Editorial
Exigen al G-8 hacer más para reducir la pobreza
El día de ayer se llevó a cabo una jornada de protesta contra la pobreza mundial. Cerca de un cuarto de millón de personas provenientes de los cinco continentes se congregaron en Edimburgo, Escocia, para exigir al Grupo de los Ocho (G-8, los siete países más ricos del mundo más Rusia, que realizará entre el 6 y 8 de julio su cumbre anual en Gleneagles, unos 70 kilómetros al norte de Edimburgo) medidas concretas para condonar la deuda externa de los países pobres y acabar con la pobreza en todo el planeta. Simultáneamente, decenas de artistas participaron en el Live 8, conciertos celebrados en Filadelfia, París, Londres, Moscú, Tokio, Johannesburgo y Toronto para presionar a los líderes mundiales en este sentido.
Las estadísticas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) son reveladoras de la magnitud de la pobreza. Actualmente hay más de mil 200 millones de personas que sobreviven con menos de un dólar al día; 54 países son más pobres ahora de lo que eran en 1990; mil millones de personas están desempleadas o subempleadas; 245 millones de menores de edad trabajan para subsistir; 860 millones de adultos son analfabetos, y 114 millones de niños no acuden a la escuela. Asimismo, cada día 24 mil personas mueren de hambre y 8 mil 200 fallecen a causa del sida. En América Latina hay unos 100 millones que perciben menos de un dólar al día. La situación es especialmente preocupante en el sur de Africa: por ejemplo, en Etiopía cada año mueren 300 mil niños por desnutrición. Estas cifras tan alarmantes han generado advertencias por parte de la ONU. La Organización Mundial de la Salud afirmó que si las tendencias actuales persisten, las naciones pobres no podrán cumplir con las Metas del Milenio de reducir la pobreza a la mitad para 2015. En este sentido, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, señaló que los altos precios del crudo son uno de los principales obstáculos para alcanzar las Metas del Milenio.
El caso del petróleo es ilustrativo. Hay que recordar que el G-8 condonó, a mediados de junio, la deuda de los 18 países más pobres del mundo, la cual asciende a 40 mil millones de dólares y que obligaba a cada nación a pagar mil millones anuales durante los próximos 15 años. Pero esta cancelación sirve de poco: un informe de la Agencia Internacional de Energía revela que esas naciones pagan el día de hoy 10 mil 500 millones de dólares en importación de hidrocarburos. Y lo peor de todo es que si el precio del crudo se mantiene por arriba de los 55 dólares por barril, esa cifra se duplicará hasta los 20 mil millones. Por tanto, esas naciones seguirán padeciendo una sangría de sus recursos a pesar de la iniciativa del G-8, la cual tenía como objetivo que los 18 países destinaran las sumas millonarias que antes desembolsaban para pagar la deuda, al desarrollo de sus pueblos.
De esta manera, queda claro que las medidas adoptadas por el G-8 para resolver este grave problema han sido insuficientes y que se debe hacer más si se quiere acabar con la pobreza mundial. Como declaró el cardenal de escocés Keith O'Brien, en el ámbito de las protestas: "la pobreza en medio de la abundancia (de las naciones industrializadas) es una barbarie, y nosotros no queremos ser cómplices de una barbarie". En este contexto, expertos afirman que se necesita al menos un incremento a la ayuda oficial al desarrollo de 50 mil millones de dólares al año para alcanzar las Metas del Milenio, una minucia comparada con lo que cuesta la "guerra contra el terrorismo" emprendida por Estados Unidos.