Usted está aquí: lunes 4 de julio de 2005 Economía Se fermenta guerra por el vino entre EU y Europa

Se fermenta guerra por el vino entre EU y Europa

Desavenencias en pláticas comerciales; amaga Washington con aplicar la Ley de Bioterrorismo

ABIGAIL TOWNSEND THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Los productores europeos de vino se han visto golpeados por la creciente popularidad de productos de otras regiones de mundo, los cuales son m�baratos, pero no de buena calidad FOTO AP Foto: AP

Una guerra comercial está a punto de estallar entre Estados Unidos y Europa por el vino. La Oficina de Representantes de Comercio de Estados Unidos y la Comisión Europea (CE) intentan llegar a un nuevo acuerdo que estipule lo que los países tolerarán unos de otros. El tratado expiró hace dos años, pero la comisión concedió a Washington una dispensa para dar tiempo a ambas partes a lograr un nuevo pacto.

Sin embargo, la CE se muestra reticente a aceptar una serie de prácticas estadunidenses. La semana pasada, durante una reunión de un comité especial agrícola, se expresaron preocupaciones en tres áreas: métodos de producción del vino, indicadores geográficos y contenido alcohólico.

Los procesos vinícolas estadunidenses difieren de los europeos en varios aspectos. La Unión Europea (UE) está preocupada, por ejemplo, por la práctica estadunidense de agregar agua al mosto -el jugo sin fermentar extraído de la uva- y la de adicionar astillas de roble a las barricas para acelerar el proceso de añejamiento. En Europa el vino se añeja en barricas de roble, sin añadir astillas, durante un periodo más largo.

También hay discrepancias en torno al uso del lenguaje, ya que varios integrantes de la UE desaprueban la utilización de palabras como vintage (añejo) particularmente cuando se emplea para describir al oporto, y cuando estadunidenses denominan sus vinos con el término francés chateau.

También hay disputas por las regiones geográficas como la de Champagne, y marcas que están asociadas con países específicos, entre ellos Tokaji, en Hungría, y Retsina, en Grecia.

Por su parte, Estados Unidos se siente frustrado con las pláticas, que, según reportes, deberán concluir a mediados de julio. Después de esa fecha reforzará la aplicación de la Ley de Bioterrorismo, si es que no se ha llegado a un acuerdo satisfactorio. Dicha medida cubre las importaciones de todos los alimentos y bebidas.

Washington cree que la postura de la CE viola reglas de la Organización Mundial de Comercio. También está en desacuerdo con los indicadores geográficos que obligan a que sólo los alimentos o bebidas fabricados en áreas específicas -como en el caso del jamón de Parma o el vino de Champagne- usen las denominaciones de origen.

Un vocero de la Oficina de Representantes de Comercio de Estados Unidos rechazó que se haya fijado el 15 de julio como la fecha para concluir negociaciones, si bien admitió que esperaba que las discusión terminaran "lo más pronto posible". Agregó que "no hemos ratificado la Ley de Bioterrorismo", pero declinó abundar sobre el tema.

Un portavoz del área de agricultura de la CE evadió hablar sobre las conversaciones, pero confirmó: "pensamos que el mejor resultado para la UE y Estados Unidos es un acuerdo vinícola. Hay temas muy difíciles, pero somos optimistas en que habrá un resultado satisfactorio".

Estados Unidos tiene hoy en día el mercado de bebidas de mayor crecimiento en el mundo, pues la demanda tanto de espirituosas como de vinos comienza a sobrepasar la de cerveza.

Cualquier sanción golpeará duramente a Europa. Los productores franceses de vino enfrentan un momento especialmente difícil, y en fechas recientes ha habido un torrente de protestas por la caída en los precios al mayoreo y una saturación de vinos baratos y de mala calidad en el mercado .

Además, la fuerza del euro ha afectado al vino del viejo continente, que también ha sufrido por la creciente popularidad de los productos de otras zonas del mundo. Estos vinos, de Estados Unidos, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia, han atraído una nueva generación de bebedores que optan por marcas fácilmente reconocibles, en vez de enfocarse en variedades de uva y regiones.

Algunas de las más grandes compañías vinícolas del mundo construyen importantes carteras de marca. El año pasado, el grupo estadunidense Constellation Brands compró Robert Mondavi, la respetada vinatera californiana, por mil millones de dólares.

Se espera que Diageo le compre a Pernod Ricard la vinatera neozelandesa Montana, luego de haber concretado la adquisición de una filial de Domecq.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.