Usted está aquí: sábado 2 de julio de 2005 Política Propongo usar el potencial peligroso de la democracia

Entrevista a BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS, SOCIOLOGO PORTUGUES

Propongo usar el potencial peligroso de la democracia

En México hay energía "para impedir que te silencien"

Entre los extremos que constituyen la posición democrática y la apuesta conservadora en el mundo, el intelectual europeo opina: "me rehúso totalmente a decir que no hay alternativas para la situación actual, pero estoy muy consciente de las dificultades que deben enfrentarse"

MIGUEL ANGEL VELAZQUEZ

Ampliar la imagen El entrevistado durante la charla con La Jornada FOTO Luis Humberto Gonz�z Foto: Luis Humberto Gonz�z

La sentencia es radicalizar la democracia. "La gente que está en la mierda, que está muriendo, que no sabe si va a vivir mañana, ésa no puede ser escéptica, tiene que luchar por algo; si tiene hambre tiene que buscar algo. Yo estoy buscando algo también en la basura de la teoría democrática, algo como una metáfora que nos pueda servir para alimentarnos. Tenemos que hacer una revolución por dentro; tenemos que hacer que el mundo sea cada vez menos confortable para el capitalismo global."

Habla Boaventura de Sousa Santos, uno de los sociólogos más influyentes en Europa y el más importante de Portugal. Se confiesa un optimista trágico: "Me rehúso totalmente a decir que no hay alternativas para la situación actual, pero estoy muy consciente de las dificultades que deben enfrentarse. Veo salidas, las tengo que ver, porque el escepticismo es un lujo de las clases medias, de los intelectuales.

"Para mí, la democracia que tenemos hoy es la manera más legítima del Estado débil, flaco, el que el neoliberalismo quiere, y que es un Estado en el que la sociedad no interviene para que las fuerzas del mercado puedan actuar libremente en un marco legal."

La palabra de De Sousa Santos es fuerte, indignada, pero en ningún momento muestra desesperación ni la lanza resignado. "Hay ahora poderosos actores sociales y económicos que violan los derechos humanos, que te pueden contaminar el agua, destruir el ambiente, que te pueden torturar. Hay grupos paramilitares como en Colombia, o en Brasil, donde hay trabajo de esclavos y a esto yo le llamo despotismo social, es decir, no es producido por el Estado, es producto de su complicidad con los organismos privados, y entonces lo que sale de ahí es una democracia que restringe el espacio público al político, que vacía al espacio político de las luchas político-ideológicas y que deja que el poder social embista a la sociedad de una manera salvaje, no regulada, porque la liberalización de la economía, lo que se ha dado en llamar la desregulación, se da, exactamente, para que este poder salvaje siga cada vez más fuerte. O sea, si no se invierte este proceso, caminamos hacia sociedades que son políticamente democráticas, pero socialmente fascistas.

-¿Pero entonces, cómo hacer menos confortable el desarrollo de ese capitalismo salvaje?

-Durante mucho tiempo, hasta el siglo xix, la democracia fue un régimen proscrito porque es muy peligroso. Mi idea es aprovechar todo ese potencial peligroso que tiene la democracia para crear horizontes poscapitalistas que no necesariamente se llamarían socialistas, pienso que en este momento es necesario otro sistema.

"El hecho es que la gente ha tomado la democracia en serio, es decir, la idea de que nosotros nos podemos manifestar, que podemos luchar por nuestros presidentes y que podemos echarlos porque no son fieles al mandato que ejercen y para el que fueron electos. Hay un potencial contrahegemónico que no puede venir de los partidos, porque éstos, dentro de la política, deben ser presionados desde afuera.

"En un país como México, te diría, hay movimientos sociales muy fuertes, hay una alianza nacional, una potencialidad donde la gente indígena logró una articulación nacional del movimiento, y si se logró es que hay una presión muy fuerte sobre el sistema político. No se trata de derrumbarlo, es realmente para obligarlo a cumplir lo que está escrito en la Constitución y en los proyectos electorales de sus partidos.

"Este país es tan desigual como otras naciones latinoamericanas, porque es el modelo neoliberal el que se está aplicando. Sin embargo, hay energía en el pueblo para luchar más, para una lucha democrática radical, para impedir que te silencien cuando tú quieres hablar, cuando tú quieres demostrar tus cosas y tus aspiraciones. Esas ideas en las manos del pueblo son muy peligrosas, y esas ideas son las que hay que rescatar."

-Sí, pero, ¿cómo articular la lucha para hacer menos confortable el desarrollo capitalista?, insisto.

-Hay un horizonte poscapitalista, pero no sabemos bien lo que puede ser; una cosa es segura: el criterio es que si tú haces que en un país, donde una multinacional quiere invertir, se debe enfrentar a muchas dificultades porque el pueblo no permite las privatizaciones, como ha ocurrido en Bolivia y Uruguay, y como la lucha que tenemos que dar ahora contra la Organización Mundial de Comercio, que quiere transformar la educación en mercancía, porque según la agencia financiera Merrill Lynch es uno de los mercados más rentables del futuro.

-Está claro que la sociedad avanza en la búsqueda de nuevas formas contrahegemónicas, pero también la derecha está renovándose. En muchas partes del mundo se da como agotado al sistema neoliberal, pero la derecha sigue actuante, en busca de nuevas formas de sojuzgamiento.

-La derecha está actuando de una manera muy peligrosa. Está creando otro tipo de estado de excepción, de emergencia, un estado de sitio. Trata de criminalizar la protesta social que en este momento está en un proceso global, pero que se le quiere situar dentro de la lucha contra el terrorismo, o la lucha contra el narcotráfico. Se está criminalizando toda la protesta a escala mundial. Las condiciones que impone el Banco Mundial no son simplemente a la liberalización de la economía y el ajuste estructural, también pretende que se promulguen leyes antiterroristas para vincularlas estrechamente con la ayuda que se presta a los países más pobres.

"Entonces, en los países donde las libertades democráticas ya son muy restringidas, se están creando mecanismos para que sea cada vez más difícil la manifestación de la protesta legal. Se está ilegalizando la protesta política, este es un mecanismo que va emergiendo.

"El marco de la lucha política pacífica se está restringiendo, y entonces uno se pregunta: ¿caminamos hacia otra fase de lucha política armada? No lo sé, lo que digo es que el Foro Social Mundial te dice en la carta de principios que toda lucha política legal e ilegal es legítima, pero no la armada. Yo digo que caminamos hacia nuevos contextos de contienda política ilegal; se están restringiendo los límites, las posibilidades de la lucha pacífica que se está ilegalizando; entonces caminamos hacia una tercera situación que es la lucha ilegal pero no violenta, estoy seguro de que cada vez más tenemos que ir a la desobediencia civil y otras formas de protesta que son ilegales pero no necesariamente violentas, pueden ser violentas contra la propiedad, pero no contra las personas.

"Podemos tener muchos partidos, gobiernos de centroizquierda, pero el gobierno mundial de las multinacionales, del Banco Mundial, está dominado por la derecha, por la derecha totalmente autoritaria y salvaje. Por eso, tienes razón, la derecha ha tomado sus medidas. No se puede pensar que todo esto de lo que estamos hablando le ha pasado inadvertido; conoce lo que está pasando y pienso que por eso intentaron neutralizar el Foro Social Mundial, cambiando la naturaleza del Foro Económico en Davos, donde los textos ahora parecen escritos por la gente más revolucionaria del mundo.

"Está a punto de descubrirse un nuevo pensamiento con mucha riqueza, un pensamiento contrahegemónico, no estudiado en las universidades, con actores muy distintos. De manera que hay posibilidades de luz en contra de la hegemonía, del imperialismo. Pienso en una suerte de ingeniería emancipadora de la democracia, que es posible. Se trata de fuerzas políticas organizadas por el movimiento social, en lo que podemos llamar espacios públicos alternativos, porque no vienen de la política oficial, sino desde abajo, del pueblo."

-¿Y los partidos políticos?

-De eso vamos a hablar.

 
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