Usted está aquí: martes 5 de julio de 2005 Política Prevalecen corrupción, pobreza y violencia, acusa el Episcopado

Censura que el desempleo y la pérdida de poder adquisitivo afecten a vastos sectores

Prevalecen corrupción, pobreza y violencia, acusa el Episcopado

Advierte que las ganancias del narcotráfico superan ya las de "las más grandes empresas"

ALMA E. MUÑOZ

Ampliar la imagen Al centro aparecen los obispos Juan Sandoval I�ez y Carlos Aguiar Retes, al t�ino de la sesi�e ayer de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en Lago de Guadalupe FOTO Roberto Garc�Ortiz Foto: Roberto Garc�Ortiz

En la apertura de su 79 asamblea general, los obispos de México condenaron la inseguridad y corrupción que prevalecen "como peste malsana y crónica" en el país, y advirtieron que existe una "carga de amargas frustraciones y sufrimientos" de amplios grupos de la sociedad mexicana.

El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), José Guadalupe Martín Rábago, lo definió así: "Viven, pero tirados por el camino de la historia; sufren golpes y heridas que los tienen en dolorosa postración".

Manifestó que una herida que permanece abierta es el "deterioro de la capacidad adquisitiva de la mayoría de las personas, la falta de empleos bien remunerados, lo cual genera migración de amplios sectores de la población; la caída de la calidad de vida, especialmente de las clases me-dias, y su paulatina disolución como grupo".

Ante más de cien prelados que dieron su aprobación al texto preparado previamente, el obispo de León presentó un recuento sobre lo que consideró los males más evidentes que aquejan al país:

"Uno de los más visibles es la violencia en sus diferentes formas: la violencia criminal que por robo o por venganza ensangrenta nuestras calles y nuestras casas, provocando temor e inseguridad. La violencia causada a la vida que nace, y que se convierte en agresión contra quienes carecen de voz y de defensa."

También, abundó, "nos afecta una enfermedad que como peste malsana y crónica vicia el aire que respiramos: me refiero a la corrupción, que destruye el tejido social y, degradándolo, se enriquece de su descomposición. La corrupción de los que se organizan impunemente para robar, extorsionar o secuestrar personas. La corrupción que ejercen quienes se apropian de los dineros que son de todos valiéndose de trampas administrativas de todo género.

"Además vemos con indignación y dolor la acción criminal de quienes especulan con la droga y de ella obtienen ganancias inmensas, superiores a las de las más grandes empresas productivas", añadió.

Lo que consideró una somera, pero "dramática descripción de algunas de las heridas que padece nuestro pueblo" servirá de punto de referencia para renovar y actualizar la organización estructural de la CEM, en busca de responder mejor a los retos de evangelización y a las necesidades que presenta cada una de las diócesis del país.

De lo contrario, precisó el obispo Martín Rábago, tendríamos que preguntarnos si no estamos imitando a "aquellos profesionales del culto, el levita y el sacerdote, que viendo al hombre tirado y medio muerto dieron un rodeo y siguieron su camino. O ¿no estaremos desviando la mirada para dirigirla, tal vez con narcisismo, sobre nosotros mismos?"

Insistió en que en estos momentos la Iglesia requiere de instrumentos bien calibrados para proporcionar una ayuda eficaz; para evitar, como escribió en un mensaje a propósito el nuncio apostólico, Giuseppe Bertello, "formas de esclerosis, eventuales bloqueos en el dinamismo pastoral o la burocratización del Episcopado mexicano". El presidente de la CEM mencionó que son urgentes algunos cambios, porque de lo contrario algunas acciones episcopales resultarían obsoletas e inapropiadas. "Podemos constatar que muchas posibilidades apostólicas se frustraron cuando faltó la capacidad de respuestas nuevas, imaginativas y audaces para hacer la adaptación a las estructuras en uso", recordó.

"La novedad de los tiempos que nos toca vivir, la rapidez con que se producen los cambios, la complejidad de los fenómenos culturales y su interrelación nos confirman el dicho evangélico 'a vino nuevo, odre nuevo'. Como administradores fatigados y faltos de esperanza no tenemos ningún futuro", sentenció.

De acuerdo con el texto del nuncio Bertello, el cual se dio a conocer en la apertura de los trabajos, que comenzaron ayer y seguirán hasta el próximo viernes en las instalaciones de la CEM en Lago de Guadalupe, Cuautitlán Izcalli, estado de México, las nuevas propuestas incidirán en que se reduzca el número de comisiones episcopales, al pasar de 26 a nueve, según acuerdo alcanzado en noviembre anterior.

Además se buscará que los arzobispos fomenten nuevas formas de colaboración entre las diócesis, evitando la dispersión de acciones y fortaleciendo las relaciones con los presbíteros, para estar más cercanos a ellos y ayudarles cuando se encuentren en crisis, duden de su vocación o falten a sus deberes.

Por otro lado, a la una de la tarde de ayer el Consejo de la Presidencia de la CEM se reunió con John Harvey, fundador del Apostolado de la Iglesia Católica para la Atención Pastoral de Personas Homosexuales, quien les planteó su programa de trabajo.

El obispo Rábago expuso en entrevista que el Episcopado mexicano no se comprometió a nada ni recibió una petición de apoyo del sacerdote, pero dijo que cada jerarca católico decidirá si está dispuesto a atender sus solicitudes para cumplir con su misión de "reconvertir" a gays.

En estudio, la beatificación de la madre de Marcial Maciel

Por otra parte, en su página de Internet los Legionarios de Cristo difundieron que la Congregación Pontificia para la Causa de los Santos estudia el proceso de beatificación de Maura Degollado Guízar, madre del fundador de la orden, Marcial Maciel Degollado, actualmente investigado por la Congregación Pontificia para la Doctrina de la Fe por presuntos abusos sexuales contra menores.

Según la orden, el 4 de enero de 1995 el entonces obispo de Tlalnepantla Manuel Pérez-Gil firmó el decreto de apertura canónica. El 24 de noviembre de 2000 el Vaticano otorgó el decreto de validez del proceso diocesano.

A "mamá" Maurita, como la llaman, le adjudican milagros después de su muerte, en 1977, como la curación de un infante de siete meses con cuadros infecciosos severos, luego de que un sacerdote legionario indujo a la familia a rezar a una imagen de la señora, en Santiago de Chile.

 
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