Usted está aquí: martes 5 de julio de 2005 Sociedad y Justicia En AL también quieren matrimonio homosexual

En AL también quieren matrimonio homosexual

Confían gays y lesbianas en que la nueva ley española cause efecto dominó en esta región

AFP

Madrid, 4 de julio. La ley que autoriza el matrimonio homosexual con derecho de adopción, que entró hoy en vigor en España, marcará un camino en América Latina, confían gays y lesbianas de ambos lados del Atlántico, pero será lento, pues muchos países de la región aún castigan la unión entre personas del mismo sexo.

"España va a influir mucho en nuestros países, aunque allá habrá cambios poco a poco", estimó aquí John Jairo Romero Munevar, activista colombiano por los derechos de gays, lesbianas y transexuales.

España se convirtió la semana pasada en el tercer país, detrás de Holanda y Bélgica, que autoriza el casamiento entre personas del mismo sexo y el octavo en otorgarles el derecho de adopción. Canadá está a punto de ser el cuarto.

Según John Jairo, militante de la asociación Lambda, la cual empezará a trabajar en una campaña de promoción por el derecho a la igualdad en Latinoamérica, "hay que empezar a hablar, sin perder el objetivo final, que es la igualdad de derechos de las parejas".

Para que el debate prospere, considera que la Iglesia católica debe "modernizarse" para dejar atrás "tantos años de atraso" y emprender "un camino hacia la igualdad".

En su opinión, el peso en la región lo tiene Brasil, pues "es uno de los países más importantes, porque el colectivo gay es numeroso y es una fuerza activa. Si allí se logra, los demás países caerán por efecto dominó", según el colombiano de 40 años, quien debió abandonar su país perseguido por su orientación sexual.

La ley española fue aprobada el jueves pasado por 187 diputados de izquierda, nacionalistas y regionalistas, y rechazada por 147 del Partido Popular (PP, derecha), el cual en estos meses ha tenido el respaldo del Episcopado español y de entidades conservadoras.

"Si España lo ha conseguido, cuando hace 30 años vivía en la dictadura y 80 por ciento de la población estaba en contra del matrimonio homosexual, ¿por qué no lo puede conseguir algún país de América Latina, que inclusive tiene democracias más antiguas?", se preguntó Carmen Hernández, presidenta de Lambda.

Carmen analiza los ataques de grupos conservadores y recuerda que cuando se pedía el voto de la mujer o el reconocimiento de los derechos de los negros en Estados Unidos también había gente en contra.

"En democracia no hay privilegios, hay derechos", manifiesta esta canaria de unos 30 años, que descarta que la nueva ley provoque una llegada numerosa de gays y lesbianas de América Latina para casarse en España. "Más que atraer gente, animará a creer que es posible lograrlo", afirma.

Así también lo cree Mariana Urueña, argentina de 33 años que se casará "muy pronto" con su pareja vasca y que además está en proceso de inseminación artificial. "Esto era impensable, sobre todo quienes venimos de otras latitudes", afirma antes de declararse convencida de que "este proceso de normalización es imparable".

Karla Inzunza, mexicana de 26 años, es muy optimista sobre el eco que esta legislación pueda tener del otro lado del océano. "Creo que puede pasar algo parecido en América Latina. Holanda y Bélgica no son modelos porque son vistos como países más libertinos, pero España sí, pues tenemos la idea de que es un país muy conservador y religioso", afirma.

Aunque ahora no tiene pareja, Karla se casaría "para gozar de los derechos del matrimonio" y no "por conveniencia", como ocurrirá en muchos casos.

La ley de matrimonio homosexual atañe de forma sustantiva al artículo 44 del Código Civil, que ahora reconoce que el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando los contrayentes sean del mismo o diferente sexo. Otros 13 artículos sustituyen la distinción "hombre-mujer" por el genérico "cónyuge".

"Los derechos son exactamente los mismos", aseguró Beatriz Gimeno, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.

El cónyuge extranjero puede pedir la nacionalidad española con un año de residencia legal y continuada en España luego de su matrimonio, estipula el artículo 22 del Código Civil.

En América Latina, donde según la Comisión Española del Ayuda al Refugiado más de una veintena de países castigan la homosexualidad, el camino parece largo.

Tan sólo Argentina, Chile, Guatemala, México, Uruguay y Venezuela respaldaron en abril pasado un documento de la ONU que calificaba de "indigno" que se toleren violaciones a los derechos humanos por la "orientación sexual".

 
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