Usted está aquí: viernes 1 de julio de 2005 Política Ausente de los pueblos, la resistencia zapatista se mueve y se transforma

Las comunidades hablan, mas no se muestran, y su vacío repercute en el comercio

Ausente de los pueblos, la resistencia zapatista se mueve y se transforma

Militares y policías aún no se reponen del ajetreo provocado por la alerta roja

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Ampliar la imagen En la comunidad de Yibeljoj, Chiapas, una mujer tzotzil realiza sus labores cotidianas produciendo hilo que despu�ser�tilizado por trabajadores zapatistas para confeccionar artesan� FOTO Jos�arlo Gonz�z Foto: Jos�arlo Gonz�z

Ejido Morelia, Chis., 30 de junio. Con el resguardo de sus estructuras de gobierno autónomo, las bases de apoyo zapatistas hacen pesar su ausencia generalizada mientras sigue transcurriendo la alerta roja que decretó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el 19 de junio en todos sus territorios. Los caracoles, las casas de los concejos municipales y las escuelas, que son los espacios públicos de la autonomía, permanecen cerrados.

A la vez, los indígenas rebeldes permanecen en sus comunidades, sin viajar a ciudades como Altamirano, donde el transporte público y los comercios resienten su ausencia. Esos zapatistas que en círculos gubernamentales y académicos gustan dar por inexistentes, cuando dejan de salir crean un vacío que se nota, del mismo modo que en el debate político nacional lo han hecho sus silencios.

Pronto serán dos semanas que el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General (CCRI-CG) del EZLN ha tomado la palabra de diversas formas, hasta llegar a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, donde se anuncian los próximos pasos del movimiento rebelde.

Los pueblos zapatistas hablan, mas no se muestran. La consulta interna que realizaron con esa discreción profunda que hicieron famosa desde 1994, mostró este junio una faceta desconocida. El caracol Torbellino de nuestras palabras, cerrado y solitario, da una nueva lección. Así como las juntas de buen gobierno son escuelas de aprendizaje para gobernar al alcance de quien sea, las sedes físicas de las estructuras de gobierno pueden ser móviles ("trashumantes", las llama el CCRI-CG en esta hora). Si el ejercicio del gobierno no recae en una persona (y menos un "profesional" de la política), sus oficinas pueden estar en todas partes dentro de los territorios donde "el pueblo manda y el gobierno obedece", como dicen los letreros en caracoles, caminos y pueblos.

La clínica autónoma funciona fuera del caracol, en el poblado de Morelia, pues los servicios de salud zapatistas no se han suspendido ni cambiaron de lugar. Como tampoco se movieron los cafetales ni las milpas. Ni las casas. La autonomía es una forma de vida que se construye sin interrupción. Sin ella resultaría inexplicable la durabilidad de su resistencia.

El nerviosismo que provocó la alerta roja zapatista permanece en las cabeceras municipales gubernamentales y en las bases castrenses. El cuartel de la 31 Zona Militar en Rancho Nuevo no se repone y continúa el ajetreo de vehículos con tropa visibles y constantes; oficialmente, se trata de entrenamientos. El cuartel del Ejército federal en Altamirano aprovechó la coyuntura para colocar una garita, de momento sin uso, que permitirá controlar el tránsito hacia Comitán. De hecho ya la ocupa, casi oculta, una guardia de soldados.

Las policías municipales patrullan excepcionalmente Ocosingo, Chilón y Altamirano, como ya se vio en San Andrés. Y la policía sectorial efectúa grandes operativos de vigilancia en los tramos de carreteras aledaños a San Cristóbal de las Casas y Comitán.

Curiosamente, y no obstante los anuncios del gobierno chiapaneco, este enviado sigue viendo desocupados los campamentos de la policía en los Altos (Chamula, Caté y Chenalhó, cuando menos). Es posible que el motivo siga siendo la alerta roja zapatista, la cual no se ha levantado a pesar de repetidas versiones en contrario.

Los riesgos avizorados por el CCRI-CG del EZLN al anunciar su nueva etapa son palpables. La siempre negada guerra de baja intensidad se mantiene en sus diversas modalidades, si bien la "política social" y sus programas también parecen afectados por la alerta. La persistencia del gobierno federal en anunciar que en Chiapas reina la "normalidad", sólo puede ser vista como eufemismo de que la contrainsurgencia prosigue su marcha "normal".

El comportamiento actual de las comunidades zapatistas demuestra que la resistencia se mueve y transforma, se defiende de esa "normalidad" tan amenazante que les impone el gobierno federal.

 
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