Usted está aquí: lunes 4 de julio de 2005 Estados Abandonado por la dirigencia, Mendoza Ayala acepta derrota

El PAN acabó más dividido que nunca en el estado

Abandonado por la dirigencia, Mendoza Ayala acepta derrota

SILVIA CHAVEZ, ISRAEL DAVILA Y ALONSO URRUTIA CORRESPONSALES Y ENVIADO

Ampliar la imagen El panista Rub�Mendoza Ayala durante las votaciones de ayer, en las cuales se confirm� ca� en las preferencias electorales, como apuntaban diversas encuestas FOTO Agencia MVT Foto: Agencia MVT

Tlalnepantla, Mex.3 de julio. Separados, como siempre estuvieron en la campaña, aunque se empeñaran en ocultarlo, el candidato de la coalición PAN-Convergencia, Rubén Mendoza Ayala, y la dirigencia estatal, encabezada por Francisco Gárate, reconocieron anoche la derrota. Se confirmó así el desplome de una fórmula que arrancó el proceso con siete puntos de delantera y que al cierre de esta edición tenía una desventaja de 21 puntos porcentuales.

Concluía así una jornada llena de contradicciones e incertidumbre sobre el paradero del candidato panista -que no votó sino hasta pasadas las 14 horas-; de ausencia total del dirigente nacional, Manuel Espino, y con la resaca del fracasado mitin presidencial de la víspera. Pasadas las 21 horas, Mendoza Ayala anunciaba, con visible cambio de discurso, que personalmente no impugnará los resultados, sino que la decisión será del PAN: "No se puede soslayar que la ciudadanía así lo aceptó y si así quieren a su país, será su responsabilidad histórica y de futuras generaciones aceptar sus consecuencias".

El derrotado candidato panista llegó a las ocho de la noche a un conocido hotel de esta localidad, donde el PRI había instalado su oficina regional de prensa. Afuera improvisó una conferencia y leyó un escrito de dos cuartillas en el cual discrepaba de los resultados. No obstante, declaró: "Sé que sólo a los ciudadanos corresponde decidir; siempre seré respetuoso, antes que nada, del sentir ciudadano, del derecho y de la legalidad. Sé que aún estamos en el primitivismo político".

Llamó a los medios a dar más altura al debate político, pues "por desgracia" en muchos no fue así. Dos cuartillas redactadas a mano para exhortar al próximo gobernador a cambiar "en lo que no podemos estar de acuerdo: engañar al país. No estoy de acuerdo con los métodos, pero la ciudadanía así lo aceptó".

En Naucalpan, Gárate leyó otro comunicado para deplorar las fallas en el proceso nunca subsanadas por el Instituto Electoral del Estado de México, que no "pudo frenar el activismo faccioso del gobierno estatal, convertido en máquina electoral del PRI", con un descarado dispendio de recursos que sobrepasó los topes de campaña. Ello no impidió reconocer que la campaña de su partido tuvo "problemas tácticos" que impidieron la victoria.

¿Dónde está el candidato?

Se acercaba la hora de la comida y nadie, ni siquiera su coordinador de campaña, José Sigona, podía dar razón de Mendoza Ayala: "No sé y la verdad me tiene sin cuidado", respondió ante la insistencia -en la rueda de prensa- para conocer su paradero, pues a esa hora ni a votar se había presentado. Presagio de la debacle y confirmación de su desplome, que ya anunciaban todas las encuestas.

Acompañado únicamente por su chofer, el candidato de la alianza PAN-Convergencia llegó alrededor de las 14:30 horas a emitir su voto en la casilla 4979, del fraccionamiento Valle Dorado. Largas horas de espera habían ya acumulado interrogantes que no contestó. Ni una sola palabra del candidato; se extrañaban las frases retadoras y los desplantes de la campaña.

Esta vez ni su inseparable madre, Ber-tha Ayala de Mendoza, lo acompañó a sufragar. Tenía una sonrisa forzada. Menos de seis minutos permaneció en la casilla. Y así, con la rapidez con que llegó se fue.

Muy temprano las señales de tormenta afloraban. Ni en el comité directivo estatal ni en la delegación del CEN en el estado había una versión oficial sobre el paradero del candidato. Se sabía que apenas la noche anterior había llegado de Cancún en vuelo privado al aeropuerto internacional de Toluca, acompañado de jóvenes colaboradores de su campaña.

El horario del voto del candidato nunca se hizo público, acaso porque ni siquiera su equipo cercano lo conocía.

Algunos vecinos señalaron que Mendoza Ayala debió cumplir con su cambio de domicilio, pues en Oslo 126, en Valle Dorado, habitaba un familiar y el abanderado tenía su residencia en Atizapán de Zaragoza. "La casa de Oslo fue la que habitó cuando era joven", dijo un residente.

La ausencia en Toluca de Manuel Espino, dirigente nacional panista, era otro signo de la derrota anticipada cuando apenas era mediodía. Se desataron entonces confusiones y contradicciones: en rueda de prensa convocada en la sede de la delegación del CEN en el estado se anunciaba la presencia del líder panista, que finalmente no apareció. Lejos quedó aquel día en el cual se ufanaba de que mentarle la madre a un priísta no era algo inmoral.

Gárate anunció al mediodía que la elección debía ser anulada porque 40 por ciento de los funcionarios de casilla no se presentaron a cumplir su encomienda -según datos de su partido-, era suficiente para que los comicios fueran cancelados en los tribunales.

En tanto, pasada la hora de la comida, la sede del CEN del PAN en Toluca se había vaciado. Al anochecer la crisis era inocultable. La dirigencia panista y Mendoza Ayala terminaron más divididos que nunca. El candidato panista, de orígenes priístas, perdió la contienda.

 
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