOTO Ap Foto: Ap

Nairobi. No estuvo en las primeras planas de la mayoría de los diarios. No se transmitió en vivo en la televisión local.

Para la población de Africa el domingo pasado fue normal. La gente fue a la iglesia, leyó periódicos y almorzó con la familia. Lo que no hizo fue comentar el Live 8, suceso que dio la vuelta al mundo el día anterior.

"¿Un concierto? Pero, ¿qué no hay conciertos todos los domingos? ¿Qué tiene éste de especial?", dijo Evans Konya, sentada en el parque con sus amigos. "Prefiero ver músicos en el bar de mi ciudad que en un estadio en otro lugar."

En todo el continente, la mayoría de las personas que supuestamente debían percibir los beneficios del Live 8 no se habían enterado de los 10 conciertos para Africa. No muchas difusoras de radio y televisión transmitieron los conciertos, así que sólo pudieron verlos quienes tienen acceso a los canales vía satélite, en un continente donde las personas se consideran afortunadas de tener un radio.

Los bares donde sí había televisores sintonizaban CNN o Wimbledon: Venus Williams y Lindsay Davenport en faldas de tenis son una distracción particular para los hombres.

Sólo Sudáfrica, único país del continente que tuvo su propio Live 8 en vivo, entendió la significación del suceso. Allí, más de 20 mil fans aclamaron a su amado Nelson Mandela cuando subió al escenario en Johannesburgo para exhortar a los líderes del mundo a "evitar un genocidio de la humanidad".

No es que haya poca conciencia de los temas. Bajo la límpida luz invernal del sábado anterior -la mayor parte de Africa está en el invierno austral-, cientos de personas en el parque central de Nairobi, sentadas en el césped, observaban la actuación de acróbatas, cantantes y danzantes en el mitin Que la Pobreza Pase a la Historia realizado en Kenia. Aceptaron los brazaletes blancos que repartieron agencias de ayuda y aplaudieron cuando una banda de metales pasó marchando con una manta que acusaba a la Organización Mundial de Comercio de robarles su futuro.

Todo el mundo tenía propuestas de posibles soluciones a los problemas en Africa. Ninguna tenía que ver con la música pop.

"¿Qué van a hacer los músicos, mandarnos su dinero?", preguntó Queen Amene, quien vino a Nairobi con sus compañeros de trabajo. "Los políticos pueden reunirse y decidir darnos préstamos o ayudarnos a pagar nuestras deudas, pero los conciertos son para divertirse. Aunque hubiera sido aquí no habría ido: tengo que cuidar a mis niños."

Kenia se ve a sí misma como una historia de éxito en Africa. Ha logrado realizar elecciones pacíficas, construir una significativa industria turística y mantener buenas relaciones con Occidente. Y si bien padece aún los clásicos problemas de la región -desde una creciente incidencia de VIH/sida hasta hambruna en algunas zonas-, se le consideró demasiado exitosa para tener acceso a la condonación de deuda en la reunión de ministros del G-8 celebrada el mes pasado. La mayoría de los kenianos consideran que eso es algo para sentirse orgullosos.

"No somos pordioseros y no necesitamos que nos traten como tales", sostuvo Konya. "Algo de ayuda para desarrollo sería útil, pero antes de que los países ricos nos manden dinero deberían tomarse el tiempo para entendernos realmente. Hay tanta corrupción aquí que los fondos provenientes del exterior con frecuencia van a dar a los bolsillos de los políticos. Debemos encontrar una forma de entregar el dinero de la ayuda directamente a la gente en el campo. ¿Los organizadores de ese concierto entienden eso?"

En todo el continente reinó la sensación de que la música pop es para niños, en tanto la condonación de la deuda, la ayuda exterior y el comercio son cosas de adultos. Los adolescentes que tal vez se habrían interesado en asistir a los conciertos se vieron desalentados porque sus músicos africanos favoritos no obtuvieron los lugares estelares, salvo en los realizados en Sudáfrica y Cornwall, en el sur de Inglaterra.

En Africa la gente está obsesionada con la política. Los gobiernos tienen aún poder de vida y muerte sobre la mayoría de los ciudadanos, y la guerra y la hambruna nunca parecen lejanas. En la empobrecida Burkina Faso, los medios han tenido más interés en reportar sobre los sucesos previos a la elección de octubre, aunque la televisión nacional transmitió algunos segmentos sobre el Live 8 en su noticiero del mediodía del domingo.

En Nigeria, cuarto de máquinas de la economía de Africa occidental, se habló más de la cancelación de la deuda de 20 mil millones de dólares con el Club de París antes de la cumbre del G-8 que de los conciertos.

Los dos principales periódicos de Kenia estaban atiborrados de política interna. La cabeza principal del Sunday Standard era "Por qué nuestros legisladores son los más perezosos del continente", mientras el Sunday Nation llevaba una nota sobre divisiones en los principales partidos de oposición. El concierto Live 8 estaba enterrado al fondo de las páginas de asuntos extranjeros, donde aparecen notas sobre lugares lejanos y personas extrañas.

The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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